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ᴅɪᴀʀʏ ᴘᴀɢᴇ 12 𝟏𝟖 𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐩𝐭𝐢𝐞𝐦𝐛𝐫𝐞 𝟏𝟗𝟕𝟒
Era un día soleado en Hogwarts y el campo de Quidditch estaba lleno de estudiantes ansiosos por ver el partido. James, nuevo capitán del equipo de Gryffindor, volaba con destreza sobre su escoba, liderando a su equipo con confianza y habilidad. Priscilla estaba en las gradas, rodeada de sus amigos, pero no podía evitar notar a Lily, quien también había venido a ver el partido.
—Mira, Pris, Lily está aquí —dijo Cassiopeia, señalando a la pelirroja que se encontraba más adelante—. Nunca viene a estos partidos.
—Sí, lo he notado —respondió Priscilla con una mueca de disgusto, sintiendo una punzada de celos.
A medida que el partido avanzaba, Priscilla no podía apartar la vista de Lily y James. Parecía que Lily estaba prestando mucha atención a cada movimiento de James, y esto hacía que Priscilla se sintiera incómoda. Se preguntaba por qué Lily de repente había decidido mostrar interés en el Quidditch.
Gryffindor ganó el partido gracias a una espectacular jugada de James. Los estudiantes celebraban, y James voló hasta el suelo, siendo recibido por una multitud de admiradores. Priscilla observó desde la distancia mientras James se acercaba a Lily, quien lo felicitaba con una sonrisa.
—Gracias, Evans. ¿Qué te trae por aquí? —preguntó James, sorprendido pero visiblemente feliz de verla.
—Solo quería ver de qué hablabas siempre. Y tengo que admitir que eres bastante bueno en esto —respondió Lily con un tono juguetón.
Priscilla sintió su corazón hundirse un poco más mientras los observaba hablar y reír juntos. Decidió alejarse antes de que su dolor se hiciera más evidente.
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Priscilla se dirigió al baño abandonado de Hogwarts, su refugio secreto. Aunque no podía verse en el espejo de plata, el reflejo vacío en el cristal la hacía sentir aún más invisible.
—¿Por qué no puede verme? —susurró al vacío-. He estado aquí todo el tiempo, pero él solo tiene ojos para Lily.
Miró su cuerpo, y aunque era delgado y atractivo, no podía evitar sentirse gorda y poco atractiva. La inseguridad y la desesperación comenzaban a consumirla, llevándola hacia un problema muy grande, que aún no reconocía.
Salió del baño y, en su prisa por alejarse de sus pensamientos oscuros, chocó con Evan Rosier, un Slytherin, sangre pura.
