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Ni-Ki observó cómo Sunoo se alejaba apresuradamente, su figura desapareciendo entre la multitud que se dirigía hacia la salida del circo. Sacudió la cabeza con una sonrisa juguetona en los labios, notando la manera en que Sunoo parecía estar huyendo de él una vez más.

—Siempre huyendo... —murmuró para sí mismo, con una risita suave.

Justo cuando estaba a punto de girarse para regresar al interior del circo, una voz lo llamó por su nombre.

—¡Riki!

Riki se volteó hacia la voz y vió a su mejor amigo, Jay, acercándose con una sonrisa traviesa en el rostro. Jay siempre estaba listo para hacer una broma o meterse con Riki, y esta vez no fue diferente.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Jay, levantando una ceja con curiosidad mientras miraba a su amigo y luego a la salida del circo.

Riki rodó los ojos, acostumbrado a las bromas constantes de Jay.

—Estoy trabajando, como siempre —respondió Riki con calma, sabiendo lo que vendría a continuación.

Jay le lanzó una mirada de incredulidad, fingiendo sorpresa.

—¿Trabajando? Pensé que tu única tarea era robar corazones con tus trucos de payaso —exclamó Jay con una mueca juguetona, bromeando con su amigo.

Riki rió entre dientes ante la observación de Jay, sabiendo que no estaba muy alejada de la verdad.

—Ya sabes que soy un hombre de muchos talentos —respondió Riki con una sonrisa cómplice.

Jay arqueó una ceja con curiosidad, señalando hacia donde Riki había estado hablando momentos antes.

—Ey, Riki, ¿quién era ese chico con el que estabas hablando? —preguntó Jay, intrigado por la interacción de su amigo con otro chico—. No creas que no te vi hablando con ese chiquillo. Parecías bastante interesado en él.

Riki soltó una risa ante la pregunta de Jay, sintiendo la mirada curiosa de su amigo sobre él.

—Solo estaba teniendo una pequeña charla con alguien. Nada importante —respondió Riki con una sonrisa misteriosa, tratando de restar importancia al encuentro.

Jay frunció el ceño, no del todo convencido por la respuesta de su amigo.

—Hmm, ¿solo alguien? Tienes una forma extraña de tratar a los "alguienes" normales, Riki —replicó Jay con una sonrisa pícara, provocando una risa en Riki.

—Ja, ja, muy gracioso, Jay. Solo estaba siendo amigable, ¿vale? No es como si estuviera planeando un romance circense o algo así —respondió Riki con una sonrisa divertida, disfrutando del intercambio ligero con su amigo—. ¿Qué pasa, Jay? ¿Celoso de que haya encontrado a un nuevo amigo?

Jay soltó una risa, disfrutando de la dinámica juguetona con su amigo.

—¿Celoso yo? ¡Por supuesto que no! Solo me preocupa que estés perdiendo tus habilidades sociales con tanto tiempo dedicado a tus trucos de payaso —respondió Jay con una sonrisa traviesa, lanzando una mirada juguetona a Riki.

Riki rió entre dientes ante la respuesta de Jay, sabiendo que su amigo siempre tenía una respuesta rápida y astuta.

—Oh, no te preocupes, Jay. Mis habilidades sociales están intactas. Además, ¿quién más podría hacer reír a la gente como lo hago yo? —respondió Riki con una sonrisa presumida, echando un vistazo hacia el interior del circo.

Jay asintió con una sonrisa divertida, reconociendo la destreza de su amigo en el arte de hacer reír.

—Tienes razón en eso, Riki. Eres el rey de la comedia, incluso si eso significa robar corazones disfrazado de payaso —dijo Jay, riendo mientras daba un golpecito amistoso en el hombro de Riki.

Riki asintió con una sonrisa, agradecido por el apoyo y la complicidad de su amigo.

—Bueno, me temo que debo volver al trabajo. No quiero decepcionar a mi público —dijo Riki, haciendo una reverencia exagerada antes de girarse hacia el interior del circo.

Jay lo observó con una sonrisa, sintiéndose agradecido por tener a un amigo tan único y divertido como Riki.

—Como digas, señor roba corazones. Oh, por cierto, a Taki lo dejé en la zona donde se preparan, sentado mientras juega videojuegos —informó Jay.

Riki asintió con gratitud ante la información de Jay sobre su hermano menor.

—Gracias, Jay. Debo asegurarme de que Taki no se pierda en su mundo virtual por demasiado tiempo —respondió Riki, apreciando la preocupación de su amigo por su familia.

Jay sonrió y asintió, despidiéndose de Riki con un gesto de la mano mientras este se dirigía hacia la salida de la carpa.

Una vez dentro, Riki buscó a su hermano entre los pasillos llenos de artistas preparándose para irse a sus casas. Pronto encontró a Taki sentado frente a una pantalla, absorto en un juego de videojuegos. Se acercó con una sonrisa en el rostro.

—¿Qué tal va el juego, Taki? —preguntó Riki, inclinándose para mirar la pantalla.

Taki levantó la mirada con una sonrisa emocionada al ver a su hermano mayor.

—¡Riki! Estoy a punto de vencer al jefe final. ¡Mira! —exclamó Taki emocionado, señalando la pantalla mientras sus dedos volaban sobre el control.

Riki rió entre dientes, impresionado por la habilidad de su hermano en el juego.

—Parece que estás en racha. Pero recuerda que pronto tendrás que estudiar, eh. No olvides eso.

Taki asintió con determinación y apagó la consola, listo para concentrarse en sus responsabilidades académicas.

—Tienes razón, hermano. No puedo dejar que los videojuegos me distraigan demasiado —respondió Taki, mostrando una determinación que reflejaba la influencia positiva de su hermano mayor.

Riki sonrió, orgulloso de la actitud madura de Taki.

—Esa es mi tarea como hermano mayor, ¿verdad? Mantenerte en el buen camino —dijo Riki con una sonrisa, pasando un brazo sobre los hombros de Taki mientras se dirigían juntos hacia la salida del circo.

—Gracias, Riki. Eres el mejor hermano mayor que alguien podría desear —dijo Taki con gratitud, sintiéndose afortunado de tener a alguien como Riki a su lado—. Por cierto, ¿con quién estabas hablando?

Riki se detuvo por un momento, sorprendido por la pregunta inesperada de Taki. Levantó una ceja con curiosidad, preguntándose cómo su hermano menor había descubierto su conversación.

—¿Cómo sabes que estaba hablando con alguien? —preguntó Riki, desconcertado por la revelación de Taki.

Taki sonrió, mostrando una expresión traviesa en su rostro.

—Oh, Jay se dió cuenta cuando llegamos. Dijo que te vió hablando con alguien y pensó que sería divertido molestarte —respondió Taki con naturalidad, encogiéndose de hombros como si fuera algo obvio.

Riki soltó una risa, sacudiendo la cabeza con incredulidad ante la complicidad de Jay en la situación.

—Vaya, parece que Jay no puede resistirse a meterse en los asuntos de los demás, ¿verdad? —comentó Riki, riendo mientras pasaba un brazo sobre los hombros de Taki y lo guiaba hacia la salida del circo.

Taki asintió con una sonrisa, disfrutando del vínculo único que compartía con su hermano mayor.

—Jay es un chismoso.

Riki asintió, divertido por la actitud juguetona de su hermano menor.

—Sí, definitivamente lo es. —respondió Riki, con una sonrisa cómplice.

Los dos hermanos continuaron charlando animadamente mientras caminaban, disfrutando de la compañía mutua y sabiendo que, sin importar las travesuras de Jay o cualquier otra cosa que la vida les trajera, siempre tendrían el uno al otro.

sunxkoov

¡Un Payaso Como Novio! ୨୧ SunkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora