Capítulo XI

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Cuando su celo había terminado, Lionel tenía que regresar a sus labores, en el fondo el que Guillermo se haya ido esos días lo había puesto triste, su parte irracional le gritaba que su esposo no lo consideraba digno para aparearse con él y eso le generó una tremenda inseguridad acerca de su físico.

Sos un bobo Lionel ¿Cómo va a gustar de vos después de haber estado con un omega como Manuel Neuer?

Tenía que distraerse de esos pensamientos destructores y nada mejor que ir al restaurante. Hoy tenía que hacer junto con Emiliano la lista de ingredientes que necesitaban pedir a sus proveedores, por lo que salió de su casa y se dirigió al restaurante en un taxi de plataforma digital.

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Guillermo estaba poniéndose al corriente con algunos correos electrónicos cuando recibió una llamada; era la asistente de David Beckham que se ponía en contacto para darle buenas noticias, habían aceptado su propuesta y querían viajar a México para la firma del contrato.

Estaba emocionado de que ese gran negocio se haya concretado porque había trabajado mucho en ello; enseguida les daría las noticias a su equipo, a sus padres y a sus suegros, estaba seguro que se pondrían tan contentos al igual que él.

Antes de tomar el teléfono abrió un correo del banco, era el estado de cuenta mensual de la tarjeta de Lionel, como había dicho Andrés, él se encargaba mes con mes personalmente de realizar los pagos y con este ya iban algunos meses en los que su esposo no utilizaba la tarjeta.

Al principio no le dio ninguna importancia pero ahora recapitulando era imposible que eso sucediera, se había dado cuenta que su esposo pasaba mucho tiempo fuera y aparte de esa tarjeta no tenía otro ingreso de dinero, pensó en dos posibilidades; la primera que le había estado pidiendo dinero a sus padres o la segunda que la sospecha de que tenía un amante era real y este le había estado cubriendo todos sus gastos.

Se inclinó más por la segunda opción ya que si fuera la primera, Jorge le habría reclamado por limitar a su hijo, ese hombre no se andaba con rodeos y Celia mucho menos; además, del olor impregnado a otro alfa que ya había percibido en Lionel.

Pensar en su marido teniendo una aventura con otro alfa le provocó una molestia que no entendía, era hipócrita de su parte ya que él había tenido aventuras en más de una ocasión.

Guillermo pensaba que no era lo mismo, siempre se involucraba con betas, salvo esa excepción en la que salió con ese omega y a quien mandó al demonio porque solo buscaba sexo y su alfa había rechazado las feromonas de este impidiéndole cualquier contacto sexual.

Como sea, con nadie había desarrollado ningún tipo de vínculo que no fuera solo físico, no quería complicarse la vida porque ante los ojos de todos era un alfa casado, era muy claro desde el inicio en lo que buscaba y siempre se protegía en todos los aspectos.

Al creer que Lionel tenía un amante con el que haya forjado otro tipo de relación le dio un fuerte golpe en su ego ¿No se suponía que el omega lo amaba tanto? Se rio de forma irónica al pensarlo, era la segunda vez que le sucedía, dos omegas le juraron amor pero de un momento a otro habían encontrado a alguien más.

Ya había decidido darle el divorcio pero no quería arriesgarse a que saliera en todas partes que había sido engañado, sería un escándalo y su orgullo de alfa sería pisoteado.

Salió de su oficina con rumbo a su casa, era muy temprano pero ya no tenia pendientes que atender. Un poco antes de llegar, desde su auto vio a Lionel salir y subirse en el asiento trasero de un coche, cuando se puso en marcha los siguió guardando distancia para no ser visto.

Este día iba a satisfacer su curiosidad y descubrir con que clase de alfa estaba saliendo su esposo. Se sentía como en esos programas donde sorprendían infieles, le emocionaba actuar como un detective y le causaba gracia el solo pensarlo, no era que se sintiera traicionado pero una gran curiosidad se apoderaba de él, lo atribuía todo a su instinto chismoso.

Te Quiero a ti [Mechoa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora