CAPITULO 7

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[Saen]

Los maullidos de Makiato me despiertan. Se da cuenta que porfin he abierto los ojos y sube a mi cama acompañado de sus ronroneos. Ya ni siquiera me lo pregunto, no quiere cariños, solamente tiene hambre.

Salgo de mi cama en busca de su plato de comida, no está a un lado de la puerta como siempre, pero lo encuentro debajo de la mesa y me agacho a tomarlo. Cuando come empuja el plato con la cabeza y muchas veces termina paseandose sin darse cuenta al estar tan ocupado cazando las croquetas.

Makiato a llegado de nuevo a frotar su pelaje contra mí y sus ronroneos me llevan al día anterior, cuando lo vi en brazos de Keo. Es extraño, Makiato no es un gato agresivo, pero tampoco muy cariñoso, pocas han sido las veces que se comporta así con Hikō o conmigo, es raro que haya actuado de esa manera con un desconocido.

Gateo hacia atrás con el plato de Makiato en la mano y comienzo a levantarme hasta que siento un fuerte golpe, miro hacia arriba y me doy cuenta que aún me faltaba un poco más para salir. El dolor recorre toda mi cabeza, llevo mi mano hacia la sutura y siento algo; sangre. Me muevo hacia hasta estar más que segura de que ahora si he salido lo suficiente, le lleno su plato a Makiato y voy al baño.

Me duele. Siento como si punzara.

Limpio mi mano con un poco de agua y escucho el tono de mi teléfono.

—¿Sí? Hola Hikō.

Me pregunta cómo me siento y yo no respondo. Quiero decirle una mentira piadosa y evitarle preocupaciones cuando no ha sucedido nada grave, pero pienso demasiado mi respuesta.

—¿Saen, estás bien? —repite.

—Sí... Sólo que cabado de darme un pequeño golpe con la mesa —respondo tocando de nuevo mi cabeza y siento algo de sangre de nuevo. Le explico cómo pasó y me dice:

—Toma un taxi y ve al hospital, yo pasaré por ti más tarde.

—No creo que sea para tanto. No te...

—No está de más que vayas al hospital, Saen. —su voz se esucha más fuerte de lo normal, parece darse cuenta de ello porque ha guardado silencio un momento —No pierdes nada y así nos aseguramos que todo esté bien.

Lo dijo como si fuese la tercera vez que lo pide y es ignorado. Y sólo ahora entiendo que tal vez, Hikō pudo decirle algo así a su amigo.

La voz de Keo resuena en mi cabeza "Hikō fue a quien más le afectó". Hikō no es protector porque esa sea su personalidad, esa parte de suya se sembró en él cuando su amigo murió.

—Ve con la doctora que te hizo la sutura, por favor Saen.

Hikō no necesitaba más palabras para sacarme de mi terquedad, yo ya había comenzado a buscar una alguna sudadera con gorro. Afuera estaba lloviendo, no era una fuerte, pero parecía que sería constante.

Le hago saber a Hikō que me iré inmediatamente y él se despide, no sin antes decirme nuevamente que él irá por mí. Tomo mi paraguas, me coloco el gorro con cuidado de no rozar la sutura con el borde y salgo del apartamento.

🌷

—Todo está bien, señorita Yuu —me dice la doctora tomando asiento frente a mí— no tiene que preocuparse, pero procure cuidarse de más golpes así. Por más pequeños que sean pueden volverse algo muy grave, no dejaran sanar la herida y podría complicar su sanación — escribe algo en una nota y me da el papel —puedes ponerte esta pomada para que cicatrice mejor.

Tomo el papel y asiento colocándome el gorro nuevamente mientras se escuchca una voz por los altavoces, es una enfermera que llama a la doctora, me dice que puedo irme y sale de la habitación.

𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 𝐃𝐄𝐀𝐓𝐇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora