Su boca se cerró y enseguida la sangre del hombre comenzó a escurrir por los huecos de sus encías. O eso sería lo que hubiese ocurrido si Myrra hubiera cerrado la boca. Pero algo pareció impedírselo. Sanji también lo notó, pues él estaba esperando un daño que nunca llegó. Myrra soltó un jadeo, algo le tiraba desde atrás y no le dejaba cerrar la boca.
Sanji sintió entonces una liberación y el aire entrando a sus pulmones. Cayó de espaldas con un seco golpe que le sacó el aire, pero no le dio importancia. Le era más importante el haberse encontrado frente a él las piernas de la mujer. Levantó la mirada lentamente, diciéndole con los ojos cuán agradecido estaba. La miró como si fuese un ángel, pues para él en ese momento -más que en otras ocasiones-, ella definitivamente lo era.
Robin mantenía una mirada determinante -aunquen algo perpleja- sobre el Glicina. Ella tenía una extraña posición; sus manos parecían tirar de algo hacia atrás con todas sus fuerzas. Entonces Sanji viró los ojos hacia el monstruo y lo vio anclado en el sitio. Un montón de grandes brazos lo rodeaban y lo retenían con fuerza. Donde más extensiones había eran en su cabeza. Robin metía los clones de sus brazos en las fauces de la bestia, e infligiendose daño así misma, retenía sus mandíbulas.
Myrra sentía la presión en su boca, pero no veía que era lo que la retenía. En un fuerte arrebato se sacudió, intentando liberarse; pero Robin priorizó su fuerte prisión de manos.
Sanji le agradeció mientras se levantaba entre quejidos y se volvió a colocar en una posición ofensiva.Robin afianzó el agarre y grito de manera seca un "¡Clutch!", para que luego todos esos brazos se donalaram en todas direcciones, partiendo en varios trozos al monstruo/árbol, creando decenas de perturbadores crujidos, como si fueran huesos.
Myrra no se quejó, pues no lo sentía. Pero ahora, a vista de todos, no era más que un montón de ramas rotas y un tronco astillado. Permaneció en silencio, quería engañarles.
Robin deshizo sus manos y todos los trozos de los que el Glicina se componía, calleron súbitamente al suelo.
-¿Esta cosa es el Glicina? -preguntó Robin, que se había dado la vuelta para ir a ver al cocinero malherido.
-Todo apunta a que sí. -dijo este escudriñando la mirada en el montón de ramas, no se creía que se hubiera acabado tan pronto. Entonces miró a Robin, que lo miraba algo preocupada.- No te preocupes querida, estoy bien. ¡Todo gracias a ti, mi precioso ángel! -y abrió los brazos para envolver en un abrazo a Robin.
La chica, con una sonrisa aliviada, esquivó el acto, feliz porque el rubio siguiera como siempre. Sanji no tardó en recomponerse. Se acercó cojeando de una pierna al montón de madera y le dió varias patadas. Escudriñó los ojos y frunció el ceño.
-No puede haber sido tan fácil.
-¿A qué te refieres?
-Cada vez que le golpeaba, se regeneraba. No es por quitarte mérito, querida, pero... Es que ahora es difícil de creer. -dijo, manteniendo la vista fija en los restos de madera y sacando de su bolsillo su mechero de dorados detalles. Se agachó y encendió la llama, para luego acercarla a uno de los montones de madera.
Enseguida el Glicina prendió fuego, ardió en vivas llamas, y Sanji y Robin lo miraban espectantes.
Myrra aguantó. Sentía el fuego comerle lo que ahora era su piel, pero se aguantó, necesitaba que se dieran la vuelta.
Y así lo hicieron. Sanji asintió en silencio, mientras se daba la vuelta y caminaba cojo hacia Robin. Está le cogió de un brazo y le puso una mano en la espalda para ayudarle.
-Vamos a la cabaña, dentro hay un sofá y chimenea. -le alentó la mujer.
Myrra los miró impasibles, viendo cómo se alejaban entre las llamas. Entonces, en completo silencio, hizo por todo su cuerpo deslizarse la misma hiedra venenosa anterior, que amainó las flemas de su cuerpo, ahora negro ceniza. La corteza que la recubría se regeneró y todas sus piezas volvieron a su sitio. Todo en un sepulcrar silencio.
Cuando estuvo de nuevo de pie, no dudó un segundo. Se abalanzó sobre Sanji y Robin, extendiendo sus manos como garras.
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𝕭𝖆𝖏𝖔 𝖑𝖆 𝖘𝖔𝖒𝖇𝖗𝖆 𝖉𝖊𝖑 𝖒𝖎𝖘𝖒𝖔 𝖆𝖗𝖇𝖔𝖑 (One PieceXReader/OC)
PertualanganTras salvar la isla Gyojin y emerger al Nuevo Mundo, la tripulación de los Sombreo de Paja está en busca de una nueva isla y una nueva aventura. Sin embargo, antes de poner rumbo, el carpintero, Franky, le pide a su capitán hacer un pequeño desvío h...