Médico del médico
Día dos del campamento.
Lumiel había ido al hospital para atender sus heridas, luego de que sus amigos lo llevaran con ellos les fue imposible ayudarlo y tuvieron que llevarlo con el profesor. No fue hasta la mañana siguiente que Lumiel fue dado de alta y llevado nuevamente al campamento exactamente a las seis de la mañana.
Lumiel había sido excluido de todos los planes del campamento, gracias a las consecuencias de haber golpeado a su compañero hasta dejarlo completamente inconsciente y en el hospital con varios huesos rotos. Jacob no sabía que hacer, pensó durante varios minutos hasta que levantó su mirada al chico quien hacía sentado frente a él, Lumiel tenía su nariz vendada, sus nudillos destrozados y un par de morenotes por todo su rostro. Jacob se preparó mentalmente antes de hablar.
—Solo ha pasado un día, Suzuki —comentó decepcionado.
—No es mi culpa —respondió en defensa.
—No sé qué decir —tallaba el puente de su nariz—, tienes prohibido salir de tu cabaña hasta nuevo aviso —explicó con lentitud.
Lumiel cabizbajo acepto aquello que le había escuchado.
—Se que tus intenciones por defenderlo de los abusos que existen hoy en día fueron era buenas, hiciste lo correcto Suzuki —completó.
Lumiel rio al escucharlo.
—Sí hubiera hecho lo correcto no estuviera aquí —expresó.
—Lamento tener que hacerlo, pero yo solo sigo el protocolo, si hubiera estado en tu lugar habría hecho exactamente lo mismo que tú —quitó sus lentes—, yo una vez hice algo similar defendiendo a mi hermano.
—Qué coincidencia profesor Jacob.
Él salió de la oficina del profesor, al apenas cerrar la puerta sostuvo la manija durante unos minutos. Pensaba en como podría estar con sus amigos nuevamente e inhaló aire tranquilamente soltando lentamente la manija de la puerta.
Sacó el móvil de su bolsillo el cual al encenderlo miro que tenía la bandeja llena de mensajes, de Darío, Keyla, Charlie y claro de Estefany. Pero solo tomó atención de uno de tantos.
«¿Cómo estás Lumi? Espero que tus heridas no sean tan graves intentamos parar la hemorragia, cuídate, me avisas cuando estés de vuelta. Darío.»
Sonrío al leerlo, hasta suspiró de ver que alguien se preocupaba por él de esa manera. Luego abrió el mensaje que estaba justo abajo.
«Ven a vernos cuando salgas de la oficina, necesitamos saber sí estás bien. Keyla.»
Pero solo a él quería responder.
«Buenos días Darío-san, ya estoy de regreso solo tengo un par de venditas en el rostro, gracias por darme primeros auxilios avísele a Keyla que estoy bien y que pronto los veré. Lumiel.»
Seguido guardó su móvil para seguir su camino, al solo acercarse a la sección B su novia Estefany lo esperaba en la puerta de la cabaña, Lumiel suspiró de agobio al verla con los brazos cruzados y esperándolo.
—¿Tienes algo que decir?
—Qué me dejes en paz quizá —respondió con pereza.
—Desde ayer no he parado de mandarte mensajes —reprochó—, te has conectado y no has visto ninguno de ellos.
—Estefany por favor te pido que por una vez en tu vida me dejes tranquilo no puedo ni pensar, vengo saliendo de hablar con el profesor durante una hora y tú, ¿de verdad seguirás?
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For you: Viviendo en tu pasado ||En Edición||
Ficção AdolescenteTodo comenzó desde que tenían cinco años. Lumiel y Darío eran mejores amigos desde pequeños, inseparables hasta el momento donde a sus apenas catorce años se enamoraron profundamente. Lamentablemente cuando cumplieron sus diecisiete, Lumiel sufrió u...