EPÍLOGO

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Una bella joven pelinegra, que vestía un traje un tanto holgado, se encontraba sentada en un sofá, dentro de una modesta casita, mirando una invitación que le había llegado, hace algunos minutos, al tiempo que la puerta de la vivienda se abrió, y por ella, ingreso un apuesto joven de cabello alborotado, llevando una bolsa de papel en su mano y una hermosa rosa de color rojo en la otra.

Ya estoy de regreso, muñeca bella, traje las galletas de fresas que te encantan, expreso el apuesto muchacho, mientras se acercaba a su joven esposa a darle un beso en su mejilla, al tiempo que le entregaba la rosa que le había traído y colocaba la bolsa de papel en una pequeña mesa de centro.

¡Gracias! esta hermosa, dijo Milk, tras recibirla, mientras dejaba la invitación sobre el sofá.

¡Una nueva boda! expreso Gokú al verla.

Sí, contesto Milk con dulzura, mientras tomaba la bolsita de papel, que estaba en la mesa, para abrirla y sacar de ella aquellas galletas de fresa que tanto le gustaba.

¿Y ahora quién se une al club de los casados?, pronunció Gokú sentándose junto a su esposa, al tiempo que en su rostro se plasmaba una bella sonrisa.

Dieciocho y Krilín, dijo Milk con calma.

Finalmente esos dos, unirán sus vidas, pronunció el apuesto joven, dulcemente, mientras colocaba una de sus manos sobre el vientre de su esposa, al tiempo que agregaba: ¿Cómo se ha portado hoy?

Bastante bien, respondió la pelinegra dulcemente, colocando su cabeza, sobre el hombro de su joven esposo, al tiempo que añadía: ¿Cómo te fue en el trabajo?

Bien princesa, cada día el gimnasio tiene más alumnos, y ello es bueno, pues nuestros ingresos aumentan, contesto Gokú, haciendo una pausa para agregar, mientras tomaba la invitación: ¿Quién de los dos la trajo?

Dieciocho, le dije que se quedará para el almuerzo, pero me respondió que le faltaban entregar aún muchas invitaciones, y que Krilín pasaría por ella en unos minutos, para continuar con las entregas, y así fue, pronunció la pelinegra, con dulzura, haciendo una pausa para agregar: En esos minutos me comento muchas cosas, entre ellas, que Helles y Jiren se casaron en secreto, y que Harumi y Satoshi terminaron.

¿Y cómo se enteró?, expreso el joven de cabello alborotado con calma.

Por Asuka y Cell, ellos son amigos de Jiren y Helles, y estuvieron presentes en la boda de estos,..., decía Milk.

Claro, se lo comentaron cuando fueron a dejar sus invitaciones, pronunció Gokú.

Así es, contesto la pelinegra, haciendo una pausa para agregar con cierta nostalgia: Lo de Harumi y Satoshi lo vio en una revista de espectáculos, terminaron por mutuo acuerdo.

Era de esperarse la verdad, creo que lo de ellos, más que amor, fue una relación por conveniencia, al menos de parte de él, pues durante el reality en el que participamos con ellos, no fue nada respetuoso a su prometida, dijo Gokú, con cierta molestia.

Sí, es cierto, contesto Milk, acunándose en los brazos de su joven esposo.

¿Ya te dio sueño princesita?, agrego con dulzura Gokú.

Un poquito, pero primero debemos almorzar...., respondió la pelinegra.

Descansemos un poquito primero muñequita, luego almorzamos, contesto el joven de cabello alborotado, poniéndose de pie, para tomar en sus brazos a la pelinegra y llevarla hacia la habitación que compartían desde que se casaron.

2 horas después:

El par de pelinegros estaban sentados frente a frente, en una pequeña mesa, consumiendo sus alimentos, mientras platicaban.

LA BODA SOÑADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora