Sostenla

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Todo continua, en modo automático. En parte estoy inmersa en mi mente y en parte mi cuerpo sigue funcionando con la rutina del día. Todo lo que se es que trato de no pensar mucho. Pensar me hiere, y ya e sido lo suficiente herida.

—Hey lobita ¿me escuchas? — me pregunto a lo cual levanto la mirada y es Lianna.

—¿Cómo me llamaste? — pregunto a lo que ella hace una mueca borrando levemente su sonrisa.

—Lobita ¿Te molesta? — se nota que parece asustada de mi reacción pero solo es mi ánimo decaído mostrándose ante ella.

—Esta bien Lianna, solo se me hizo raro — la tranquilizo.

—Oh okay, solo quería darte mis papas fritas — dice ofreciéndomelas mientras ella sigue comiendo su hamburguesa.

—No gracias — contesto empujándolas de nuevo hacia ella —No tengo hambre.

—Pero no has comida nada hoy Nadine

¡No quiero! ¿Vale?

Al levantarle la voz hace que se quede congelada. Asiente y pero ahora se ve molesta conmigo.

—Perdóname, es solo que- — intento disculparme.

—Esta bien, no es un buen día para ti.

—Exactamente— le respondo aliviada.

—Entonces tienes que acompañarme a caminar

—¿A dónde? — pregunto viéndola con mas detenimiento dejando de jugar con la tela de mi uniforme.

—Al bosque, hay un camino que podemos seguir — me señala

—Mmm paso, ahí me encontré ese cuerpo de la mujer

—Ah tienes razón, es primera vez que comentas lo que paso.

—No voy a hablar de eso

—Me imagine que dirías eso, entonces vamos a la biblioteca es un lugar callado.

Acepto su invitación. La espero que termine de comer y la sigo. Estar con Lianna me resulta mucho menos estresante, normalmente no soporto estar con alguien pero ella irradia esa luz que me induce un tipo de calma muy tenue y que si no prestas atención no lo notarias. Es solo que también y notada cierta oscuridad en sus ojos, oculta bajo esa melena rosada, la chica ruda y feliz que se muestra no parece tan brillante cuando la miro a los ojos.

La sigo a uno de los pasillo en el que hasta el fondo nos conduce a una gran puerta de madera y cuando ella la abre mis ojos encuentran una gran biblioteca repleta de libros por todas la paredes. No hay ni una sola alma dentro, hay tanto silencio que siento que el ruido de mi cabeza también se apacigua.

—Es... Es muy

—Callado, lo se. Eso es lo que me gusta casi nadie le gusta venir aquí — dice ella.

—Iba a decir hermoso — digo acercándome a las estanterías revisando los títulos. Y creo encontrar una sección favorita. Mitología y brujería.

—Me alegra que te guste lobita, ahora ya no es mi espacio, es nuestro espacio — alardea Lianna caminando a trotes por los pasillos. Tomo uno de los libros y me siento empezando a hojear las paginas buscando algo llamativo —Tengo que irme a clase de autocontrol ¿te veo luego? — me pregunto a lo que le levanto el pulgar y ella sale contenta.

No se cuantos minutos pasan pero me inmerso en el tema de plantas venenosas y curativas que no me doy cuenta alguien mas entro a la biblioteca. Yo que pensaba que este lugar iba a ser un lugar seguro.

—¿Qué estas leyendo conejita? — su voz me sobresalta que casi caigo al suelo. Kieran está detrás mío pero otras manos me quitan el libro de las manos, el lame botas de Vincent.

—Herbolaria, yo pensé que seria una victima mas interesante — comenta Vicente hojeando el libro.

—Devuélveme el maldito libro — intento arrebatárselo peor lo levanta al aire y el mal nacido es mas alto.

—¿Por qué estabas aquí sola? — pregunta Kieran esta vez. Lo miro pero no digo ni una palabra, para que desperdiciar saliva si se que solo quiere jugar.

—Creo que un gato le comió la lengua hermano — se burla el rubio.

—Sostenla — ordena el peli negro. Trato de ser rápida pero de alguna manera me toman de la cintura pegándome a su pecho, y las manos de Vincent aprietan con fuerza, tanta fuerza que creo podrían dejar marca. Forcejeo pero mi rostro lo agarran otro par de manos obligándome a verlo a la cara —Quieta conejita.

—Hijo de puta

—Me gusta que seas ruda — trato de no rodar los ojos y evado su mirada viendo a un lado aunque tenga si respiración prácticamente combinándose con la mia —Cuéntame que estabas leyendo amor

—Jodete

—Se buena o en cambio — siento su mano pasar por mis hombros a mis pechos jugando con la curvatura enviado cosquillas aun que hay tela que separa su piel de la mia —tendremos que jugar sucio — eso me pone tensa pero mi cuerpo se altera aun mas cuando siento la mano de Vincent soltar mi cintura manteniendo la otra y bajándola a mi muslo donde ahí puede tocar piel gracias a la maldita falda. Trato de alejar mi pierna pero eso solo hace que me atraiga más a él riendo en mi oído —creo a mi amigo le interesa mucho el juego y te advierto que la verdad aun no se controlarlo.

—Me gusta como se retuerce — dice Vincent.

Kieran vuelve a verme con esos ojos verdes y vuelve a hacer la pregunta.

—¿Qué estabas leyendo conejita?

—Sobre Matalobos — contesto entre dientes intentando contener la ira que ahora quema mis venas. Pero mi respuesta parece sorprenderle por que levanta una ceja y vuelve a ver el libro que ahora esta reposando en la mesa.

—¿Intentas envenenarte o algo así amor?

—No pero si a ustedes dos, tal vez en una de su bebidas, nadie sabría quien fue — Vincent es el primero en reírse de mi broma, casi broma.

—Si fuera así, no nos lo hubieras dicho

—Cierto — confirmo aun pensando en la posibilidad.

—¿Entonces? — vuelve a preguntar, me irrita la curiosidad que tiene conmigo

—Solo leía que los lobos podemos acostumbrarnos al matalobos si ingiriéramos pequeñas cantidades — contesto honestamente. El se relame los labios y le da una mirada a su amigo que sigue a mis espaldas manteniéndome quieta y algo se comunican entre sus miradas por que lo siguiente que veo es una sonrisa de él, una en la que se ve guapo pero también hace que quiera salir corriendo.

Lo siguiente que se es que su boca esta pegada a la mia, pensaría que es un beso pero no le correspondo ante el shock, el chupa mis labios unos segundos como si estuviera probando el sabor de ellos antes de enterrar sus dientes en mi labio inferior. Chillo de inmediato alejándolo como puedo.

El sabor a metal llega de inmediato junto al dolor palpitante.

—¡¿Qué rayos te paso lunático?! — grito.

—Mi mordida en tu labio solo me hace desearte más.





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Wolf AcademyWhere stories live. Discover now