33. La entrega III

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🎶Banda sonora: Enemy - Woodkid 🎶

Algún lugar. Alguna hora. ¿Corea?

Su estómago volvió a rugir de hambre. Las botellas de agua vacía se habían terminado hacía horas y tenía la boca pastosa. El olor desagradable de sus propios fluidos en el cubo se había metido dentro de su nariz y creía que no volvería a oler otra cosa.

Nadie apareció. I.N había vuelto a abrir la puerta en algún momento de todo ese tiempo para dejar seis botellas de agua. Las mismas que ahora descansaban de forma ordenada justo detrás del metal de la entrada en forma de castillo de naipes.

Había tratado de ocupar su mente en un montón de cosas: las tablas de multiplicar, los poemas que le enseñaban en la clase de coreano, recitó mil versos distintos. También se entretuvo en otros idiomas, hablando en voz alta porque, al fin y al cabo, prefería escuchar su voz a no escuchar absolutamente nada.

Pero todas esas distracciones acabaron cuando la sed lo hizo empezar a toser cada vez que intentaba tragar saliva. La garganta como gravilla lo había obligado a parar sus diatribas políglotas hacía unas cuantas horas.

Sin embargo, a pesar de que estaba haciendo su mejor esfuerzo por no pensar en ello, Changbin, Felix y Minho volvían a su cabeza. Estaba profundamente preocupado por Felix, pero el terror en sus huesos por el bienestar de Seo Changbing lo paralizaba.

En cuanto a Minho... Estaba enfadado, no como cuando I.N le confirmó que el chico había formado parte del complot. Ahora su enfado se había convertido en una especie de dolor fantasma. Era como si le hubieran amputado un miembro y todavía estuviesen los ecos del amor que sintió por él.

Jisung era consciente de lo estúpido que había sido. De cómo había puesto en peligro a sus amigos por un revolcón.

—No seas hipócrita, Jisung —dijo en voz alta, con la faringe irritada.

Se había enamorado de Minho. No fue solo un polvo porque entonces ahora mismo no estaría revolcándose en su propia miseria, pensando que el olor de la orina en el cubo opacaba el recuerdo de la piel del hombre.

Si había algo que Jisung podía hacer ahí, en la habitación vacía en la que estaba, era ser sincero consigo mismo.

Había sido un pésimo amigo y le debía una disculpa en condiciones a Seo Changbing y Lee Felix. Primero, por no creer en lo que tenían. Segundo, por haberles complicado la vida.

Se tumbó en posición fetal en el suelo duro y frío. De poco servía la ropa que el hijo de puta le había puesto. Podía sentir la humedad filtrándose hasta los huesos y sus articulaciones clamaban cada vez que se movía.

Minho había sido todo lo que él nunca buscó: un refugio, un héroe valiente dispuesto a salvarle de todo, incluido de I.N. O eso parecía.

Lee Minho pasó de ser un desconocido que lo follaba, a ser el amante que le hacía el amor. Y entonces se desveló como el cabrón cruel y despiadado que había planeado su secuestro durante meses... Tal vez años.

Una lágrima resbaló por el ojo de Jisung hasta su sien, confundiéndose entre su pelo. Había pensado que no le quedaban lágrimas y sin embargo estaba llorando otra vez, mirando a la pared.

Escondió la cara en las manos tratando de calmarse, pero era imposible. El perfil vacío de la silueta de Minho se alzaba imponente dentro de las ruinas de su corazón destrozado. Se había convertido en una especie de agujero negro que tragaba todo lo que se acercaba, por mínimo que fuese. Y lo primero que absorbió fue la dignidad de Jisung. Porque, mierda, una parte de él seguía necesitándolo tan desesperadamente que quería pedirle una explicación y perdonar todos sus pecados.

Estación de lluvias: VERANO | Minsung | ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora