IV. El principio del fin

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Sentía que mi cabeza iba a explotar en cualquier momento

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Sentía que mi cabeza iba a explotar en cualquier momento.

Este no era mi cuarto. Tenía puesta una playera que no era mía y había alguien más en la cama. Mi vestido estaba en una silla al igual que mis tacones, aretes, pulsera y collar.

Por un momento mal pensé la situación, hasta que vi quién era la persona a mi lado.

¿Qué pasó anoche? ¿Por qué estaba durmiendo con él? ¿Fue él quien estaba conmigo en el baño?

Tenía tantas preguntas, pero todas parecían improbables.

Me levanté de la cama, tratando de no despertarlo. Tomé mi vestido y me fui a cambiar al baño. Una vez que me puse toda la joyería que llevaba puesta anoche, salí de su cuarto, no sin antes notar que eran las ocho de la mañana. Me iba a ir cuando noté la playera que él me había prestado.

Dudé por unos segundos si debería tomarla, pero al final lo hice. Había hecho bien en tomarla; apestaba a alcohol. Tendría que llevarla a una lavandería.

Solté un suspiro antes de cerrar la puerta e ir a mi cuarto a bañarme, cambiarme y de paso tomar un ibuprofeno.

Solté un suspiro antes de cerrar la puerta e ir a mi cuarto a bañarme, cambiarme y de paso tomar un ibuprofeno

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—Gracias por su compra, vuelva pronto.

Salí del local de comida italiana. Esperaba que la lasaña y el calzone que compré les gustaran. Aunque no lo sabría hasta llegar y que probaran mi intento de disculpa.

 Aunque no lo sabría hasta llegar y que probaran mi intento de disculpa

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Una nueva oportunidad de amar |Jack RossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora