—¿¡Cómo?! —gritó Lisa sorprendida, con los ojos abiertos de par en par—. ¿Eres consciente de lo que significa ser novia del magnífico Gabriel Luxton?
—Shhhh, no se lo puedes decir a nadie —le dije, acercándome para que nadie más pudiera escuchar.
—Ya lo sé, pero cuéntame todo, todo, todo —insistió Lisa, susurrando pero con una emoción palpable.
—Sí, tranquila —asentí, intentando calmarla.
—Bueno, chicas, yo me voy —interrumpió Bastián. Había permanecido en silencio respecto a la noticia de mi relación con Gabriel—. Nos vemos mañana, jefa.
—Sí, hasta mañana, Bastián —dijimos Lisa y yo al unísono.
Cerró la puerta y se fue, dejándonos en un silencio momentáneo.
—Dios, está destrozado —dijo Lisa, refiriéndose a Bastián.
—Lo sé, y me duele mucho que nuestra amistad se haya roto por esto —respondí con tristeza.
—No, seguís siendo amigos, pero ahora necesita un tiempo, Cloé. Estaba enamorado de ti y verte ahora con Gabriel le va a doler —explicó Lisa, intentando consolarme.
—Ya, lo mejor es que estemos un tiempo separados —asentí, aunque me dolía admitirlo.
—Sí, bueno, me has prometido que me ibas a contar todo... —dijo Lisa, pero se detuvo cuando sonó el timbre—. ¿Esperas a alguien?
—No —respondí, extrañada.
—Será Bastián que se le habrá olvidado algo. Voy a abrirle —dijo Lisa, levantándose.
—Vale —respondí, quedándome en la cocina mientras hacía el café.
Para mi sorpresa, la voz que escuché no era la de Bastián.
—Venía a hablar sobre el concurso, señorita Cloé —dijo Gabriel detrás de mí, con una sonrisa divertida.
—Yo me voy, os dejo hablando —dijo Lisa rápidamente, cogiendo sus cosas y saliendo con una sonrisa cómplice.
—¿De qué tenemos que hablar? —le pregunté a Gabriel una vez que Lisa se había ido.
—Sinceramente, de nada. Era solo una excusa para que tu amiga no supiera que necesitaba verte —respondió él, acercándose más.
—Jajajaja, tranquilo, Lisa no va a decir nada —le aseguré, riendo.
—Bueno, ¿estás haciendo café? —preguntó, oliendo el aroma que llenaba la cocina.
—Sí, ¿quieres? —ofrecí.
—Por favor —respondió él, asintiendo.
—Siéntate en el sofá mientras, si quieres —le sugerí.
—Vale —aceptó, dirigiéndose al sofá.
Le serví el café en mi taza de Hello Kitty, ya que era la única decente que tenía. Era mejor que mi taza que me regalaron mis amigas por mi cumpleaños, que decía "me tenéis hasta el coño".
—Aquí tienes —le ofrecí la taza de Hello Kitty, sonriendo.
—Gracias. Había pensado ir a algún sitio contigo, pero hace un día muy feo —dijo Gabriel, mirando por la ventana.
—Podemos ver una peli, tengo Netflix —sugerí.
—Perfecto —aceptó, sonriendo ampliamente.
Después de un rato buscando, encontré la película perfecta: "El diario de Noa".
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Runway
RomanceChloé una joven de 25 años consigue cumplir su sueño de abrir una boutique en París tras mucho esfuerzo. Sin embargo, se encuentra la gran oportunidad de participar en un concurso que le podría dar la fama necesaria para convertirse en una gran dis...