🎶Banda sonora: Love - Nathan Wagner🎶
Templo Geodonsaji. Gangwon-do. Martes. 23:55
Changbin llevaba esperando junto al inicio del camino de piedra 55 minutos y 40 segundos, 41, 42, 43... Su reloj de pulsera era un recordatorio constante de que se hacía cada vez más tarde y allí no había nadie.
Cuando aparcó justo frente al templo de Geodonsaji, se quedó dentro del coche que había alquilado a nombre de uno de los empleados de Han Bank. Eso no había estado bien, podría meter al hombre en un problema, pero a Changbin no se le ocurrió qué más hacer para evadir el rastreo de Park Dongyoon.
Estaba allí sin teléfono móvil, sin dispositivo GPS. Solo un mapa en papel abandonado en el asiento del copiloto, su reloj de pulsera y su cartera. Cuando las manecillas marcaron las 23:25, bajó del coche con un gran paraguas negro para esperar junto a la entrada del templo y sus ruinas.
Llevaba de pie en el mismo lugar durante todo ese tiempo. Sus zapatos de piel hacía mucho rato que se habían llenado de agua y sus calcetines estaban húmedos. Su abrigo de paño negro le cubría a duras penas de la humedad del ambiente.
«¿Dónde estás? ¿Dónde demonios estás ahora mismo?».
Era consciente de que la tardanza podía tener muchos significados. Podría ser que la lluvia les hubiera ralentizado, tal vez encontraron un atasco de tráfico, quizá se habían perdido tratando de llegar y habían tenido que dar un rodeo. O Jisung podría estar muerto.
—¡No! —gruñó.
Iba a esperar toda la noche si era necesario. Y todo el día siguiente y el siguiente. Llamaría a Keunabeoji-nim y le diría donde estaba. Tendría que haberlo avisado antes de venir. Pero prefirió guardárselo porque tenía un ligero soniquete de desconfianza alrededor de esa familia que lo hacía apretar los dientes.
No quería dudar de los Han, pero la culpa de todo lo que estaba pasando era primeramente de Keunabeoji-nim Jihyeon. Su hijo estaba ahora mismo en peligro por su culpa. Changbin estaba ahora mismo bajo la lluvia por su culpa. ¿Y qué estaba haciendo él? Seguramente sentado en su estudio, con una botella de alcohol cara, levantando el teléfono para contactar con gente que le ayudara a buscar a Jisung.
O tal vez estaba hablando con Dongyoon. «Basta ya, Seo Changbin, no seas desagradecido». Se golpearía si pudiese, porque esas cosas que estaba pensando eran horribles y los Han no se las merecían. Pero estaba frustrado. Estaba cansado de esperar a que pasase algo. Estaba aterrorizado de que aquella nota fuera una trampa para matarlo también a él.
Movió un poco los pies que empezaban a entumecerse. La noche era horrorosa. No se veía nada alrededor. Había comprobado el nombre del templo unas quince veces desde que había llegado. Incluso releyó la carta que traía consigo a buen recaudo, dentro del bolsillo de su camiseta interior, forrada por un plástico impermeable.
Pero tampoco es que hubiese hecho falta releerla. La había manoseado tan obsesivamente, intentando interpretar cada sílaba, que acabó por aprenderla de memoria. Ahora podría recitarla como un poema.
Su mente volvió a quien había escrito la carta. De nuevo, volvía a lanzarse contra esa pared que solo traía dolor. Pero, Dios santo, qué dolor tan dulce. No podía mentirse a sí mismo. Seguía tan enamorado de Felix como lo había estado antes del secuestro.
Daba igual lo mucho que tratase de racionalizar los hechos. Solo podía pensar en que Felix lo había elegido, que le había salvado arriesgando su integridad, la de su hermano e incluso la de Jisung. El polluelo dejó a todos de lado por él. ¿Cómo podía odiar a alguien que hacía eso por él?
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Estación de lluvias: VERANO | Minsung | Changlix
FanfictionUna noche, Jisung y Felix juegan a evadir la vigilancia de su amigo y "carcelero" Changbin. Disfrutan de la desenfrenada fiesta hasta que los ojos de Jisung se cruzan con la mirada felina de un chico misterioso. Lee Minho solo tenía un trabajo: vigi...