Tiempo de laburar.

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Un nuevo día se estaba levantando. El gran cielo, junto a su mar de nubes se apartaban cuando el gran astro de la luz se abría paso entre ellas, muy lentamente, pero sin llegar a iluminar todo a lo que su luz alcanzaba, esto debido a que eran las primeras horas de la mañana.

Mientras la luz poco a poco abrazaba a todo lo que estuviera a su alcance. Dentro de la casa de los hermanos fontaneros, nuestro querido fontanero de rojo aun dormía plácidamente mientras balbuceaba algunos nombres de sus platillos favoritos. 

En cambio, su hermano ya se encontraba despierto y listo para iniciar su día, pero esta vez no lo haría solo. Así que subiría al segundo piso de la litera donde aún dormía su hermano para despertarlo. Primeramente hablándole con delicadeza para despertarlo sin molestarlo, pero como sería de esperarse, no funcionó. Después lo comenzaría a mover mientras le seguía hablando en un tono un poco alto, acciones que solo lograron que Mario gruñera para después darle la espalda.

Debido a eso. El de verde optaría por tomar acciones algo drásticas. Ya que después lo tomaría de los hombros para agitarlo bruscamente mientras le gritaba su nombre. Consiguiendo despertarlo, algo exaltado y confundido, pero despertándolo.

Aunque no sería la mejor idea. Ya que antes de que Luigi pudiera hablar, Mario se abalanzaría muy molesto sobre él, al punto en el que le comenzó a amenazar con un arma.

-¡Como te atreves a despertar a Mario cuando estaba soñando que era el rey del mundo de los espaguetis!

-W-wa-aa. Espera Mario. No era mi intensión hacerlo, pero debía hacerlo.- Habló muy asustado mientras miraba el arma que presionaba su nariz.

-Nada de excusas. Prepárate a morir.- Habló encendiendo sus ojos en fuego.

-N-no. Espera. Te comprare todos los espaguetis que desees.-

-Oh. ¿Por qué no lo dijiste antes?- Habló un poco más tranquilo tras la declaración de su hermano, bajando el arma y ayudándolo a levantarse. Aunque notaria algo extraño en el ambiente, ya que no percibía tanta luz como es de costumbre. -Hey ¿Qué le paso a la luz? ¿Por qué no hay tanta luz? ¿Va a llover hoy?

 -No hermano. Lo que pasa es que aún es temprano y el sol aún no ha salido completamente.

-¿Aún es temprano?- Preguntó incrédulo. -Si es temprano. Entonces ¿Por qué levantaste temprano a Mario? Se supone que yo me despierto más tarde.

-Bueno Mario, eso se debe a lo que hablamos ayer en la noche.

-¿Lo que hablamos ayer?- En ese momento el de rojo comenzaría a pensar y recordar lo ocurrido la noche pasada, pero, no pudo. -No me acuerdo.- Pronunció tontamente.

-Ay Mario. Hablamos sobre tu secreto. El que estabas cansado de ser una burla y un saco de boxeo. Y que me ayudarías en mi trabajo hoy.

-Aaaah. Eso. Ya me acorde.- Habló aun tontamente. -Perdona que lo haya olvidado, pero como me despertaste tan repentinamente y estaba teniendo un sueño super genial pues se me olvido.- Se justificó un poco apenado. -Y lamento el haber tratado de matarte.

-No hay problema hermano. Venga, hay que prepararnos.

Tras este pequeñísimo incidente. Mario se prepararía para comenzar su primer día de trabajo en el mismo lugar donde trabaja su hermano, mientras que este último preparaba el desayuno para ambos. Terminando rápido para que minutos después ambos se dirigieran al trabajo usando el coche de Luigi.

Pero en todo el trayecto Mario no paraba de preguntar cual era su trabajo y a donde estaba, después de todo Luigi tiene muchos trabajos y en alguno de ellos le ha tocado trabajar en ocasiones fuera de la ciudad, así que no esta de más preguntar. Pero aun pese a la constante curiosidad del de rojo su hermano siempre le respondía: "Pronto lo verás..."

Estoy harto de estoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora