𝐈𝐕

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𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐟𝐨𝐮𝐫
united forever

En el estudio de televisión, todo brillaba con los colores del club de fútbol de Pablo. Se preparaba para una entrevista especial, y yo estaba ahí, a su lado, sintiendo un inmenso orgullo por todo lo que había logrado. Antes de que empezara, me acerqué a él, tomando sus manos con ternura, deseándole todo lo mejor.

—Estoy muy orgullosa de ti, Pablo. Sé que vas a brillar en esta entrevista. Tu historia es hermosa y merece ser compartida con el mundo —le dije, mirándolo con cariño.

Sus ojos se encontraron con los míos, y en ese momento supe que mi apoyo significaba todo para él. Me abrazó, sintiendo el amor y la fuerza que siempre encontraba en mí.

—Gracias, Sofi. Tu apoyo significa todo para mí. Te amo —me dijo, llenándome por completo de felicidad.

Luego, llegó el momento de la entrevista. Pablo, con una mezcla de curiosidad y anticipación, se acomodó en su silla mientras el entrevistador, Carlos, le daba la bienvenida con una sonrisa cálida y comenzó a hacerle preguntas sobre su vida, no solo como futbolista, sino también como persona.

—Bienvenido, Pablo. Gracias por estar aquí con nosotros hoy —dijo Carlos, estrechándole la mano.

—Gracias a vosotros por invitarme. Es un placer estar aquí —respondió Pablo, relajándose en su asiento.

—Hoy tenemos algo especial para ti. Queremos hacer un recorrido por tu vida, pero no solo como futbolista, sino también como persona. ¿Estás listo para un viaje al pasado? —preguntó Carlos, con un brillo de anticipación en los ojos.

Pablo asintió, intrigado.

—Sí, estoy listo. Vamos a ello.

La pantalla detrás de Carlos se iluminó y comenzó a mostrar una serie de fotos. La primera imagen era de Pablo y una niña pequeña, yo, ambos de unos cinco años, jugando en un parque.

—Esta es la primera imagen que queremos mostrarte. ¿La reconoces? —preguntó Carlos.

Pablo sonrió ampliamente al ver la foto.

—Sí, claro. Ese soy yo con Sofía. Éramos vecinos y crecimos juntos. Siempre jugábamos en ese parque.

La siguiente foto nos mostraba a Pablo y a mí en nuestro primer día de escuela, con mochilas enormes y sonrisas desdentadas.

—¿Qué recuerdas de tu primer día de escuela? —preguntó Carlos.

—Recuerdo que estaba muy nervioso, pero tener a Sofía conmigo lo hacía todo más fácil. Siempre estuvimos juntos, en las buenas y en las malas —dijo Pablo, con una mirada nostálgica.

La pantalla continuó mostrando imágenes de nosotros creciendo: en partidos de fútbol juvenil, en fiestas de cumpleaños, y en excursiones escolares. La amistad de ambos se fortalecía con cada foto que pasaba. Cada imagen que veíamos me recordaba lo especial que era nuestra amistad, cómo habíamos crecido juntos y cómo habíamos encontrado el amor el uno en el otro. Pablo siempre había sido mi roca, mi apoyo incondicional, y escucharlo hablar de nuestro amor me llenaba de alegría y gratitud.

Luego, apareció una foto de nosotros en la adolescencia, en un partido importante donde Pablo estaba levantando un trofeo y yo permanecía a su lado, aplaudiendo con entusiasmo.

—Este fue uno de mis momentos favoritos. Ganamos el campeonato juvenil, y Sofía siempre estuvo ahí para apoyarme —dijo Pablo, con orgullo.

Carlos sonrió y mostró una foto más reciente, de Pablo y yo en una cena, vestidos elegantemente, mirándonos con cariño.

—¿Cuándo se dieron cuenta de que eran más que amigos? —preguntó Carlos.

Pablo se rió, un poco sonrojado.

—Fue durante el último año de secundaria. Siempre habíamos sido inseparables, pero de repente, me di cuenta de que mis sentimientos por Sofía habían cambiado. No era solo mi mejor amiga, era la persona con la que quería estar siempre. Le confesé mis sentimientos, y para mi sorpresa, ella sentía lo mismo.

La siguiente foto era de nosotros un mes después de habernos confirmado como pareja oficial, en una playa, tomados de la mano y riendo bajo el sol.

—Esa foto es de nuestras primeras vacaciones juntos como novios. Fue un momento muy especial —dijo Pablo, sonriendo ampliamente.

Carlos mostró la última imagen, una foto reciente de Pablo y yo en un partido, conmigo animando al equipo desde las gradas y Pablo levantando su pulgar hacia mí desde la cancha con una sonrisa reluciente en su rostro.

—¿Cómo ha influido Sofía en tu carrera? —preguntó Carlos.

—Sofía ha sido mi roca. Su apoyo incondicional y amor me han dado la fuerza para seguir adelante, incluso en los momentos más difíciles. Es increíble tener a alguien que te conoce tan bien y que siempre está ahí para ti —respondió Pablo, con sinceridad.

Carlos se volvió hacia la cámara y luego a Pablo.

—Pablo, gracias por compartir estos momentos tan personales con nosotros. Es evidente que tu relación con Sofía es muy especial, y estamos agradecidos de haber podido conocer más sobre ella.

Pablo asintió, agradecido por la oportunidad de recordar y compartir su historia.

—Gracias a ustedes por permitirme revivir estos recuerdos. Ha sido un viaje increíble —dijo, con una sonrisa cálida.

La entrevista terminó con aplausos del equipo y un abrazo entre Carlos y Pablo. Mientras las luces del estudio se atenuaban y el bullicio comenzaba a calmarse, me acerqué a Pablo con una enorme sonrisa en el rostro. La emoción y el orgullo me llenaban el corazón.

—Pablo, estuviste increíble —le dije, envolviéndolo en un abrazo. Pude sentir cómo se relajaba en mis brazos, dejando escapar un suspiro de alivio y satisfacción.

—Gracias, Sofi. No lo habría logrado sin ti. Tenerte a mi lado significa el mundo para mí —respondió, mirándome con una intensidad que siempre lograba hacerme sentir especial.

Le sonreí, mis ojos llenos de amor y admiración. —Verte compartir nuestra historia me hizo recordar cuánto hemos pasado juntos. Estoy muy orgullosa de ti, de lo que has logrado y de la persona en la que te has convertido.

Pablo me tomó las manos y las llevó a sus labios, besándolas suavemente. —Todo lo que soy, lo soy gracias a ti. Te amo, Sofi.

Sentí una oleada de emoción y gratitud mientras nuestras miradas se encontraban. En ese momento, supe que no importaban los desafíos que pudiéramos enfrentar, siempre tendríamos el uno al otro. Nuestro amor era fuerte, y juntos, éramos invencibles.

—Te amo, Pablo —respondí, con una sonrisa radiante. Nos abrazamos de nuevo, sintiendo la conexión y el amor que siempre nos había unido.

A medida que el equipo comenzaba a recoger el set, nos quedamos un momento más, disfrutando de la quietud y la paz que solo nuestra compañía podía brindar. La entrevista había sido un éxito, pero lo más importante era que nos teníamos el uno al otro, y eso era lo que realmente contaba.

Mientras salíamos del estudio, de la mano, supe que no importaba lo que el futuro nos deparara. Siempre tendríamos nuestra historia, nuestro amor y el apoyo incondicional que nos habíamos brindado desde el principio. Y con eso, sabíamos que podíamos enfrentar cualquier cosa juntos.














































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𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒

pablo gavi
by gesvanie

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒, 𝗽𝗮𝗯𝗹𝗼 𝗴𝗮𝘃𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora