CAPÍTULO 12

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[Keo]

Llevo veinte minutos ahí afuera y temo que la señora Ruha se haya ido justo cuando llegué. Caminando se hace casi una hora, sin alternativa de poder pedir un taxi no me quedaba otra opción. Tengo la bufanda hasta la nariz, hoy no vengo buscando personas en sus ulimos días y no quisiera causar algun alboroto. Sólo estoy de pie cruzando la calle, observando la puerta principal.

Me sorprendió encontrarme a la señora Ruha, pero después me resultó bastante triste. Las pocas veces que la vi, tenía las marcas del cansancio en sus ojos, medio dormidos. Y no era para menos, Kunhi nos contaba que muchas veces se quedaba a trabajar horas extras e inlcuso las hacia también en sus días de descanso. Sé que criaba sola a Kunhí, su rostro te lo decía sin necesidad de que alguién te lo dijera. Pero su cara ya no es la de un cansancio del día a día de una oficina, sino el de una vida que cada vez la ha tratado peor, con vacíos que ahora nada puede llenar.

Veo a la señora Ruha salir del hospital, mira a la distancia y corre a la acera deteniendo otra vez un taxi.

—¿Podría llevarme al parque central? — la alcanzo a escuchar, mejor comienzo el camino que me haré otra hora.

El taxi se aleja en la dirección que llegó y yo voy detrás. Me bajo la bufanda para que no se vea sospechoso, el día es frio, pero no tanto como para llevar bufanda, a menos que seas yo, cualquier pisca de viento ya me resulta molesta en las orejas y la boca.

Cuando el taxi ha dado vuelta corro buscando acortar lo mas posible, debo llegar antes de que se marche, no puedo perder de nuevo la oportunidad de ayudar a alguien en esta situación.

Dejo de correr cuando estoy tan cerca del parque, no hay mucha gente y distingo a la señora Ruha rapidamente, está sentada en una banca. Mira a la distancia en una sola dirección, esta esperando a alguien.

Yo me acerco a una banca detrás de la suya, podría ser arriegado, pero el arbusto de bugambilias que las divide ayudará a que no me distinga, necesito saber a donde irá ahora en caso de que vuelva a tomar un coche. Me siento y puedo escuchar mi corazón desbocado por tanto agetreo para llegar aquí a tiempo. De reojo veo a la señora Ruha se levanta, pienso que está por irse, sin embargo llega una mujer a abrazarla y ahora toman asiento juntas. Miro hacia al frente simulando que tambien busco a alguien.

—¿Llevas mucho tiempo esperandome?

—No, no mucho.

—Menos mal —dice y se escucha una sonrisa en sus palabras — ¿Pasa algo —murmura — ¿Por qué querias verme?

—Nada en especial, sólo queria que platicaramos, ya casi no vas a visitarme.

Un silencio aparece entre ellas.

—Oh si, disculpame, he estado ocupada con los niños... — su última palabra fue un susurro, como si fuese una palabra prohibida que tarde recordó que lo era. — ¿Cómo has estado?

—Bien

—¿Segura? Tú casi nunca me llamas.

—Sí. Queria verte, eso es todo. Vengo de visitar a mamá.

—¿En serio? Que bien, me imagino que le dio mucho gusto verte. Me habría encantado ir contigo y que nos viera a las dos...

—Si, a mi tambien.

Otro silencio. Entiendo que son hermanas, pero parecen conocidas de sencundaria que se ven por primera vez en años.

—¿En serio estás bien?

Una llamada entrante desde el telefono de la hermana las interrumpe y atiende enseguida. Al cabo de unos segundos dice:

—¿Vomitó? —exclama, giro un poco la cabeza y la veo ponerse de pie — voy enseguida, estoy cerca — suelta un suspiro —. Perdoname, Ruha, me dijeron que el niño... — otra vez.

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⏰ Última actualización: May 21 ⏰

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𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 𝐃𝐄𝐀𝐓𝐇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora