00033 | navidad

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martina
☆ ☆ ☆

Sábado post viernes de fiesta llegué a Rosario por la mañana junto a Madison, entre las dos no hacíamos una así que vinimos juntas a dormir a mi habitación. Cualquiera que nos viera pensaría que somos como novias, pero lastimosamente nos gustan los mentirosos, mejor conocidos como hombres.

Al mediodía nos levantamos a almorzar junto a mi familia, que le dan más atención a ella que a mi, y nos fuimos hacia la pileta con mis hermanos mientras mis papás estaban en la suya.

–Ayer, por cinco minutos, pensé que ibas a decirme me quedo con Enzo.

–Lo haría si no fuese porque quiero dejar de pelear con mi mamá.

–¿Que le sucede?

–No le gusta mucho la idea... no me importa igual.

–Tu mamá es quien va estar siempre a tu lado, debería importarte.

–Apenas cumpla dieciocho...

–¿Irás con Enzo? —pregunts interrumpiendome.

–¿Qué? No —contesto riendo—. Vuelvo a Barcelona... imagina, nosotras, fiesta, noche, toda la semana.

Me sonríe y choca nuestros vasos con fernet dentro.

Cuando cae la noche, vamos a comenzar a arreglarnos para la Navidad... la cual decidieron festejar invitando al plantel y obvio solo dos aceptaron al invitación y venir hasta acá dejando todo de lado. Angel, que no genera molestia, y Leandro que si la genera pero no en mi, en Enzo cuando vea que estará en el mismo lugar que yo.

–Hija, ayúdame con el pelo.

–Voy —salgo del baño y veo a mi mamá.

–Que linda estás —me sonríe.

–Ropa de Mads, yo no uso esto...

En la vida yo compraría ropa así, siempre le saco ropa a Madison para salir o fiestas.

Junto a mi mamá, camino hasta su habitación y comienzo a sacarle y plancharle el pelo... ella esto podría hacerlo perfectamente pero me llama a mi para hablar conmigo.

–Marti, ¿Por qué Oli no está con su mamá?

–Según lo que Enzo me dijo fue porque la nena no quería y que sufría mucho cuando él la dejaba volver a Argentina...

–¿Pero la madre y Enzo nunca estuvieron juntos?

Si hay alguien más chusma que yo, esa es mi mamá. De alguien tuve que sacarlo.

–Enzo me dijo que no realmente y cuando ella quedó embarazada, intentaron estar juntos pero no funcionó.

–Y ahora vive solo con él.

–Vive con él y con los padres de él, o sea viven todos juntos, pero hablé con su mamá y me dijo que a ella le gustaría no vivir con Enzo... no porque le moleste, sino porque él tiene que tener su espacio, pero él solo no puede con la nena.

–¿Y la madre cuando la ve o cómo accedió a que viva con él?

–La ve cada dos meses ponele, o las veces que pueda ir a Argentina, porque la otra no va a Londres... Enzo no quiere —niego con la cabeza—. Y Enzo la mantiene a ella y a su familia, eso acordó para que ella firme algo para que Olivia sea solo de Enzo y ella no pueda decidir nada.

–Ah bueno, si la deja irse a su bebita a cambio de plata excelente hizo en sacarsela de encima...

–Yo le pregunté si tenía todos los papeles, o si era solamente palabra, porque la otra se podía volver loca y sacarle a la nena y me dijo que estaba todo firmado por abogados y que no había forma de que la nena deje de vivir con él... mejor.

–¿Le mandaste algún regalo por Navidad?

–El regalo de Enzo fue mi presencia, pero a Olivia si...

–¿Me pasas el número?

–No.

–Pero le quiero decir feliz navidad a ellos dos.

–Por Instagram... o mejor yo le digo por vos, tranqui.

–Que mala sos, hija.

–Yo le digo por vos, vos no te metas en esto que nadie sabe cuánto va a durar.

–Vas a empezar a ir al psicólogo... te va hacer bien para dejar de ser un poquito así.

–No voy a ir al psicólogo, tampoco a terapia, a ningún lado... yo solo soy así y estoy bien, si soy así es para que nadie me pase por encima.

Ella no responde y yo sigo planchandole el pelo, y luego maquillandola, en silencio.

Al estar listas ambas, bajamos dónde ya se encuentran todos a los que saludo y luego me siento al lado de Madison.

–Tengo hambre, pa —lo miro mientras él está al lado de la parrilla.

–Tranqui Marti, ahí le digo a la carne que se cocine más rápido —asiente y da vuelta hacia la parrilla—. Che, más rápido que mi hija tiene hambre.

–Comete un pan —Leo me alcanza uno.

–No confío en algo que me das vos, gracias.

Me mira mal y devuelve el pan a su lugar y yo a jugar a las cartas con Madison... mi única salvadora en esta casa.

–Está que flipas eh —Mads mira el regalo que Ciro le muestra.

–Falta que diga está de pelos —dice Leandro riendo.

–Soy española, no sé si lo recuerdas.

–¿Podés dejar de cargosear a las dos? —Camila lo mira.

–Gracias Cami, no sé cómo aguantas a tu marido.

Madison y Leandro cruzan miradas hasta que la reto a ella con mi mirada... si Camila no se da cuenta es porque no quiere y prefiere seguir viviendo en la mentira.

–Te llama tu novio —Leandro me habla por detrás cuando estoy en la cocina.

–Dejá de ver mi celular... Hola —digo apenas contesto el celular—. ¿Llegó el regalo de Oli?

–Hola gorda, si... a la tarde pero se lo doy a las doce.

–¿Gorda? —Leandro me mira riendo.

–¿Cómo están ustedes?

–Me muero de hambre y no está la comida.

–Te tenías que quedar conmigo, te dije... después venis conmigo

–Empiezo el colegio.

–Hace como un mes no vas al colegio... no jodas.

Tiene razón, tampoco es como que el colegio sea mi prioridad.

Luego de la extensa charla con Enzo, corto el teléfono y al darme vuelta sigue Leandro dando vueltas alrededor mío.

–¿Tanto amor, Martina?

–No me digas Martina, estúpido —le pego atrás de la rodilla lo que provoca que casi se caiga.

–Decí que estan todos afuera porque si no...

–¿Si no qué?

–Haría que me demuestres el porque Enzo está tan obsesionado con vos.

–Te vas a quedar con las ganas toda la vida porque a Enzo no lo voy a cambiar, menos por vos que te revolcas con mi amiga todos los dias.

–Yo puedo con las dos.

–Y yo no quiero con vos —le sonrío y trato de irme.

–¿Enzo sabe lo nuestro?

–Un beso y una mano de más una noche no es nada y si sabe, pero él ya tuvo eso y más... no sos competencia.

Lo dejo solo, y con el ego herido que lo demuestra en su cara por entender y aceptar que jamás, y bajo ninguna circunstancia, él va ser mejor que Enzo.

iconic ; enzo fernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora