Capítulo 17

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—Zoro. —llamó Nami por lo bajo al espadachín. Había entrado en el salón principal de aquel edificio, donde se habían reunido varias veces, y había encontrado el vicecapitán dormitando en una silla frente a una botella de licor.— Zoro, despierta. —volvió a zarandearle.

El susodicho no despertó hasta que el puño de Nami golpeó con insistencia su cabeza. Zoro, quejoso, se sobó la cabeza con una mano, mientras que, adormilado, observaba como Nami cogía asiento justo a su lado y le daba un largo sorbo a su botella de licor.

—No te he dado permiso. —dijo este, acomodándose en la silla.

—Calla, hombre. —dijo la navegante asqueada, volviendo a dejar la botella en la mesa.— Quiero irme ya de aquí. ¿Tú no?

—Para que te voy a mentir. —dijo Zoro cruzándose de brazos mientras que resoplaba— Solo hemos tenido problemas. Espero que Luffy se digne hoy a dejar la isla.

—Creo que es su intención, pero aún quedamos por hacernos amiguitos de la loca esa, tú, Ussop, Robin y yo.

—¿Y qué con eso?

—Que he hablado en el desayuno con Luffy, y dice que hasta que no hagamos lo que ordenó no nos vamos.

—No puede ser cierto... No me jodas. —se quejó el espadachín.

—No quiero ser amiga de esa maniaca. —bufó Nami, sorbiendo de nuevo el licor.— Es una hija de puta. Se cree que somos todos igual de tontos que Luffy y que vamos a confiar en ella o algo así. Esa esconde algo. Seguramente nos degolle mientras durmamos.

—Yo tampoco me fio de ella. Yo creo que hay algo que Luffy no nos cuenta. —Nami le pasó la botella al espadachín y este bebió con gusto.— ¿Les a caído bien a los demás?

Nami se tomó su tiempo para contestar.

—Chopper dice que es bastante lista y paciente; Brook dice que tiene talento; Franky dice que es ''guay y enrollada'' y Sanji... ese no ha sabido contestarme.

Zoro ladeó la cabeza, acompañado de una ceja alzada por la confusión.

—¿Qué esperas? Es Sanji. Se habrá quedado prendado, ¿o acaso no notaste que anoche no bajó ninguno de los dos a cenar?

Zoro escudriño los ojos, haciendo memoria, y así corroborar que lo que Nami decía era cierto.

—Esta va a ser nuestra perdición. —suspiró la pelirroja— Casi os mata y Luffy decide que se viene con nosotros. De verdad, a veces me dan ganas de tirarlo por la borda. —sollozó Nami, tapándose la cara con las manos.

Zoro asintió sin decir mucho más.

—¿Qué hacemos?

—¿Cómo? —Nami miró confusa a su compañero.

—Sí. ¿Qué hacemos? Yo no me voy quedar de brazos cruzados. Mira como me puso la cara. No voy a dejar que alguien como ella suba al Sunny.

—Tenemos que hacer que Luffy la odie.

Zoro y Nami, ambos, giraron al mismo tiempo la cabeza para ver a Ussop parado en el marco de la puerta. Su expresión era una mezcla de tristeza, ansiedad y miedo.

—¿Ussop?

—No quiero que alguien como ella nos acompañe. Si lo que habéis contado es cierto, entonces es un monstruo. Nami, ven conmigo, vamos a ''pasar nuestro tiempo'' con ella. Vamos a hacer que se moleste. No podrá hacernos nada, tiene las cadenas de kairoseki.

—¿Con qué fin? —espetó Zoro.

—Con el fin de que luego se reúna contigo.

—No digas gilipolleces.

𝕭𝖆𝖏𝖔 𝖑𝖆 𝖘𝖔𝖒𝖇𝖗𝖆 𝖉𝖊𝖑 𝖒𝖎𝖘𝖒𝖔 𝖆𝖗𝖇𝖔𝖑 (One PieceXReader/OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora