Capítulo 6

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Llevábamos fuera más de media hora desde que Joost y Noah quedaron solos en la habitación.

Mi hermana y yo ya nos estábamos subiendo por las paredes de la desesperación por saber qué estaba pasando allí adentro. No se escuchaba nada, no se sentía nada, parecía que no sucedía nada… pero eso seguro que no era verdad.

—¿Llamamos?— le propongo a mi hermana, señalando la puerta.

—No, no les metas prisa, que hablen lo que tengan que hablar— me contesta ella.

—Ya, pero es que no quiero entrar y encontrarme a uno de los dos muerto porque el otro lo haya asesinado.

—No va a pasar eso, Anaís, no seas una exagerada— me contesta Dara.— Pero, de todas formas, estate alerta… que no me fío ni un pelo de tu novio.

—¿Qué te dijo cuando os quedasteis los dos solos?— le pregunto con curiosidad, ya que no me ha mencionado del tema desde que estamos las dos solas.

—Muchas cosas.

—¿Y qué cosas?

—Muchas.

—Dara… no me seas…

—No las quieras saber, Anaís.

—¿Por qué? ¿Qué tan malo es lo que te dijo?

Mi hermana me miró y suspiró. Iba a hablar, estaba a nada de hacerlo, pero pasó lo que llevábamos esperando desde hace tiempo: la puerta se abrió y pudimos ver a Joost parado detrás de ella.

—Anaís… Quiere que hables con él— me dice Joost con la mirada totalmente seria, cosa nada habitual en él.

—¿Qué tal todo?— le pregunto a él, aproximándome hasta la puerta.

—Bien— contesta no muy convencido.— Ve a hablar con él antes de que vuelva a cabrearse.

—Esta bien…— asiento, metiéndome en la habitación y cerrando la puerta, dejándolos a los dos solos.

Dara

—¿Qué te ha dicho?— le pregunto directamente al rubio en cuanto mi hermana nos deja solos.

—Me ha dicho que no se quería llevarse mal conmigo, que él no buscaba conflictos entre nosotros por Anaís; pero que veía que ninguno de los dos daba el paso para ser amigos y que prefería no serlo antes que forzar la cosa, y yo aprobé eso por obvias razones…— me contesta.

—¿Y ya está? ¿No te dijo nada más?

—No… ¿Qué me tenía que decir?

—No, no, nada…

—¿Es sobre Anaís?

—Se puede decir que no, pero, en cierta parte, ella está metida en el asunto.

—¿Qué pasó? No me empieces a preocupar ahora, Dara, que ya suficiente tuve consolando a tu hermana por el idiota ese.

Yo suspiré.— No se lo puedes decir a ella, ¿Sí? Me hizo prometerle que se lo diría él, pero no estoy muy convencida de que le dejaré hacer eso…

—Te lo prometo pero, ¿Qué te dijo?

—¿Conoces a Sanne?

Anaís

—No me gusta estar enfadado contigo, cariño— me dice él. Él había acercado el sillón a la cama y ahora estábamos los dos sentados enfrente del otro, con las manos entrelazadas.— Pero, entenderás, que después de estar yo preocupado toda la noche, mandándote mensajes y llamándote, y sin recibir respuesta tuya, no me hizo ninguna gracia enterarme de que estabas con él, en su habitación y durmiendo juntos.

—Pero, ¿Por qué no confías en mí?— le pregunto, al borde de la lágrima.

—Yo confío en ti con los ojos cerrados y oídos tapados, pero en quien no confío es en él— me contesta.

—Pero él no te debe de importar si de verdad confías en mí como tú dices…

—Ya y lo sé, pero me es imposible.

—Noah, solo somos mejores amigos— volví a decir por décima vez en los veinte minutos que llevábamos aquí los dos.— Llevamos siéndolo desde hace más de diez años, al igual que llevamos durmiendo juntos tantos años como los que llevamos de amistad, y te puedo asegurar que en ningún momento él se me insinuó o algo parecido, como para que ahora comience a hacerlo.

—Una cosa es que nunca se te haya insinuado y otra diferente es que tú no veas o no quieras ver cómo él te mira, que es a lo que me refiero y lo que realmente me preocupa…

Dara

—¿Se lo vas a decir a Anaís?

—No lo sé… Siento que soy mala persona si se lo cuento como si no lo hago.

—Si no se lo dices tú, se lo digo yo.

—¡Me prometiste que no se lo dirías!

—¡Lo mismo se lo prometiste al otro y me lo acabas de contar!

—¡Lo mío es diferente!

—¡Es exactamente lo mismo!

—¡Bueno, basta ya!— doy el grito final. Suspiro y, tras recuperar la respiración, continuo.— Esperamos a ver si se lo cuenta él, ¿Vale? Él es su novio y nosotros no; es su relación, ellos sabrán lo que hacer y creo que él preferirá contárselo él mismo a que se entere por otra persona.

—No se lo va a contar.

—O sí, no lo sabemos— contradigo.— Pero, si vemos que no lo hace, se lo contamos nosotros, ¿Sí?

—¿Cuántos días le dejamos de margen?

—A ver… Hoy es domingo, el martes que viene es la primera semifinal y el jueves, la segunda… Si el jueves no se lo tiene dicho ya, se lo decimos nosotros, ¿Vale?

—Para mí es mucho esperar pudiéndoselo decir antes.

—Para mí también, pero hay que darle un voto de confianza al hombre… Si Anaís se enfada, te dejo echarme las culpas por esperar tanto.

—Ya lo iba a hacer sin que me lo dijeras.

.  .  .

Anaís

—Entonces… ¿Habéis quedado bien?— me pregunta de nuevo mi hermana.

Estábamos mi hermana y yo solas en mi habitación, mientras que Noah se iba a no sé donde. A pasear y tomar aire fresco, según él.

—¿Otra vez te lo tengo que decir?— preguntó.— Sí, Dara, sí; lo hemos discutido, hablado y lo hemos solucionado.

—Ah… ¿Y qué te ha dicho?

—Ya te he lo he dicho: se arrepintió por tratarme así y me dijo que nunca volvería a pasar… ¿Qué más quieres que te cuente?

—No, no, nada, nada— aclara ella.— Es solo que me sorprende…

—¿Que nos hayamos perdonado? A mí también, la verdad, yo pensé que iba a cortar conmigo… Pero bueno, mira el lado positivo, voy a estar un día más en pareja.

—Ya, bueno, eso de lado positivo…

—No me importa eso ahora mismo, lo importante es que sigo en una relación…

—Lo que tú digas…

Vrienden || Joost Klein ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora