Me dijo una golondrina, que la felicidad se basa en la libertad de desplegar mis alas y viajar a donde me sienta yo misma.
Me dijo un pez globo, que la felicidad era lograr envenenar a quien intentara hacerme daño.
Me dijo un león, que la felicidad era conseguir autoridad sobre los demás, aunque estuviese basada en el miedo que se impone.
Me dijo una mariposa, que la felicidad era el vuelo efímero de la existencia.
Me dijo una rosa, que la felicidad se encontraba en los halagos dados a la belleza.
Me dijo una hormiga, que la felicidad era trabajar, incrédula.
Me ha dicho mi corazón, que la felicidad no la lograré encontar ni en la libertad, ni en la venganza, ni el miedo o los halagos superficiales, mucho menos en el disgusto de destruirme bajo el dominio de alguien más.
Solo la conseguiré si en algún momento dejo que mis emociones escondidas fluyan cual manantial.
Ya no valen los estereotipos, solo deseo sonreír de verdad, amar mis cicatrices y dejar de llorar.
Allison Campbell.
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Lleva una semana en que las mañanas se muestran soleadas con un despejado cielo azul, y las tardes se oscurecen mientras los relámpagos centellean y la lluvia amenaza con destruir todo vestigio de vida.
Las calles poco a poco comienzan a inundarse, los transeuntes buscan lugares donde protegerse y esperar nuevamente al Sol, y los automóviles desaparecen rápidamente.
Al parecer el clima se siente igual que yo.
Atormentado, triste, agotado y destructivo.
-Allie-. Me llama, Jackson, mi pequeño hermanito-.
-¿Sí, Jack-Jack?-. Me volteo hacia él con una sonrisita. Es el único capaz de evitar que me autodestruya con cada uno de mis pensamientos-.
-¿Quieres dibujar conmigo?-. Me sonríe, dejando expuestos sus hoyuelos. Se ve tan tierno-.
-Claro, Jackie-. Sale corriendo, y luego de unos minutos regresa con un cuaderno y una caja de crayones.
-Pues... ¡manos a la obra!-. Exclama feliz-.
-Claro, ven a la mesa-. Le pido, haciéndole un ademán para que se acerque-.
-Eres la mejor, Allie-. Me estampa un beso en la mejilla y se sienta frente a mí-.
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-Creo que lo mejor sería ir a la biblioteca-. Dice mi amiga, Alexandra, a su novio y mi amigo, Mark-. Allá hay más libros que acá, y necesitamos todo el material posible-. Explica atándose su larga cabellera castaña en un moño alto-. Sabes que soy demasiado perfeccionista y debemos ser los mejores-. Se gira hacia mí, clavándome su mirada verdosa-. ¿Cierto, Allie?.
-Claaaaaro-. Bostezo con aburrimiento-. ¿Ya terminamos?-. Observo el reloj en la cima de la pared frente a mí-. Noah debe llegar a por mí en unos cinco minutos-. Les aviso agotada. Solo deseo lanzarme en mi cómoda cama-.
-¡¿Haz dicho Noah?!-. Chilla emocionada, Verónica, la hermana mayor de Alexandra. Asiento dubitativa-. ¿Cómo me veo?. ¿Se nota mi escote?. ¿Crees que hoy sí se fije en mí?-. Me avasalla con sus infinitas preguntas, razón por la cual tuerzo el ceño-.
-Vero, ya te he dicho, como un millón de veces que Noah es un tonto, si no le dices directamente que llevas unos... mmm...-. Frunzo los labios, pensativa-. Digamos que ocho años locamente enamorada de él-. Hace un mohin por mi respuesta, la que le he dado desde que me confesó todo-. No se dará cuenta-. Alex y Mark asienten como locos, de acuerdo con mis palabras-.
-Mostrarle tu escote solo va a provocar que se quede más tonto-. Mark comienza a carcajearse por su estúpida broma, razón por la que Verónica y yo lo miramos mal-.
-Tienes razón, Allie-. La rubia se muerde el labio-. Voy a por mi chaqueta y vuelvo, hoy le confesaré todo a mi amado Noah-. Dice con una sonrisa que la hace lucir más hermosa de lo que es, y sale corriendo-.
