Capítulo#1✔️

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15/03/19
Querido diario:

Ha llegado una vez más ese día. Hoy se cumplen 10 años de sus muertes.

¿Crees que algún día me perdonen?.

Todo fue mi culpa, lo sé.

Les extraño y espero reencontrarme algún día con ellos, donde sea que se encuentren.

《🌸》

—¿Allie?—. Una voz tenue me saca del trance causado por el odioso ruido de las gotas que se estrellan contra el ventanal—.

Odio la lluvia, y sin embargo, me causa paz el petricor que trae consigo.

—¿Sí?—. Es mi respuesta, no deseo hablar, se me hace agobiante el día de hoy—.

—¿Cómo te sientes?—. Se acerca con cautela—.

—¿Por qué lo preguntas?—. Frunzo el ceño, agotada de las miradas lastímeras que me regala al llegar este día—.

—Noah me ha contado que...

—Pues estoy bien—. La interrumpo, poniéndome en pie con dificultad, para luego desplomarme en el suelo—. Ya puedes verlo—. Bufo sarcástica—.

—Lo siento, yo...

—Beth—. Detengo su intento de sentarme una vez más en la silla de ruedas—. Déjame sola—. Veo como sus ojos comienzan a cristalizarse y me obligo a ser más cordial—. Por favor—. Suplico—. Prometo que te avisaré si necesito ayuda—. Eso parece convencerla, pues da un asentimiento de cabeza para luego depositar un beso en mi frente y tomar el pomo de la puerta—.

—Por cierto—. Se voltea en mi dirección—. Feliz decimosexto cumpleaños—. Sonríe melancólica, para luego salir de la habitación—.

—Nunca volverá a ser un feliz cumpleaños...—. Susurro con pesar, agarrándome del escritorio para mantenerme en pie—. Ya van 10 años—. Las lágrimas no se hacen esperar, humedeciendo todo mi pálido rostro—. Lo siento tanto... todo fue mi culpa—. Me trago un sollozo y con dificultad agarro la silla de ruedas—.

《🌸》

Un rayo de Sol lleno de motas de polvo se cuela por la ventana y desde aquí puedo escuchar el barullo que se monta Beth en la terraza.

Comenzar el día con sus gritos histéricos ya es rutinario, y vivir con ella desde los ocho pues... digamos que me ha vuelto inmune a sus berrinches de cabra loca.

—¡Noah Wilson!—. Chilla Beth con una sartén en la mano y cara de pocos amigos—. ¡Por tu vida, espero que la torta no se estropeara!—. Lo señala con la sartén, y puedo imaginarme el rostro pálido de mi pobre tío—.

—Que no he sido yo...—. Masculla—. ¡Que fue tu culpa!—. Se exalta en un acto de "valentía", pero luego todo su cuerpo se tensa—.

¡Oh, mierda!. La que se va a armar... Elizabeth odia que su amado hermano le grite.

—¡Beth!—. Exclamo con una sonrisa forzada, que de seguro parece una mueca. Lo deduzco por sus caras—. Que sorpresa... verte cocinando... eso—. Rio nerviosa, sin saber qué más decir—. Noah... queridooo—. Exagero aún con la sonrisa más horrorosa y fingida del mundo—. ¿Puedes ayudarme?. Tengo que ir a fisioterapia, ¿me acompañas?—. Él frunce el ceño, pero parece entender a qué ha venido eso y asiente como loco—.

—Claro, Allie—. Se acerca a mi, agradeciéndome con la mirada—. ¿Nos vamos?—. Fuerza una sonrisa a Beth, quien nos observa incrédula—.

—¿Sin desayunar?—. Señala la torta quemada y unos wafles casi crudos con exceso de miel—.

—Voy tarde, comemos algo de camino—. Digo rápidamente. Ni loca me llevo a la boca algo como eso. Sería un atentado contra mi buen paladar—.

—Vale—. Se encoge de hombros—. Ya los comerán Jonan y Jack—Jack—. Se acerca a mi depositando un beso en mi frente y acariciando un mechón rebelde de mi cabellera negra. El inútil se empeña en salirse del gorro gris de lana que uso para esconderlo todo el tiempo—. Suerte en tu sesión—. Me anima cariñosa—.

—Gracias, Beth—. Le sonrío genuinamente—. Vamos, Noah—. Pido, a lo que él comienza a empujar mi silla de ruedas—.

《🌸》

La mañana se me va en la sala terapeutica del diminuto hospital de la ciudad vecina.

Me siento agotada y según el doctor estoy avanzando, sin embargo, esa operación de la que me han hablado desde que cumplí los 12 es la única capaz de devolver la movilidad de mis piernas. Por ahora solo soy capaz de ponerme en pie y dar un par de pasos con dificultad.

Junto a Noah, salgo del hospital y nos dirigimos hacia su estudio de fotografía.

Es un artista en todo el sentido de la palabra. Sus fotos reflejan sus emociones y deseos más profundos.

—¿Quieres probar?—. Me entrega la cámara que le regaló Beth en su cumpleaños—.

—No, gracias—. Me niego, clavando mis ojos en el suelo—.

—Vale, no insisto—. Se pone de pie—. Voy a mirar unas fotos...—. Asiento levemente, mientras se aleja con parsimonia—.

En ese momento comienzan a escucharse estrepitosos golpeteos y noto que diminutas gotas de lluvia corren por las ventanas y la campanilla que notifica la entrada de alguien al local resuena en mis tímpanos.

—Hola, lo siento... yo... la lluvia—. Balbucea por lo bajo un chico de cabello castaño y grandes ojos marrones—. ¿Puedo refugiarme aquí hasta que escampe?.

—Claro—. Me encojo de hombros—. Toma asiento...—. Miro a todas partes, y lo único que encuentran mis ojos es una silla llena de polvo—. En alguna parte—. Él sonríe de forma extraña y toma asiento en el suelo, justo frente a mí—.

—¿Cómo te llamas?—. Interroga curioso—. Mi nombre es Natanael, aunque puedes llamarme Nate, soy nuevo aquí—. Estira el brazo, y al ver que no hago lo mismo, agarra mi mano y la estrecha—. Un placer—. Su sonrisa se ensancha y yo me remuevo con incomodidad, soltándome de su agarre—.

—Perdón, no era mi intención incomodarte—. Susurra rascándose la nuca—.

—No te preocupes—. Me encojo de hombros—. ¿De dónde vienes?—. Pregunto en un intento de evitar el silencio incómodo que comenzaba a formarse—.

—En realidad soy de aquí, pero me fui a vivir a los Estados Unidos cuando cumplí los nueve—. Explica con calma—. ¿Y tú?. ¿Eres de por aquí?—. Doy un asentimiento leve como respuesta, a lo que él me sonríe y nos fundimos en un silencio más cómodo de lo que podría imaginar—.

Unos minutos más tarde la lluvia cesa, y el chico de rulos castaños se pone de pie, sacudiendo el polvo en sus pantalones, me sonríe una vez más, acercándose a mí.

—Fue todo un placer haberte conocido, desconocida de ojos hermosos—. Me da la mano, que esta vez acepto, un poco apenada por no haberle dicho mi nombre—. Espero nos volvamos a ver—. Se muerde el labio inferior—. En alguna parte—. Sonrío al notar que hace referencia a lo que hace unos minutos le dije—. Cuídate—. Expresa con la sonrisa intacta y se marcha, dejándome sola con mis pensamientos—.

—Tú también... Nate—. Susurro a la nada y un extraño sentimiento se aloja en mi pecho—.

[...]

Hola, hola, queridos lectores.
Hoy 16 de octubre comienzo a editar esta historia con el objetivo de pulirla y hacer de vuestra lectura más amena. Gracias a todos los que me han acompañado desde el inicio y a los que ahora han llegado.

Además, pedirles (si no es mucha molestia) que se pasen por la historia que comencé recientemente: Por otro Amor.

Muchas gracias una vez más y... hasta pronto♡.

El diario de Allison Campbell: Besos de Primavera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora