Llegar a esta maldita academia fue mi primer error.
Dos chicos que me atormentan incluso mas que las pesadillas de mi pasado.
Ahora seré inculpada por los oscuros y perturbadores asesinatos ocurridos dentro de la academia desde mi llegada. Todo se c...
—Solo, solo estaba leyendo — dice viendo los papeles y a mi varias veces.
—Es mi expediente Lianna. ¡¿Quién dijo que podías leerlo?!
—¡Oye! No empieces a gritarme, jamás dijiste que no podía leerlo
—Es mi vida y es privado — la reprendo.
—... ¿Es enserio? — ahora me ve como si fuera una desconocida, pero la realidad es que siempre lo fuimos —Te puedo ayudar a ver los expedientes de otros por que soy tu amiga pero ¿no tengo permitido leer el tuyo?
—Nunca fuimos amigas — lo digo antes de si quiera haberlo pensado. Ahora ella se pone rígida, vuelve a ver el papel. Ese papel tiene mucho de mi que ni siquiera yo quiero ver por lo que mi sangre hierve al ver que ella se atrevió a ello.
—Eres una maldita perra — dice y tira el expediente a mis pies —una loca con control de ira que se atrevió a matar a su familia en un incendio y no pareces nada arrepentida de ello.
—Cállate
—Ya veo. Porque siempre tienes que estar sola, te odias por ello ¿no? — su mirada parece comprender algo cuando siendo las lagrimas en mis ojos —Eso es, no puedes con la culpa y dejas de comer como castigo, te encierras en tu mundo por que sabes que lo único que sabes es herir.
—¡Cállate! — la empujo a la pared, su pelo rosa se pega a su rostro pero sigue viéndome como si viera la versión mia mas extraña — tu no sabes nada y no tienes derecho a decirme algo como eso.
—Yo también sufro Nadine — me dice ahora mas relajada aun que tengo mis manos en su cuello —nunca me preguntaste por que estoy en esta academia, nunca te interesante en mi en absoluto así que, ya me quedo claro que no somos amigas.
Mis manos aflojan su agarre y ella las empuja. Me mira por ultima vez y se va. Dejándome sola en la oscura habitación. Mis manos tiemblan, mi respiración se atora en la garganta. Quiero golpear todo pero me enfoco en respirar, controlando la respiración lo mas que puedo. Me tiembla hasta el cuerpo que me siento débil y caigo sentada en el suelo sollozando, dejando las lagrimas salir.
Se siente liberador pero arde como la mierda. No había llorado desde esa noche. Donde perdí a mi familia, una familia de mierda. No me arrepiento de haber matado a mi padre y a mi tío. Pero si de haberlo perdido a él, mi hermano. Era el único rayo de luz en esa casa tan sobria. Él era la única razón por la cual yo luchaba. Era mi hermanito pequeño y por mas que quise protegerlo termine matándolo también.
Reprimo mi grito y veo mis manos a lo que noto que me enteré mis garras en mis palmas. Hay sangre salpicando el suelo.
Recuerdo la mirada de Aaron, cuando iba a dormirlo y aun que siempre tenia bolsas bajo sus ojos por su insomnio, me sonreía cada que volvía a él. Cuando dejaba que mi padre y mi tío me golpearan, me humillaran... y me violaran.
Tengo que ensartarme mis garras en los brazos para concentrarme en otro dolor. Me duele el cuello por la necesidad de gritar, mis lagrimas siguen cayendo como nunca. No se cuanto tiempo pasa pero las lagrimas se secan en mis mejillas dejando una sensación pegajosa.
Estuve viendo un punto fijo por un largo tiempo, disociándome por un largo rato. Ahora analizo la habitación y recojo todo los expedientes dejándolos donde estaban. Pero veo el nombre de Lianna.
Lianna Anderson
Fecha de nacimiento: 1 de marzo 2008, 16 años.