-¿Cuánto apuestas a que en cuanto lo vea quedará extasiada y de su boca solo saldrán bobadas?-. Apuesta Mark, colocando en el centro de la mesa un billete de cincuenta dólares-.
-Apuesto que saldrá corriendo al verle-. Digo con una sonrisa torcida al colocar un billete de cien-.
-Acepto-. Sonríe con suficiencia el pelinegro-. Ya verás como pierdes-. Se mofa-.
-Me vale-. Me encojo de hombros. Alex rueda los ojos y Mark me saca la lengua-. Infantil-. Escupo con una sonrisita cómplice al ver llegar a Noah, vestido de... ¿traje y corbata?-.
-¿Y a ti qué te pasó?. Pareces pingüino-. Se burla el pelinegro, a lo que su novia y yo nos carcajeamos-.
-Son unos críos-. Rueda los ojos, apretándose el puente de la nariz-.. Recuerden que soy cuatro años mayor-. Nos mira con severidad, nosotros nos aguantamos las risotadas por si acaso-.
-No te molestes, Nono-. Alex hace un puchero, luciendo como niñita buena-. Solo era una broma-. Lo agarra con fuerza del brazo, arrugando el saco azul marino del traje-.
-Cierto, Noñito-. Mark se pone de pie, acercándose velozmente al rubio a mi lado-. Tú solo piensa que te amamos y viceversa-. Le arruga la otra manga del saco-.
Noah me da una mirada de súplica, a lo que yo me encojo de hombros. Él sigue insistiendo con sus ojazos de cachorrito. Pongo los ojos en blanco, y dejo escapar un largo suspiro, resignada.
-A ver, pesados, que le destruyen el outfit-. Expreso burlona, dándole un manotazo en la espalda a Mark, que estaba más cerca, provocando que Alex se aleje inmediatamente-. Ahora, querido Nono, cuéntanos por qué vas vestido así-. Enarco una ceja, les doy una mirada a mis cómplices, a lo que estos contestan rodeándolo y obligándolo a sentarse frente a mí-. Responde-. Ordeno, entrelazando mis manos debajo de mi mentón con aire divertido-.
-Pues voy a una cita-. Se encoge de hombros. En ese momento llega Verónica, escuchándolo todo-.
Oh, mierda...
Sus ojos se cristalizan y sale corriendo por el mismo lugar que venía.
-¡Verónica, espera!-. Grito, persiguiéndola como puedo sobre mi silla de ruedas, dejando atrás a un rubio consternado-. Agh...-. Levanto mi mirada al cielo, resignándome. No puedo bajar las escaleras sin ayuda, es imposible con esta maldita silla y mi inmovilidad en las piernas-.
-¿Necesitas ayuda?-. Escucho una voz ronca, un tanto conocida, a mi espalda. Giro un poco la silla, encontrándome con unos grandes ojos marrones-. Así que sí eras tú-. Sonríe alegre, colocando sus manos dentro de los bolsillos delanteros de su pantalón-. Un placer verte de nuevo, desconocida de ojos hermosos-. Su sonrisa se enzancha, formándose un hoyuelo en su mejilla derecha-. ¿Hoy sí me dirás tu nombre?...
Y una vez más, esa extraña sensación aparece en mi interior.
(...)
23/03/19
Querido diario:He conocido a un chico bastante raro, pero lo que es aún más raro es mi reacción ante su presencia.
¿Es normal sentirse cómodo con un completo desconocido?.
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Hola, hola, queridos lectores.
Esto lo escribo para decirles que los capítulos que ya estén editados tendrán un ✔️ al lado.Sin más que decir (por ahora), me despido.
Tengan bonito día, tarde o noche.
Les amo♡.
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El diario de Allison Campbell: Besos de Primavera
RomanceAmaba el verano, pero mis días se habían vuelto un tormentoso invierno. De mi boca, que antes profería hermosos poemas, ahora escapan gritos de terror atroces. Mi piel ya no tenía color, solo mostraba el aspecto de un triste lienzo en blanco. Mi cab...