Olympia tenía la vida que siempre soñó, pero no sabía que eso pronto acabaría.
Al tener el corazón destrozado ella decide ir a estudiar a Francia dándose una nueva oportunidad para empezar, donde conocerá a Jack Ross que también tenia el corazón rot...
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No sabían cuántas horas pasaron encerrados en la habitación de Ross hablando y escribiendo las historias de Jack y Olympia. Los amigos decidieron empezar con la historia de Jack y Jen. Cada vez que él les contaba una parte de ella, Vivian la escribía rápidamente, Olympia la moldeaba para que quedara mejor y Ethan la revisaba y cambiaba algunas partes. Luego, Ross moldeaba aún más la historia para que Jen quedara exactamente como había sido toda su relación: una farsa.
Con Olympia no fue la excepción; ella moldeaba la historia para que Liliana, Gabriel y Stella quedaran como lo que realmente eran: los primeros, un par de idiotas, y la última, una psicópata manipuladora.
No sabían en qué momento Ross y Lía decidieron verter todo su rencor en sus respectivos guiones, pero lo hicieron. Ninguno de los dos pudo evitarlo. Cada palabra, cada frase, cada diálogo... destilaba rencor. Rencor por haberles roto el corazón de esa forma. Incluso Olympia llegó a pensar que se habían pasado, pero cambió de opinión cuando los cuatro le presentaron el proyecto al profesor y él asintió con la cabeza, encantado.
- Solo falta una cosa – comentó cuando lo hubo leído.
El grupo de amigos intercambió una mirada sin comprender a qué se refería el profesor.
- ¿El qué? – preguntó Viv.
- Los títulos – el profesor los miró por encima de las gafas. – ¿No tienen ninguno pensado?
Vivian se quedó en blanco al instante. Ethan solo parpadeó repetidas veces. Ninguno de los dos tenía alguna idea para los títulos de ambos guiones. Jack y Olympia lo supieron en cuanto miraron a sus amigos. Sin embargo, ambos sintieron que los títulos ya habían sido elegidos incluso antes de escribir las historias.
- El primero será Tres meses.
- ¡Perfecto! ¿Y el segundo?
- Sueños rotos.
El profesor los miró unos segundos, pensativo.
- "Tres meses" y "Sueños rotos" – murmuró, pensativo. – Sí. Están muy bien. Se los enseñaré a un amigo mío que... mhm... creo que podrían gustarle. Buen trabajo, chicos.
Dos semanas más tarde, Ross recibió la llamada que cambió todo; el amigo de su profesor, un productor importantísimo, estaba interesado en los guiones.
Claramente, la primera en enterarse de la noticia fue Olympia, quien no dudó en hacerle saber su punto de vista sobre el rodaje y los papeles principales.
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No sabían si estaban más entusiasmados él y Lía o Viv y Ethan. Viv empezó a chillar, emocionada, y a abrazarlos cuando Ross le contó que se iría de la escuela para empezar a grabar la película.
- ¡Ya eres oficialmente un director! – exclamó, entusiasmada, separándose para mirarlo. – ¡Sabía que lo conseguirías!
- No lo habría hecho sin ustedes – aseguró Ross, sonriendo.
- ¡Claro que lo habrías hecho! ¡No digas tonterías!
- No, Viv – le sujetó la cara con ambas manos. – No lo habría hecho sin ninguno de ustedes. Esta película no es solo mía, es de nosotros. Quiero que sean mis actores principales.
Ella se quedó mirándolo por lo que pareció una eternidad, pasmada.
- ¿Yo?
- Claro – sonrió. – Eres una de las mejores actrices que conozco – dijo, haciendo una clara referencia a Olympia.
- P-pero... no tengo experiencia y... Lía... ella...
- Yo tampoco tengo experiencia. Hacemos un buen equipo y...
- No te preocupes, Viv. Ross y yo lo hablamos y la verdad, no pienso interpretar a Jen o a mí misma en las películas, así que Ross y yo decidimos que tú serás la actriz principal en ambas películas – dijo Olympia mientras la abrazaba.
Rápidamente se empezó a ver la emoción en los ojos de Viv cuando sonrió, incrédula.
- ¿De verdad quieren que sea la actriz principal?
- Pues claro que lo queremos. Con suerte, quizá puedas hacer que tus padres dejen sus trabajos y disfruten un poco de la vida a tu costa – bromeó Ross.
A Vivian se le llenaron los ojos de lágrimas cuando Ross y Ethan se unieron al abrazo, sellando con eso un lindo momento que recordarían todas sus vidas.
El éxito de ambos guiones marcó un antes y un después en la vida de Ross y Olympia. Y a pesar de sus dudas iniciales, se dieron cuenta de que habían transformado su dolor y rencor en algo creativo y significativo.