~Capítulo#17~

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Observo con detenimiento el calendario de mi teléfono. Sólo queda un mes para terminar las clases, y por tanto, los pasillos de la escuela se llenan de cánticos de felicidad, mientras los estudiantes de último año festejan, listos para iniciar una nueva etapa de sus vidas. La universidad.

La campana que da a conocer el cambio de turno, resuena en el aula, causando que salga de la misma de forma parsimoniosa, lista para adentrarme en mi mundo fantástico. Los libros.

Me dirijo a la biblioteca, sopesando mis opciones para hoy.

¿La Ilíada o... Decamerón?.

Complicado.

Voy tan ensimismada en mis pensamientos, o más bien, en mi "difícil" decisión, que tropiezo con un chico, al cual se le desparrama la pila de libro que antes se encontraba en sus manos, por todo el piso.

Simplemente genial.

-Lo siento, iba distraída-. Susurro, rascándome la nuca apenada-.

-No, no hay problema, yo también iba distraído-. Expresa, para luego hincarse de rodillas en el suelo y recoger cada una de las obras-.

-¿Necesitas ayuda?-. Interrogo, curioseando con la vista los títulos de los volúmenes-.

-No, no-. Niega rápidamente-. Ya casi termino-. Masculla, tomando el último libro, y poniéndose de pie-. Muchas gracias-. Me regala una pequeña sonrisa, para después seguir su camino-.

Ya que.

Continúo mi trayecto, esta vez más enfocada en la realidad. No deseo chocar otra vez con alguien.

Al fin... mi amada biblioteca.

Dejo escapar un largo suspiro de entre mis labios, paseándome por los extensos pasillos repletos de estanterías en las cuales reposan varios tomos polvorientos.

Para sorpresa de nadie, el lugar se encuentra completamente vacío. Los jóvenes de ahora son más de vídeojuegos tontos.

Estudio con el ceño fruncido la sección de aventura, en busca de algo interesante, pero con lo único que me topo es con un chico de rulos castaños recostado a una de las repisas, con los ojos cerrados.

Nate.

Por desgracia, o quizás suerte, mis nervios me juegan una mala pasada, causando que deje caer varios libros al suelo, captando la atención del castaño.

Tan bien que se veía dormido. Parecía un ángel.

Sus iris marrones recorren mi fisonomía, provocando que un leve sonrojo se apodere de la misma.

-Hola-. Titubeo incómoda. Hace mucho que no pasamos tiempo juntos, a solas-.

-Hola, Allison-. Devuelve el saludo, algo cortado, razón por la cual arrugo el ceño-.

-¿Ahora soy Allison?. ¿Dónde quedó el Ojitos?-. Enarco una ceja, esperando una respuesta de su parte-.

-Creí que no te gustaría que te llamara así-. Susurra, cambiando el objetivo de su intensa mirada-.

Claro, después de cómo lo he apartado los últimos días...

-Pues te equivocas-. Le informo, al tiempo en que recojo los libros que dejé caer-. Me encanta que me llames así-. Él vuelve a depositar su mirada en mí, mientras una diminuta sonrisa casi imperceptible se adueña de sus labios-.

Silencio. Nos miramos fijamente, sin intercambiar palabras.

Lo extraño.

-Te extraño mucho, ojitos-. Suelta de la nada, haciéndome enrojecer una vez más-.

El diario de Allison Campbell: Besos de Primavera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora