Llegar a esta maldita academia fue mi primer error.
Dos chicos que me atormentan incluso mas que las pesadillas de mi pasado.
Ahora seré inculpada por los oscuros y perturbadores asesinatos ocurridos dentro de la academia desde mi llegada. Todo se c...
—Tengo una buena y mala noticia — es lo primero que me dice el hombre mas repulsivo. Quiero decir maldito chupa pito del director.
—¿Son? — pregunto.
—Lo bueno es que un familiar biológico vino por ti — él me sonríe a lo que siento mi corazón se salta un latido y mi piel se vuelve helada.
—Pero eso es imposible
—Bueno ahí es la parte mala para ti, ¡Puedes pasar! — lo ultimo casi me hace temblar. Me hago un lado volteando a la puerta mientras mi mente maquina a mil por hora pensando que posibilidad de que un familiar perdido apareciera así de la nada. Pero claro, estaba equivocada.
Lo primero que identifico en su pelo castaño, luego llega el familiar aroma a whiskey barato. Me mira con su mirada azulada que en particular es lo único que tenemos en común el y yo.
—No.
—Que gusto volver a verte sobrina — me dice ahora caminando hacia a mi a lo que retrocedo. Puedo ver que en sus manos hay cicatrices muy evidentes de quemaduras severas que puedo apostar suben a sus brazos. Bueno eso me dice algo de que no estoy loca.
—Deberías estar muerto — logro articular.
—No nena, me dieron por muerto pero volví. Podemos volver a ser una familia.
—¿Tu y... yo?
—Así es
—No — me niego — no volveré contigo, quiero quedarme en la academia — mientras digo cada palabra siento el nudo en mi garganta a la vez que mis lagrimas resbalando por mis mejillas.
—El es tu tutor legalmente Nadine, tiene el derecho de regresarte a casa — dice el maldito director con unas sonrisa mientras me mira — Al menos que prefieras que te lleven por la fuerza — me amenaza mostrando a sus guardias en la puerta.
—Vamos pequeña, te acompañare a empacar si quieres — me dice mi tío Conrad.
Niego
—Yo... yo iré sola
No dudo en salir tratando de evitar mirarlo mientras sigo procesando todo lo que acaba de pasar hace unos minutos. Escucho como el se pone a hablar con el director como viejos amigos mientras me alejo.
Entro pateando mi habitación empezando a empacar solo lo necesario, intento respirar, controlar cada inhalada pero no se si estoy a punto de destruir todo en ira o tirarme a llorar. Es cuando escucho a Lianna entrar atrás de mí.
—¿Nadine que haces?
—Me tengo que ir — le contesto.
—¿Ir? ¿Ir a dónde?
—Me largo de aquí Lianna, me lleva mi tío —la volteo a ver y se que mira mis ojos rojos.
—¿Tu tío no estaba muerto? — pregunta a lo que solo asiento con la cabeza y ella se queda congelada en su sitio.
Se que probablemente no la vuelva a ver así que camino hacia ella y la jalo hacia a mi abrazándola con fuerza. Acerco mi boca a su oído empezando a susurra.
—Tienes que huir, destruye esta academia en cenizas si es necesario Lianna pero no dejes que te hagan daño prométemelo — le pido en voz baja. Cuando volvemos a vernos a la cara ella esta llorando y asiente con la cabeza. En un segundo su expresión cambia cuando me nota tensa viendo en su espalda. Se da media vuelta encontrándose con mi tío.
—Perdonen interrumpa su despedida, pero debemos irnos Nadine — declara actuando como si fuera una persona cariñosa.
Lianna mira a mi tío como si fuese un fantasma o algún bicho raro y venenoso. Le tomo sacándola de ese trance dándole una ultima mini sonrisa antes de ir por mi maleta verla por última vez y aceptando mi destino final.
En la salida esta su viejo auto, verlo me trae muchos recuerdos demasiados revueltos con emociones. El estúpido del director se despide de el y cuando me mira señala su reloj.
—Mañana a esta hora es el juicio de tu novio, por si estas dispuesta a verlo por ultima vez — la voz de el se vuelve tan irritante que se me pasan imágenes en cómo podría enterrarle mis garras de diferentes maneras pero las ignoro tirando la maleta dentro del auto.
En cuanto tío Conrad entra trae una inyección en sus dedos que no duda en inyectar en mi cuello.
Matalobos
—Es solo lo suficiente para sedarte sobrina no entres en pánico — me dice —Tenemos mucha diversión en adelante — se ríe.
Mi cuerpo se vuelve tan flácido que me es imposible mover si quiera un dedo. Solo escucho el sonido del auto moviéndose cuando caigo en completo sueño.
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