Extrovertida, amigable y claras señales de depresión, observadora, y muestra síntomas de bipolaridad pero puede ser descartado.
Su familia se alejó de ella luego que su hermana fue encontrada muerta, la culparon y la enviaron aquí por ello. Padres distantes, la pérdida de su hermana gemela es lo que más la atormenta culpándose por su muerte. Desarrollo una depresión clínica. Adicta a la nicotina en cigarro normal o cigarro electrónico como manera de manejar la ansiedad. Desea cuidar a los demás y que no sientan lo que ella oculta por dentro. Tiene cicatrices de autolesiones en el ante brazo y muslos.
Por el momento se ha controlado la autolesión pero sigue sin poder hablar de su hermana gemela.
Tenía una hermana gemela
Depresión
Ni siquiera tenia idea de las cicatrices pero ahora que lo piensa ahora entiendo por que siempre usa manga larga debajo del uniforme.
Ella tenía razón en algo. Nunca me interese en conocerla. Supongo por que en mi interior siempre espero que todos al final se alejen de mí.
Limpio la ultima lagrima que cae en mi mejilla y guardo todo. Limpio mi sangre con mi suéter y salgo directo al bosque. Empiezo a correr y correr, aun que mis músculos corro sin querer parar, queriendo despejar mi mente, dejar de pensar. Salir de la cárcel que se convirtió mi mente.
...
Cuando abro los ojos estoy acostada en el frio y húmedo suelo. Hay hojas en mi cabello y a amanecido. El bosque me rodea pero puedo escuchar que la academia no esta muy lejos. Me perdí tanto en mi furia anoche que me nublé. Me duelen los nudillos porque golpe un árbol y en algún momento en el que me senté quede dormida.
Me levanto con dolor en el cuerpo pero las heridas en mis palmas y brazos anoche sanaron. Analizo las pequeñas cicatrices que tengo en los nudillo, son viejas pero eso es lo único que no puede curar la licantropía. Nuestros momentos mas bajos, supongo que la madre luna prefiere que esos momentos estén marcados de por vida para recordar no hacerlo. Porque son las únicas cicatrices que quedan marcadas en nosotros y no puede curarse aun que dejen de doler.
Siento mi cuerpo débil pero camino hasta la academia donde ya todos los estudiantes están caminando a las clases y me quedan viendo sin ningún descaro mientras intento ignorarlos solo queriendo llegar a mi cuarto y bañarme.
Pero hay dos sujetos que se entrometen en mi camino. Levanto la vista a ellos, aun que estoy molesta no siento fuerzas para demostrarlo y trato de pasar al lado pero Kieran toma mi brazo. Me suelto y lo empujo.
—Jodete — digo.
—La conejita amaneció con el pie derecho. ¿Fuiste a comer césped pequeña? — me quita una rama del cabello pero golpeo su mano, no queriendo que me toque. No digo nada mas queriendo evitarlos —¿No vas a hablar? Seguro el confinamiento no te sentó bien.
Ahora si lo miro y siento la calidez en mis ojos de que están brillando en amarillo. Pero ante ello el solo sonríe. Aprieto mis puños y solo paso a su lado pero eso no era suficiente para el por que me vuelve a jalar del brazo y con su pie logra que me tropiece cayendo boca abajo al suelo.
Escucho las risas de todos alrededor. El sabor a metal en mi boca, se me reventó el labio por la caída. Vincent es el que me recoge para que vuelve a ver a Kieran. Este analiza mi labio, con su pulgar lo acaricia manchándolo de sangre.
—El juego empezó conejita, te dije que ibas a ser mi presa — dice para luego darle una señal a Vincent para que me suelte y se van los dos como si nada. Mi respiración esta irregular pero solo me limito en ir a mi habitación. Bañarme y recostarme en la cama.
Las clases pueden irse a la mierda
Solo quiero cerrar los ojos y no abrirlos más.
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