𝐕𝐈

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𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐬𝐢𝐱
i'm going back home

Al escuchar la voz de la azafata a través de los altavoces, los nervios que sentía anteriormente volvieron con más intensidad. Tenía bastante miedo al no saber cómo podía reaccionar mi familia y amigos al saber de mi regreso a Barcelona, y, sobre todo, no sabía cómo iba a reaccionar Pablo.

—¿Te ayudo? —preguntó un chico detrás de mí al ver que tenía un poco de problemas con mi maleta.

—Por favor— agradecida, seguí el paso hacia mi destino.

La casa de mis padres.

Al llegar a la casa de mis padres, me invadió una mezcla de emociones. Por un lado, la familiaridad y la calidez del hogar de mi infancia me reconfortaban, pero por otro, la incertidumbre y el temor al enfrentar a quienes tanto quería tras mi largo viaje y mi ausencia sin previo aviso.

Al entrar, fui recibida con alegría y sorpresa. Mi familia no esperaba mi regreso tan pronto y su reacción fue de felicidad y alivio al verme sana y salva. Sin embargo, en medio de los abrazos y las preguntas sobre mi viaje, noté que algo faltaba: Pablo.

—¿Y Pablo? —preguntó mi madre, notando mi expresión de búsqueda.

—No lo sé. Aún no he tenido la oportunidad de hablar con él— respondí, sintiendo cómo la preocupación se apoderaba de nuevo de mí.

Decidí salir al jardín trasero, un lugar que siempre había sido mi refugio, para intentar tranquilizarme y pensar en cómo enfrentar la conversación con Pablo. Mientras caminaba por el jardín, recordaba los momentos felices que había vivido allí y me di cuenta de que, pase lo que pase, Barcelona siempre sería mi hogar, con o sin Pablo a mi lado.

Mientras contemplaba el paisaje familiar del jardín, escuché pasos acercándose. Era Pablo. Su presencia me llenó de emociones encontradas. Quería correr hacia él y abrazarlo, pero a la vez, sentía miedo de su reacción.

—Carla, ¿eres tú? —preguntó, con voz cautelosa, como si no estuviera seguro de lo que veía.

—Sí, soy yo. He vuelto —respondí, sin poder ocultar la emoción en mi voz.

Se acercó lentamente, como evaluando la situación. Me miró fijamente por un momento que pareció eterno, y luego, sin decir una palabra, me abrazó con fuerza. Todos mis miedos y dudas se desvanecieron en ese abrazo. Sabía que las cosas no serían fáciles, pero también sabía que juntos podríamos superarlo.

—Te he echado tanto de menos, Carla —susurró, rompiendo el silencio.

—Yo también te he echado de menos, Pablo. Ha sido difícil, pero estoy de vuelta —respondí, sintiendo un nudo en la garganta.

Nos quedamos abrazados un largo rato, disfrutando de la calma del momento. Sabía que teníamos mucho de qué hablar, pero por ahora, solo quería estar allí, en sus brazos, sintiendo que por fin estaba en casa.

Pablo y yo nos sentamos en un banco del jardín, rodeados por el perfume de las flores y el suave murmullo de la brisa. Hablamos durante horas, poniéndonos al día sobre nuestras vidas durante mi ausencia.

Le conté sobre mi experiencia en Inglaterra, cómo había extrañado Barcelona y a él cada día que estuve fuera. Pablo, a su vez, me habló sobre su carrera como futbolista, los desafíos que había enfrentado y cómo había sentido mi ausencia en cada partido.

—Carla, lo siento mucho. No debí alejarme tanto. Te extrañé más de lo que puedo expresar con palabras —dijo, mirándome a los ojos con sinceridad.

—Yo también te extrañé, Pablo. Pero entiendo que tenías tus propias luchas y desafíos. Lo importante es que estamos juntos de nuevo —respondí, poniendo mi mano sobre la suya.

Pablo se había distanciado porque los comentarios malintencionados sobre nuestra relación lo habían afectado profundamente. Temía que su carrera y mi salud se vieran afectadas si continuábamos juntos. A pesar de que intenté convencerlo de lo contrario, de que nuestro amor era más fuerte que cualquier chisme, Pablo decidió alejarse para protegernos a ambos.

Mi partida a Inglaterra fue abrupta, una decisión tomada en medio de la confusión y el dolor. Durante meses, luché contra los comentarios y la ausencia de Pablo, anhelando regresar a Barcelona y recuperar lo que habíamos perdido. Ahora que estaba de vuelta, entendía sus motivos pero sabía que debíamos enfrentar juntos las adversidades que se presentaran. Nuestro amor era real y valía la pena luchar por él.

Decidimos dejar el pasado atrás y comenzar de nuevo. Sabíamos que no sería fácil, que habría obstáculos en el camino, pero estábamos dispuestos a enfrentarlos juntos. Barcelona nos ofrecía una nueva oportunidad para construir algo sólido y duradero, y esta vez, estábamos determinados a no dejarla pasar. Juntos, miramos hacia el futuro, llenos de esperanza y amor.














































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𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒

pablo gavi
by gesvanie

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒, 𝗽𝗮𝗯𝗹𝗼 𝗴𝗮𝘃𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora