Capítulo V

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No hablemos del ramen

Mientras Darío sostenía la cámara, Lumiel y Keyla posaban frente a los personajes de anime más famosos.

—Amo a Gojo Satoru, Darío por favor tómame una foto bien —ordenó.

A la vez que posaba frente a la cámara formando un corazón con sus dedos. Darío solo tomaba la fotografía y levantaba su dedo pulgar en señal de que había sido perfecta.

—Se suponía que veníamos a comer... —gruñó molesto.

Pero no sé negaba a tomar las fotografías.

Lumiel dijo que con una sola fotografía bastaba, pero ya llevaba más de quince donde veía a un personaje y salía corriendo para tomarse una foto más.

—Está es la última así que poseen bien —reprochó molesto.

—Pero, Darío-san no puede ser la última —dijo en forma de puchero.

—¡Lumiel ya llevan casi cincuenta fotos en el mismo lugar! —chasqueo su lengua—. Ah, al menos vayan a otro sitio carajo.

—Te queremos mucho Darío —agradeció Keyla.

Darío solo volteo sus ojos molestó, antes de tomar la fotografía.

—Bien, uno, dos y tres, ha quedado la número sesenta —levantó su pulgar—, ¿A dónde más irán?

No eran fan de anime, solo querían guardar recuerdos de su primera vez en un sitio tan genial. La estación estaba llenísima de los animes famosos y ellos eran fotografiados por Darío.

—Por una última foto podemos salir juntos los tres en una selfie —propuso—, así todos tendremos una fotografía igual.

—No vengo con ropa buena para ello.

Darío miro su vestimenta, era un simple jeans gris y una playera negra holgada.

—Pero Darío-san se viste muy bien, yo por mi parte vengo muy formal.

Lumiel vestía un suéter color beige muy claro, unos jeans de vestir color marrón claro y unos zapatos elegantes de color negro. Hacían un conjunto increíble.

—Pareces un misionero Lumi, créeme eres demasiado anticuado para tu edad.

—Cállate Keyla, como si tu ropa fuera la mejor.

Keyla por su parte vestía un overol rojo por encima de una playera manga larga color gris y combinado con unos tenis del mismo color que su playera.

—Es la moda y me veo genial.

—¿Qué es misionero?

—No le hagas caso Lumi, vamos a hacer esto rápido que muero de hambre.

Darío alzó su brazo sosteniendo el móvil para colocarlo de manera que salieran los tres, Keyla abrazó a Lumiel por encima de sus hombros y Lumiel sonrío haciendo un corazón con sus dedos y la fotografía quedó de lo más genial posible.

—La enviaré a ambos, ahora a comer.

—Ay Darío —expresó—, debes venir muerto de hambre.

—Pues no desayune, mira la hora que es ya casi dan las ocho de la mañana.

—Pero tú ni desayunas.

—Cállate que te importa.

—No peleen chicos, créanme que la pelea no es algo bueno.

—Lumi —le llamó Darío—, creo que sí eres un misionero.

Keyla no aguanto y comenzó a reír viendo como Lumiel no entendía esa palabra y Darío se lo había dicho de nuevo. Lumiel quedaba en blanco al escucharlos pensando en que podía significar lo que le habían dicho.

For you: Viviendo en tu pasado ||En Edición||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora