Te Quiero a ti [Mechoa]

Capítulo IV

- ¡Hey Leo! ¿en que tanto pensás? - preguntó Sergio Agüero a su amigo al verlo tan distraído

- Kuni tengo en mente abrir un café-restaurante, le quiero sacar provecho a las clases de repostería, además, creo que ofrecer comida argentina puede ser muy popular

- ¿Ah si? ¿Y con qué guita pa?, el gil de tu marido ni loco va a ayudarte con eso

- Ya lo sé, es por eso que hablé con su abogado, no tenía a nadie a quien recurrir, a pesar de ser su mejor amigo siempre se ha mantenido al margen y se ha portado muy bien conmigo, le consulte si él puede ayudarme a conseguir un préstamo, obviamente sin que Guille se entere, tampoco quiero que mi familia sepa, pondrían el grito en el cielo boludo

- Pero che, no me da buena espina, es amigo del pelotudo ese ¿y si se lo dice?

- Algo me dice que puedo confiar en Andrés.

.
.
.
Después de dos años algunas cosas habían cambiado y otras seguían igual.

Leo se sentía como prisionero en su hogar, no, ese no era un hogar, era tan deprimente estar recluido todo el tiempo en esa fria y vacía casa, que hacía que el omega nunca tuviera ánimos, su única rutina era hacer ejercicio, evitar a Guillermo a toda costa y lucir hermoso para los eventos sociales a lo que tenían que asistir.

Su esposo había vendido la imagen del matrimonio perfecto y es por eso que tenía que fingir estar feliz frente a todos, pero cuando llegaban a casa eran nuevamente unos completos extraños, al menos Guillermo ya no le gritaba o trataba de forma horrible como al principio de su matrimonio.

Al tener tanto tiempo libre, se había
inscrito a un curso de repostería para distraerse de lo miserable que estaba siendo su vida y es ahí donde había conocido a Sergio Agüero, apodado Kun, un alfa gracioso y parlanchín que se había vuelto un gran amigo, al ser ambos argentinos habían congeniado al instante. Al principio creyó que Kun intentaba algo con él hasta que le confesó que se sentía atraído por los alfas.

Su profesor Lionel Scaloni siempre le decía que tenía un gran talento en lo que a postres y pasteles se refería, eso lo hacía sentir emocionado puesto que durante meses se había sentido como un inútil, incluso Guillermo le había llegado a decir que solo era un niño mimado que no tenía idea del trabajo y que lo único que sabía hacer bien era lucir bonito.

Eran pocas las veces en las que acudía a la oficina de su esposo puesto que el alfa controlaba todo lo que respecta a sus acciones y sus bienes, pero aún así tenía que asistir a reuniones importantes ya que sus padres no habían vuelto a vivir a México porque se habían quedado manejando sus negocios en el rubro de la hotelería en Argentina, los veía solo en fechas importantes y no se había atrevido a contarle a su madre el infierno que estaba viviendo en su matrimonio, su marido les había hecho creer que todo iba de maravilla.

En esas reuniones Lionel podía darse cuenta que Guillermo tenía algo con su atractivo asistente Saúl Álvarez, no era tonto y se daba cuenta que algunas noches el alfa no llegaba a dormir; aunque no le gustara para nada, creía que no tenía ningún derecho de reclamar o sentirse traicionado porque no tenían ningún tipo de relación a pesar de que un papel dijera que eran alfa y omega.

.
.
.
Andrés Guardado era el mejor amigo de su esposo además de su abogado, era dueño de un bufete de abogados muy importante además de llevar todas las cuestiones legales de la empresa de los Ochoa. Siempre que coincidían el alfa lo había tratado muy bien, incluso se podía decir que se había vuelto un amigo.

Andrés era muy objetivo en cuanto a la situación de su amigo se refería por lo que no dudó en ayudar a Lionel cuando este le pidió que lo orientara a conseguir un préstamo en el banco para abrir su propio negocio, Andrés le comentó que si no quería que Guillermo se diera cuenta lo mejor sería que él pidiera el préstamo a su nombre, lo que Lionel no sabía era que Andrés le había prestado de su propio dinero.

.
.
.
En todo este tiempo Guillermo ya se había resignado totalmente a su rompimiento con Manuel, hace unos meses el omega y su alfa habían anunciado que se encontraban en la espera de su primer cachorro, esta vez en lugar de ponerse como loco entendió las palabras que el alemán le había dicho aquella vez: si estaban destinados a estar juntos nada ni nadie lo impediría, nunca había dejado al omega que le explicara las cosas porque para él no tenía ningún sentido que en tan poco tiempo haya hecho una vida con Robert Lewandowski.

Seguía teniéndole resentimiento a Lionel culpándolo de que su vida había dejado de tener sentido desde que fue orillado a casarse, pero él también se sentía culpable por lo que había ocurrido aquella noche, ahora cada que se cruzaba con el omega a solas podía ver una mezcla entre miedo y rencor en sus ojos, definitivamente no le gustaba la forma en la que que lo miraba, lo hacía sentir como un maldito abusador.

Algunas noches prefería perderse por ahí en algún bar y olvidarse por unas horas de lo que se había convertido, se había empeñado en continuar una venganza que ahora ya no le encontraba tanto sentido, había pensado algunas veces en darle el divorcio a Lionel y seguir cada uno con su vida, pero luego recordaba lo que le había hecho y la ira se volvía a apoderar de él.

Estaba consciente de que su pelirrojo asistente le coqueteaba de manera sutil, no era estúpido. Tenía ojos y le gustaba lo que veía, Saúl tenía un cuerpo atlético y bonito y le llamaba la atención el contraste de su blanca piel con su cabello rojizo pero jamás se involucraría con nadie de su círculo de trabajo, reconocía que era guapo pero su asistente no le interesaba para nada más, ni siquiera le gustaba para algo sexual, para eso tenía a un par de preciosas betas con las que de vez en cuando tenía encuentros con el único fin de desfogarse, Dulce María y Karla Mora eran tan discretas que entendían que la relación que tenía con ellas era únicamente para satisfacer sus necesidades.

Ya se había dado cuenta que desde hace algunos meses su esposo salía varias horas al día, no era que le importara pero siempre llegaba impregnado con el olor de un alfa, pensaba que quizá tenía por ahí algún amante, obviamente llamaría la atención de otros alfas, se había dado cuenta que el ejercicio intensivo le había dado muy buenos resultados, era imposible no dirigir su mirada de vez en cuando a las torneadas piernas y el perfecto trasero del omega, además de que el corte de cabello que se había hecho hace un tiempo acentuaba más su belleza.

.
.
.

- Apestas a alfa - Lionel se asustó, había llegado a casa y no se esperaba que su esposo se encontrara, el alfa nunca llegaba tan temprano

- No te importa, vos oles siempre a prostituta- le respondió fastidiado, hoy había tenido un buen día y no le iba a dar el gusto al alfa de arruinárselo, mañana por fin le entregaban el local que había rentado para abrir su restaurante, se encontraba en una buena zona y estaba convencido que iba a ser un gran éxito - tuve un buen día por favor no me lo arruines

- Me imagino, pero procura acostarte con betas, es asqueroso oler esas feromonas por toda la casa
- respondió bebiendo de su vaso de agua, estaba a punto de subir a su habitación cuando Lionel había llegado

- Lo tendré en cuenta la próxima vez, gracias por el consejo - corrió a su habitación,tenía mucho que planear, los siguientes días serían muy muy ocupados.

.
.
.

Duda existencial, ¿que les gusta más leer, omega con pilin o con pussy? 🤔