CAPÍTULO OCHO

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Un escalofrío recorre cada fibra de mi ser, y al abrir los ojos, me doy cuenta de que estoy aún bajo la ducha, pero el agua que antes era fría ahora se ha vuelto cálida. Un intenso hormigueo recorre mi cuerpo mientras la extraña experiencia se desvanece lentamente. Una pregunta perspicaz se abre paso en mi mente: ¿Acaso estuve soñando despierta? La extraña sensación de haber perdido contacto con la realidad envuelve mis pensamientos, dejando un escalofrío aún más profundo que el que sentí en un principio.

El desconcierto se apodera de mí, y mientras el vapor del agua caliente se eleva alrededor, me invade una inquietud persistente. No puedo evitar reflexionar sobre la extraña y perturbadora sensación que me ha invadido en un momento tan inesperado, dando lugar a una incomodidad que se arraiga en mi mente.

La ducha sigue cayendo a mi alrededor, una prueba tangible de que, de alguna manera, aquello se sintió tan real. La sensación escalofriante no se desvanece fácilmente, mientras trato de comprender lo que acabo de experimentar un ensueño.

Suspiro pesadamente y salgo del agua.

Me envuelvo en la toalla y me dirijo el espejo. Veo mi reflejo, mi cara es un asco. —abro el grifo y me hecho agua helada en la cara —Vuelvo a ver mi reflejo y ahí esta la sombra...

*Me volteo aterrada, pero no hay nadie*

Suspiro aliviada al asegurar que la habitación está desierta, sin embargo, la duda persiste en mi mente. ¿Qué sucederá si realmente viene por Cameron? No puedo permitir que él resulte herido por mi culpa. Agarro la ropa que tenía y me la coloco velozmente tratando de mantener la calma pero sin lograr disipar del todo el temor que me embarga.

Al salir del baño, me encuentro con Cameron sentado, su torso sin camisa evidenciando una musculatura definida y marcada por la disciplina. No se percata de mi presencia, su concentración está en recargar su arma, viendoce tan rudo y sexi... aunque al mismo tiempo despierta en mí una sensación de nerviosismo y tensión. El rubor en mis mejillas delata la mezcla de emociones que me embarga en ese momento, entre la fascinación y el temor, la atracción y la incertidumbre en presencia de su figura imponente.

Doy la espalda con intención de volver por donde vine, pero me nota. —¿Jessie?

1... 2... 3... *Me repito a mi misma controlando mi respiración para volver a verle*

—Estas roja.. —mis mejillas comienzan arder al doble de intensidad y agacho la cabeza nerviosa.

—N-no, yo solo —sonríe.

—Entendí, tranquila. — se vuelve a poner el pulover que traía. Me pongo aún más nerviosa y me siento a su lado. El se ríe al verme apartada en la otra esquina del sofá.

—¡No se ría! —chillo y lo hace más intenso.

—Esta bien, perdón. —se levanta para transitar hasta la cocina —¿Quieres una? —pregunta sacando dos cervezas de la nevera. Suspiro y aciento.

Me la lanza, lo cual me asusta y en primera instancia temo no conseguirla atrapar, por lo que cierro los ojos posiciono las manos delante de mi rostro. Sorprendentemente cae sobre mí regaso, el me sonríe y da un buche de su bebida.

—¿Necesitas ayuda para abrirla? —niego, tengo mis tácticas. El sonríe y me escanea impaciente de saber que are. Tomo un mechón de mi cabello y lo coloco alrededor de la tapa de la botella. Luego, lo jalo de manera rápida y firme hacia arriba, lo que ejerce presión sobre la tapa hasta que esta cede y se libera.

Doy un buche extenso de la fría bebida en celebración y luego volteo a verle. Se encuentra boquiabierto, lo que me hace soltar una estruendosa carcajada.

"Danzando Entre Las Sombras; El Baile Entre La Luz Y La Oscuridad". Donde viven las historias. Descúbrelo ahora