Devanna Winchester recibe una llamada de un viejo amigo, debido a esa llamada va al pequeño pueblo de Mystic Fall donde conoce a cierto hibrido original junto a toda su familia.
El tiempo transcurre, Devanna descubre mentiras y el hibrido va a hacer...
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Los gritos de Chuck se unieron a los llantos de los bebés, hasta que la calma volvió y la luz se disipó.
Los Mikaelson y la Marshall vieron como el humo negro salía de la cazadora volviendo al cuerpo original. No les dio tiempo a reaccionar cuando vieron caer al suelo a Devanna.
-¡Soltarme! —gritó el híbrido y corrió hacia su alma gemela, arrodillándose a su lado, con los ojos empañados en puras lágrimas de dolor.
Entre sus brazos cogió a la pelinegra, tenía el rostro cansado y puso su oído sobre su pecho, no escuchaba ningún latido.
-Devanna ha sufrido mucho, se ha sacrificado y cuidado sin querer nada cambio.- hablo la voz de la nada ya en su cuerpo. Con pasos llenos de gracia se agachó a su lado pasando las manos por encima de su torso, el corazón de la cazadora volvió a latir fuerte y sonoramente-: Decirla que sus hermanos y Castiel vienen de camino con el nefilim. Ya ha nacido.
En un pestañeo desapareció, dejando a todos boquiabiertos.
-Mis bebés...- murmuro aún con los ojos cerrados, estaba demasiado débil. A Klaus se le hizo un nudo en la garganta, la habían hecho creer que él la estaba engañando, había estado loco buscándola sin encontrar nada y, resulta, que tenía a dos bebés, sus hijos de él y de ella.
-Están a salvo, mi amor.- dijo con un nudo en la garganta Klaus mientras la cogía para llevarla a su habitación, Nadia y Rebekah le siguieron con los bebés debido a la mirada del híbrido.
-Tienes dos pequeños milagros.- murmuró Nidia al entrar en la habitación.
Klaus tumbó a Devanna en la cama, estaba intentando abrir los ojos, la dejó ahí volviéndose a sus hermanas quienes estaban idolatrando a los pequeños bultos.
-Darme a mis pequeños.- ordenó receloso Klaus-. Quiero estar un momento a solas, quiero que me explique dónde ha estado.
Klaus no sabe cuánto estuvo mirando las caritas de sus bebés, Hope y Henrik Mikaelson, eran simplemente perfectos. Hope se parecía mucho a él y Henrik a Devanna. Eran simplemente perfectos.
Un dolor en el pecho se le instaló al híbrido, no había estado en su embarazo, ni en ningún momento, por las malditas brujas.
-Klaus. —Llamó la voz de Devanna a sus espaldas, enseguida se giró encontrándose la sentada, apoyada en el cabecero. Su cara reflejaba tranquilidad, pero se le notaba lo demacrada que estaba por el cansancio.
-Te fuiste, estabas embarazada.- murmuro dolido Klaus, aunque sabía que no era realmente su culpa-. Voy a despedazar a la bruja que hizo que te alejaras de mi, no sabes como estuve todo este tiempo.
-¿Cómo crees que estuve yo? ¿Feliz? No, estaba agotada, débil, dolida porque creía que me habías engañado.- Devanna, a pesar de estar débil se levanto cogiendo a Henrik, quien le pidió que lo cogiera con las manitas-. Poco después, me enteré de que estaba embarazada de estos pequeños tesoros, luego mate a la loca de tu tía y destruí al vacío.
