XVIII. Hoy duermo en el sillón

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Desde aquella noche, Ross llegaba y me pedía que lo ayudara a bañarse (aunque yo hacía la mayor parte del trabajo) y yo aceptaba todas las veces

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Desde aquella noche, Ross llegaba y me pedía que lo ayudara a bañarse (aunque yo hacía la mayor parte del trabajo) y yo aceptaba todas las veces.

—Últimamente, bebes más de lo usual, ¿por qué? —pregunté.

—Lo sé... es... solo... —Se notaba a kilómetros que no quería responder mi pregunta, y yo no iba a seguir insistiendo con el tema.

—No tienes que responder si no quieres hacerlo.

Y, como ya era costumbre, el silencio reinó entre nosotros como pasaba cada vez que alguno de los dos no quería hablar. Empecé a lavar su cabello, intentando quitar los restos de lo que sea que le habían derramado en el cabello.

—¿Qué fue lo que le dijiste a esa chica para que hiciera esto con tu cabello?

—Nada que no fuera verdad.

—Ross.

—Que no la recordaba, juro que solo fue eso.

—Conociéndote, seguro se lo dijiste de la manera más cortante y fría que existe.

Después de intentar una vez más quitar lo pegajoso de su cabello, al fin lo logré.

Estaba recostada en la cama esperando a que Ross terminara de bañarse cuando sentí un movimiento a mis espaldas que delataba que Ross había tomado su lugar en la cama

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Estaba recostada en la cama esperando a que Ross terminara de bañarse cuando sentí un movimiento a mis espaldas que delataba que Ross había tomado su lugar en la cama. Estaba a punto de dormirme cuando Ross empezó a hablar.

—Estoy bebiendo más porque estoy demasiado estresado —dijo mientras jugaba con mi cabello.

—Te entiendo.

—No quiero volver, Lía. Todos los días le suplico a cualquier ser divino que cualquier cosa suceda para retrasar las grabaciones.

—Bueno, tienes dos o tres semanas más para tratar de relajarte.

—¿Olvidaste que mañana el productor decide si nos vamos o nos quedamos aquí?

—No lo olvidé. Esta mañana fui a hablar con el productor y lo convencí de que se grabaran primero las escenas de "Sueños rotos".

Una nueva oportunidad de amar |Jack RossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora