No sé de dónde saco el valor, pero me pongo de pie con dificultad, causando que el semblante de Nate se contraiga en sorpresa y felicidad al verme de ese modo, sin necesitar apoyo. No voy a mentir, me agrada que él sea capaz de creer en mí y mi fuerza.
Doy unos pasos hacia él, con las piernas temblorosas, me tambaleo y cuando pienso que caeré al suelo, Nate me agarra de la cintura, evitándolo.
-¿Cómo...?-. Sonrío, su cara de estupefacción se me hace graciosa-. ¿Estás bi...?-. No le permito continuar, sujeto el cuello de su polera con fuerzas, atrayéndolo hacia mí y estampando mis labios contra los suyos.
Nunca antes he besado a un chico, así que se trata de un simple roce que causa que se me ponga la piel de gallina.
Sus labios saben a vainilla, mi sabor favorito. Tan dulces y delicados que deseo tenerlos para siempre, sin embargo me alejo al caer en un abismo de realidad que inicia a apoderarse de mi delgado cuerpo.
¡¿Qué acabas de hacer, Allison Campbell?!.
-Yo... lo siento, no debí... yo...-. Balbuceo palabras sin sentido que provocan que mi rostro se tiña de un rojo carmesí intenso-.
Hace un poco de calor acá...
-Perdón, no debí hacer...-. Intento excusarme de forma clara y sencilla, pero Nate me detiene al agarrarme de la nuca y esta vez, ser él quien estampa sus labios sonrosados contra los míos-.
Mi pulso se acelera, mientras el chico que entró en mi vida sin permiso me besa, porque sí señoras y señores, no se compara al roce de hace un rato, y aunque no logro seguirle el paso, me encanta. Las estrellas y la hermosa Luna llena son testigo de nuestro primer beso, es de ensueño que sea algo tan nuestro.
Deseo que no acabe jamás...
Pasados unos minutos, separa nuestros labios y apoya su frente en la mía, clavando su intensa mirada en mi fisonomía. El marrón de sus iris fusionándose en el azul de los míos, al tiempo en que los dedos de su mano derecha juguetean con un mechón rebelde de mi cabellera.
-Es tan suave como lo imaginaba-. Frunzo el ceño ante su comentario, pero entonces recuerdo su pregunta de esta mañana-.
Tu cabello es bonito. ¿Es tan suave como se ve?...
Dejo escapar un suspiro de frustración al no saber en qué piensa, solo juega con mi cabello observando detenidamente cada parte de mi cuerpo y rostro.
-¿Ojitos?-. Trago grueso al escuchar su voz ronca y melódica-.
-¿Sí?-. Espero, uno, dos y hasta tres minutos, él suspira, se revuelve los rulos y vuelve a recorrer mi rostro con sus ojos-.
-No quiero ser solo tu amigo. Deseo ser el hombro en el que puedas desahogarte, la mano que agarres con fuerza cuando tu corazón duela, la cura para tus heridas y el lugar en el que encuentres paz en medio de la tormenta-. Toma mis mejillas, acariciándolas con los pulgares-. Deseo que me des una oportunidad para entrar en tu corazón, yo... deseo enamorarte porque creo que tú conseguiste enamorarme a mí-. El sonrojo en sus cachetes no se hace esperar, trayendo consigo una escena tierna-. Me gustas Allison Campbell-. Resume con una sonrisa avergonzada, acelerando mi corazón-.
-Me gustas... Natanael Miller, me gustas muchísimo y no sabes lo aterrador que se me hace tal sentimiento-. Expreso con total sinceridad al ver que me corresponde, para luego volver a unir nuestros labios. Dulce y suave-.
Creo que puedo acostumbrarme a sus besos.
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La cena transcurre a su ritmo, sin prisa y sin pausa, entre risas y anécdotas vergonzosas de cada uno de los aquí presentes.
Puedo notar la tensión existente entre Noah y Vero, pero decido ignorarlo, mientras ocasionalmente observo con detenimiento los labios de Nate, y los recuerdos de lo que hace unos minutos ocurrió se reproducen una vez tras otra en mi cabeza.
-A los doce años, Allie pasaba mucho tiempo encerrada en su habitación, cosa que se nos hacía rara a todos, pues siempre fue una niña muy hiperactiva, así que un día decidimos espiarla y resultó que...
-¡Beth, calla, no cuentes esas cosas!-. Chillé avergonzada, al notar por dónde se iba-.
-¿Qué descubrieron?-. Pregunta Nate con malicia, al tiempo en que una sonrisa socarrona se extiende por toda su fisonomía-.
-Nate...-. Advierto con los ojos entornados en su dirección, al tiempo en que atravieso con un cuchillo el bistec en mi plato-.
-Creo que no es importante-. Indica condescendiente-.
Todos estallan en carcajadas ante la respuesta del castaño, todos excepto Vero, quien se muestra apagada, jugueteando con la comida frente a ella, y Noah, quien le regala miradas furtivas a la rubia. Estos ocultan algo, y lo voy a descubrir.
-Permiso, me retiro al baño, regreso en unos minutos-. Avisa Vero en voz baja, recibiendo la atención de todos-.
-Claro, aquí te esperamos-. Interviene Beth con una sonrisa cálida que no contagia a mi amiga-.
Sigo con la vista a la ojiverde, descubriendo en el proceso un leve roce entre las manos de esta y Noah.
¿Qué ocultan estos dos?.
-Voy a mi habitación, olvidé mi celular-. Se excusa el rubio algo nervioso-.
No comprendo nada, sin embargo, pronto lo haré.
Repito la acción de antes, percatándome de la presencia de su celular en el bolsillo trasero de sus jeans.
Así que ahora mientes.
-Beth, voy al baño, ahora vuelvo-. Le susurro al oído, ella asiente como respuesta-.
Me alejo con calma del comedor y me adentro al extenso pasillo donde se encuentran las puertas del baño, mi habitación y la de Noah. Me acerco de forma silenciosa a la puerta de caoba que le brinda privacidad a mi tío, y logro escuchar las voces de ambos.
Lo sabía.
-Vero, lo siento, ¿vale?. Sé que soy un tonto, pero...
-Sabías de mi enamoramiento y lo ocultaste, y ahora...-. Interrumpe con rabia mi amiga-. ¿Por qué?-. La tristeza y la decepción en su acento son palpables. No comprendo nada-.
-Me gustas mucho, Vero, pero eres amiga de Allie...
-Busca una mejor excusa-. Vuelve a detener los pretextos de Nono, quedando todo en total silencio-.
Pasan un par de minutos, hasta que escucho los sollozos de Verónica, y unos segundos más tarde, lo que parece un beso.
¿La besó?.
-Me gustas desde el día en que te conocí, y me enamoré en el momento en que decidiste regalarme una de tus hermosas sonrisas-. Confiesa mi estúpido y romántico tío-.
Me emociono tanto que olvido que escucho a urtadillas, causando que me apoye demasiado en la puerta y la abra de par en par.
La escena de ambos rubios besándose se revela ante mis ojos, los cuales cierro inmediatamente.
-¡Allison!-. Gritan al unísono, haciéndome sonrojar-.
-¿Perdón?.
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El diario de Allison Campbell: Besos de Primavera
RomanceAmaba el verano, pero mis días se habían vuelto un tormentoso invierno. De mi boca, que antes profería hermosos poemas, ahora escapan gritos de terror atroces. Mi piel ya no tenía color, solo mostraba el aspecto de un triste lienzo en blanco. Mi cab...