Capítulo#4✔️

17 8 10
                                    

Querido diario:

Alguien me dijo una vez que las personas rotas somos capaces de identificar las grietas de otras, y puedo decir que es muy cierto.

No es por darme aires de filósofa, ni muchos menos de psicóloga, pero creo que todos estamos rotos.

Ahora, lo que nos hace diferentes del resto, es el cómo cargamos con ese sinfín de grietas.

¿Si me lo propusiera, lograría que una margarita florezca en medio de estas?. Esa pregunta me la he hecho muchas veces. ¿Qué crees?.

(...)

Es domingo en la mañana, y la calidez de los rayos solares envuelve mi cuerpo.

La deliciosa fragancia de las rosas en el jardín inunda mis fosas nasales, junto al exquisito aroma que desprende la taza de café en mis manos.

Me encuentro escribiendo en mi pequeño cuaderno, mientras mi hermanito juega a las escondidas con Noah.

La vida es una carrera constante contra el tiempo... una en la que huimos de la muerte e intentamos ser perfectos, a pesar de los errores que cometemos en su transcurso...

Anoto en la libreta, mientras una sonrisa triste se apodera de mi rostro.

Alzo la mirada y me encuentro con la imagen de Jack riendo a carcajadas, mientras Noah le hace cosquillas.

Tomo un sorbo de mi café, y mi celular comienzo a vibrar sobre la mesa.

Número desconocido.

Cuelgo la llamada, dispuesta a continuar escribiendo, pero una vez más soy interrumpida por la vibración del teléfono.

Voy a ignorarlo nuevamente, sin embargo deja de vibrar, y cuando pienso que puedo seguir con mi escritura, el teléfono vuelve a vibrar como loco.

Contesto la llamada, hastiada por las interrumpciones.

-¿Quién eres y qué quieres?-. Pregunto con evidente molestia, la cual no intento ocultar-.

-Vaya, pero si tenemos a una pequeña fiera-. Frunzo el ceño al escuchar unas carcajadas-. Hola, ojitos, habla Nate y llamo para invitarte un helado-. Explica con simpleza, dejándome adonadada-.

-¿Cómo mierda conseguiste mi número?-. Ignoro su invitación-.

-Pues...-. Se queda en silencio por unos segundos, agotando la poca paciencia que poseo-. Tengo un conocido que es amigo del primo de la hermana de la mejor amiga de una conocida de una de tus compañeras de clase-. Bufo con fastidio-. Y así lo conseguí, ya ves, tengo mis contactos.

-No tuviste las pelotas para pedírmelo directamente, eso veo-. Me le burlo-.

-Ya sabes, como tenerlas, si ni tu nombre me dijiste-. Resoplo-. Entonces... ¿quieres un helado?-. Sonrío por su repentino cambio de tema-.

-Depende-. Digo, jugando con el lápiz en mi otra mano-.

-¿De qué?-. La emoción en su voz es palpable-.

-¿Cuál es tu sabor favorito?. Porque como sea menta con chispas de chocolate...

-¡Jamás!-. Exclama ofendido-. Es como comer pasta de dientes con bombones-. Se queja, haciéndome reír-. Mi favorito es el de vainilla-. Sonrío por su respuesta-. ¿Y el tuyo?-. Interroga curioso-.

-Aprobado-. Escucho su risita de satisfacción-. Que sepas que estoy de acuerdo con tu descripción del helado de menta con chispas de chocolate-. Me sincero, dándole otro sorbo a mi café, casi frío-. Y mi favorito también es el de vainilla-. Le oigo decir por lo bajo un: no puede ser posible, haciéndome reír una vez más-.

El diario de Allison Campbell: Besos de Primavera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora