XIX

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Pansy caminaba por los pasillos hecha una furia. Sabía muy bien que el pésimo estado de ánimo de Granger era causado por Maximus. Ese niño parecía nunca tener suficiente a la hora de causarle problemas a los demás.

Sus zapatos resonaban bajo la piedra pulida del suelo que llevaba hacia los baños de chicas. El aroma ácido de la omega era leve pero no por ello menos perceptible. Ella no sabía como sentirse. Por un lado estaba esa enorme carga de sentimientos negativos y agresivos que le incitaban a dejar al estupido alfa como un colador, en otro estaba la enorme preocupación hacia la niña de cabellos castaños y en el último extremo estaba aquel sentimiento de confusión. Antes de despertar como una alfa no había sentido mucho hacia la niña Granger expeto curiosidad, ahora solo sentía una mezcla de sentimientos igual de complicada que las pociones que su jefe de casa les impartía en sus clases.

Llego al baño y realmente no sabia que hacer. No era buena consolando como Draco, su humor no era bueno como lo era el de Blaise, no tenía un plan perfectamente calculado como Theo y definitivamente no tenía esa carisma y tenacidad de Harry.

Suspiro y entro al baño sin darle muchas vueltas los Parkinson no dudaban, actuaban acorde a sus sentimientos y ella como una buena heredera aria alarde de las cualidades de su apellido.

—¿Que haces aquí?— La voz llorosa de la omega le erizo hasta el último cabello. Las lágrimas corrían por aquella carita pequeña y redonda logrando que aquellas ancias de volver a Maximus un colador volvieran rápidamente.— No estoy para tus bromas Parkinson— Gruño la niña y ella solo suspiro acercándose lentamente hacia ella. No quería alterarla más. Ambas apenas y sabían controlar sus instintos que poco a poco se amplificaban más, no quería una pelea con una omega inestable, no gracias bastante tenia con los ataques de histeria que solían darle a Draco.

Planeaba aclarar que estaba ahí en son de paz, quizás le diría que se había preocupado y por puro instinto le había seguido pero, el hedor que comenzaba a circular en el ambiente logró que todo su cuerpo se tensara como una cuerda de violín a punto de quebrarse. Tomo de forma brusca la mano ajena e ignorando el chillido de sorpresa y protesta de la niña castaña ingresó a uno de los cubículos.

—¡¿Que estas_?!—La Griffindor parecía haberse dado cuenta de la situación. El ambiente era pesado y el desagradable aroma comenzaba a volverse más denso.

—No hagas ruido— Susurro muy serca de la castaña más no podía hacer nada respecto a la cercanía, lo que fuese que estuviese serca del baño no era humano, mucho menos uno de los fantasmas y ninguna de las dos creía que Pevees les hiciera una broma como esa.

Un gruñido asustó a la más baja y ambas entendieron rápidamente de que bizarra criatura se trataba.

—T_Trol— Jadeo la niña de rojo y el rostro de la alfa solo se tensó más. ¿Porque siempre acababa metida en problemas así? Ya había acabado enserrada con una colonia de cangrejos de fuego, casi había sido comida de Grindylow hace dos años y la última aventura exótica que había tenido gracias a sus padres había resultado siendo casi aplastada por un Gales verde.

—Hey Mione debes calmarte se que estás muerta de miedo pero debes respirar, según Harry esas cosas son tontas pero tienen un oído sensible si no hacemos ruido puede que salgamos ambas vivas de aqui— Intento tranquilizar la niña de Slytherin pero sus palabras no parecían ser muy alentadoras para la castaña quien comenzó a llorar nuevamente.— No llores por favor— Susurro acercando a la omega a sus brazos, quizás en un acto instintivo o solamente tomando fuerzas y motivación para realizar la locura que iba a hacer.

Entonces los fuertes pasos de aquella criatura se hicieron audibles. El trol había entrado al baño. Su aspecto horripilante era claramente visible para ambas niñas. Pansy había dejado la puerta del cubículo mínimamente abierta para así, a través del espejo, observar mejor su deplorable situación. El tono grisáceo de su piel, los pequeños ojos de canica y el cuerpo grotesco no les daba a las brujas muchos ánimos, el garrote de madera en su mano solo lo empeoró.

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