Capítulo 6

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Llamé a Bastián para ver si quería tomar algo, y al momento me respondió, proponiendo encontrarnos en un bar cercano.

—¿Cómo te ha ido? ¿Has terminado ya el vestido? —preguntó Bastián en cuanto me vio.

—Casi. Me queda muy poco. Cuando lo termine, te mando una foto.

—Genial. Seguro que queda precioso.

—Ojalá. Por cierto, ¿sabes a quién he visto?

—¿A quién?

—A Gabriel Luxton. Se estaba yendo con una modelo en un coche.

—Como si fuera algo nuevo. Sale en todas las revistas de la prensa rosa.

—Sí, tienes razón. En fin, cuéntame cómo te ha ido a ti en la tienda.

—Bien. Las clientas te echan de menos; necesitan tus consejos.

—Jajaja, ya mismo estaré de vuelta.

Estuvimos conversando hasta las diez de la noche, disfrutando de la compañía y relajándonos un poco antes de retomar nuestras responsabilidades. Bastián tenía que abrir la boutique al día siguiente y yo debía terminar los vestidos para el concurso.

Con la mente despejada y el ánimo renovado, nos despedimos, listos para enfrentar un nuevo día de trabajo.

Al día siguiente, regresé a la Agencia Luxton decidida a terminar el vestido verde esperanza y empezar el siguiente diseño. Mientras trabajaba, alguien llamó a la puerta. Supuse que sería Alex Luxton revisando el progreso.

—¿Puedo pasar? —era Gabriel Luxton.

—Sí —respondí, sintiéndome intimidada.

Gabriel entró y observó el vestido que había colocado en un maniquí.

—No está tan mal, en verdad —soltó, casi sin darse cuenta.

—¿Perdona? —pregunté, ofendida.

—Lo he dicho en voz alta, lo siento. Sinceramente, me sorprendió verte el otro día en la presentación —admitió Gabriel.

—¿Por qué? —pregunté, intrigada.

—No me esperaba que fueras una buena diseñadora —confesó, dejándome con la boca abierta.

—Ah, bueno, muchas gracias por tu honestidad —respondí, sarcástica.

—No, a ver, no me malinterpretes. La manera en la que nos conocimos no fue la más adecuada —dijo él.

—Lo siento si le molestamos ese día —dije.

—No, no, da igual. ¿Puedo ver el diseño del vestido que estás cosiendo? —preguntó él.

—Sí, está en la mesa, en el cuaderno —le indiqué.

Gabriel se acercó a la mesa y tomó el cuaderno.

—Me gusta la idea. Espero que te quede como lo tienes dibujado porque me gusta mucho la propuesta —sonrió. —¿Puedo ver el resto de tus diseños? —preguntó.

—Eh, sí, aunque algunos me dan vergüenza —confesé.

—No me voy a reír, tranquila. Tú sigue cosiendo, como si yo no estuviera —se sentó en un sillón. —Puedes poner de nuevo a Leona Lewis si te ayuda a trabajar mejor —dijo él.

Me sonrojé, dándome cuenta de que había escuchado la música desde fuera. Puse la música de nuevo, y la voz de Leona Lewis llenó el camerino con "Better in Time". Volví a coser, aunque los nervios me traicionaban. Gabriel Luxton estaba mirando mis diseños, y eso me ponía más presión.

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