OBSESIÓN [FreenBecky] ✔️

Capítulo 9: Homicidio visual.

Oficina Presidencial, Dolce & Gabbana.

Freen's Pov.

Mis sentidos aún están aturdidos por ese episodio tan candente del asensor, parece que esto será la rutina diaria. Sentí que por primera vez no la podía rechazar, esa insistencia está haciendo algo dentro de mi, esas palabras suyas tan íntimas, tan sinceras.

—Buenos días chicas —saludó con amabilidad el señor Maha.

Finalmente centré mi atención en él dejando que mis pensamientos se opacaran con su presencia.

—Buen día señor Maha —correspondí a sus saludo.

Becky se acercó besando su mejilla, su pose parece tensa, algo molesta quizás.

—Hola papá —dijo después del beso —Me voy a preparar.

Ella me miró y ví algo de maldad fusionado con furia en sus ojos claros, algo malo planea y yo seré su blanco principal al parecer.

—Freen adelante —Maha me invitó a sentarme mientras esperaba cortésmente.

Me senté en un sillón frente al escritorio de madera. Era una linda oficina, ayer no la pude observar.

—¿Cómo estás? —parece interesado.

—Muy bien señor.

—¿Mi hija no atentó contra tu tranquilidad?

«¡¿Qué si no lo hizo?! Es mejor reir para no llorar, causó mil estragos en mi cabeza ¡Mierda, si que lo hizo!»

—No señor, ella fue de mucha ayuda en la selección y edición de esas primeras tomas —sigo mintiendo con descaro.

—Me alegra escucharlo —sonrió.

«Y a mi me encantaría que fuese verdad señor Amstrong»

—Espero esté conforme con los resultados —abrí mi iPad dejándoselo para que viese las fotografías, las únicas que logré editar por la "grandiosa" presencia del demonio en mi mansión —Hicimos una selección muy finita.

—Pues veo que su trabajo es sumamente bueno señorita Sorocha —sonreí ante su cumplido, las fotos seguían saliendo suavemente en la presentación animada —Me gusta su forma de editar.

—Le agradezco señor.

—Ya casí es horario de la próxima sesión —miró su costoso reloj.

—Entonces si me permite iré a preparar el set.

—No se preocupe —me detuvo con cautela —Todo está listo, además recuerde que se instaló el camerino de Bec también, así que deben estar las maquillistas algo ocupadas.

—Oh sí, es cierto señor.

«¡Demonios! Ella no se cansará de abrumarme el día, la existencia y ahora con el estúpido propósito de que el lugar también es suyo»

Salí de la oficina con la cabeza hecha un lío, ¿cómo me voy a concentrar? Seguramente ella acabará con mi paciencia.

Llegué al que pensé sería mi lugar de relajación, pero ella logró como siempre sacarme de mi zona de confort. Intenté abrir la puerta para entrar pero unas mujeres muy sonrientes salían haciéndome esperar a que saliesen. Ellas sonreían al asentir hacia mi, yo solo correspondí.

—¡Y eso será grandioso! —exclamó una voz conocida, no era Becky —¿Te apuntarás verdad?

—Permiso —entré al sitio que ya está cargado de luces, un espejo enorme bordeado por muchos bombillos.