Eleven.

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El agua caliente caía sobre mi cuerpo, creando una nube de vapor a mi alrededor. Cerré los ojos, dejando que el calor relajara mis músculos tensos. Mis pensamientos, sin embargo, eran menos reconfortantes. "Qué patética soy," murmuraba para mí misma, repasando una serie de momentos embarazosos del día. Desde hacer el ridículo frente al farmacéutico hasta comprarle golosinas a mi nueva mascota que al parecer no es muy fanático del dulce. Suspiré, sintiendo que el peso del mundo reposaba sobre mis hombros.

Al salir de la ducha, me envolví en una toalla y caminé hacia mi habitación, donde mi peculiar mascota, Aizawa, me esperaba con los brazos cruzados y una expresión de enfado. Aizawa, una criatura única, un híbrido entre gato y humano, con orejas puntiagudas, bigotes y una cola que ahora se agitaba furiosamente... ¿Se agitaba furiosamente? Sí, y con los ojos rojos.

-____,  ¿qué es esto?- exclamó Aizawa, levantando una sudadera que claramente no me pertenecía. Demasiado refinado para mi gusto,  parece algo que te elige mamá en contra de tu voluntad.

Ah, claro, ya sé de quién es.

Me detuve en seco, mirando la prenda. -Eso... Eso es de Bushida, no?- respondí, sintiendo un nudo en el estómago, soy la peor dueña de híbridos del mundo.

-No sé, tú dime.-  Aizawa bufó, sus ojos ahora brillando con un rojo que me hizo retroceder un paso.

Intenté soltar una risita nerviosa. -Bueno, sí es de él, probablemente se la dejó aquí hace unas semanas cuando vino a estudiar aquí conmigo. No es lo que piensas... Para nada- Murmuro lo último entre dientes mientras aprieto la toalla contra mi cuerpo, ¿No podía haber elegido otro momento para mostrar su posesividad gatuna? Uno donde tuviera ropa puesta por ejemplo.

El híbrido entrecerró los ojos, escaneando la habitación en busca de más pruebas incriminatorias. -¿Estudiar, dices? ¿Y desde cuándo el estudio incluye dejar ropa olvidada?-

Sus ojos rojos y penetrantes me hicieron retroceder un paso, aún envuelta solo en mi toalla.
Aizawa no parecía convencido con mi explicación (totalmente cierta) sobre el estudio y su cola se agitaba con más fuerza. -¿De verdad esperas que me crea eso? ¿Qué tipo de estudio incluye desnudarse?-

Me sonrojé violentamente, tartamudeé mientras mi mandíbula caía ligeramente y me envolví la toalla más apretada. -¡No se desnudó! Solo... se la dejó olvidada, eso es todo.-

Aizawa me miró de arriba a abajo, con una ceja levantada. -Y tú, ¿planeas hacer lo mismo? ¿Dejar tu toalla olvidada?-

Mi cara ardía de vergüenza mientras intentaba mantener la compostura. -¿¡Qué?! No! Por supuesto que no!-

El mayor bufó. -¿Así que ahora dejas que Bushida se pasee por aquí, dejándote ropa y quién sabe qué más? ¿Qué sigue, pijamadas y maratones de "Mission Real Love"?-

Me quedé un poco desconcertada. -¿
... Cómo sabes que es...?

Aizawa cruzó los brazos, su expresión seria como la de un héroe vigilante. -Me dejas solo aquí durante horas, no puedes reprocharme por tratar de quitarme el aburrimiento viendo la televisión.-

-Claro, claro...- dije, aún un poco confundida por su arrebato y conocimiento en la serie romántica.

Antes de que pudiera responder, mi reciente mascota se lanzó hacia mí, y por un instante pensé que iba a atacarme. En cambio, me envolvió en una manta que había recogido del suelo. -No puedes andar por ahí sin ropa, ____,- dijo con un tono de seriedad que me dejó aún más perpleja de lo que ya estaba. -Podrías resfriarte.-

La situación era tan ridícula que no pude evitar reírme. -Gracias por tu preocupación, Aizawa. Eres todo un caballero.-

-Shōta...- dijo, con voz suave pero rasposa mientras se alejaba. -Pero la próxima vez, asegúrate de que la sudadera de Bushida no esté aquí. Apesta mi territorio con su hedor.-

Asentí rápidamente, incapaz de ocultar una sonrisa. -Prometido.-
A pesar de todo, sentía que la tensión había desaparecido y que, en su propio modo peculiar, él solo intentaba cuidar de mí.

Mientras estaba allí, todavía envuelta en la toalla, el hombre gato seguía murmurando para sí mismo, con su cola saliendo lentamente de su estado erizado. -¿Y qué hay de las sesiones de estudio nocturnas? No me gusta la idea de que Bushida esté aquí cuando oscurece.-

-Solo fue algo de una vez, un examen lo suficiente complicado para hacerme pedir ayuda.-

-Yo puedo ayudarte con ellos, no acabé realmente pero... Tenía muy buenas notas en el instituto-

-Eso sería muy amable de tu parte- Si esto iba en serio sería increíble, ya no soporto biología.

-Bueno- dijo Aizawa, dejando finalmente la sudadera de Bushida en una silla. -Cuando quieras.-

-Gracias...- respondí, sonriendo mientras intentaba mantener la toalla en su sitio. -Ahora, si no te importa, necesito vestirme.-

El híbrido me miró de nuevo con esos ojos rojos, pero esta vez con una mezcla de sorpresa y diversión. -¿Vas a echarme de mi propia habitación?-

-Sí, y en realidad es mi habitación- dije, señalando la puerta. -Sal de aquí para que pueda cambiarme.-

Aizawa bufó, pero no pudo evitar sonreír ligeramente mientras salía. -Está bien, pero solo porque me lo pides tan educadamente.- El sarcasmo se escurre entre sus palabras mientras camina hacia la salida.

-¡Adiós!- dije, cerrando la puerta detrás de él y suspirando aliviada. "Qué día," murmuré, sonriendo mientras me vestía. A pesar de todo, me sentía agradecida por tener a mi nueva mascota a mi lado, incluso cuando sus ojos se tornaban rojos y se volvían intimidantes. Su manera peculiar de mostrar preocupación siempre lograba sacarme una sonrisa, y de alguna manera, hacía que incluso los momentos más patéticos se esfumaran de mí mente.

Adoptarlo ha sido la mejor decisión que he tomado nunca.









***








M: 938 palabras :] no tengo ni idea de cómo acabar esta historia.

J: Quien haya entendido la referencia de Mission Real Love se gana un besito de Max

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⏰ Última actualización: Jun 28 ⏰

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Híbrido (Aizawa X Tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora