Hoy, 28 de abril, a las 16:00 h, se anunciarían los diez participantes del concurso. Estaba tan nerviosa que dejé a Bastián en la tienda y me fui a la cafetería de Lisa para averiguar si me habían seleccionado o no. Quedaban cinco minutos para las cuatro y la espera se hacía insoportable.
—Tranquila, Cloé, te van a coger seguro —dijo Lisa, tomando mi mano para tranquilizarme.
—No estoy muy segura. Además, creo que le caigo mal al director de Luxton —respondí, sintiéndome cada vez más ansiosa.
—Anda ya, no digas tonterías —dijo ella, tratando de animarme.
Miré el reloj nuevamente. —¡Ay, ya son las cuatro! Por favor, míralo tú por mí —le pedí a Lisa, incapaz de enfrentarme a la noticia.
—Vale —dijo, tomando su teléfono. Hubo un silencio durante unos segundos que se sintieron eternos. —Señorita Cloé Roussel, usted participará en el concurso de la agencia Luxton junto a sus nueve oponentes —anunció Lisa con una sonrisa radiante.
—¡No, estás de coña! —exclamé, sin poder creerlo.
—Te lo juro, míralo tú misma —dijo, mostrándome la pantalla. Ahí estaba mi nombre, claro como el día. La abracé con todas mis fuerzas, sintiendo una mezcla de alivio y alegría.
—Ay, tengo que contárselo a mi abuela. Voy a llamarla —dije, emocionada.
—Vale, yo voy a atender a los clientes que han llegado —dijo Lisa, mientras se dirigía al mostrador.
Con las manos temblorosas, marqué el número de mi abuela. La línea sonó una vez, dos veces, y luego escuché su voz cálida y familiar al otro lado.
—¿Cloé, cariño? —respondió mi abuela.
—¡Abuela, me han seleccionado! ¡Voy a participar en el concurso de la agencia Luxton! —exclamé, casi sin aliento.
—¡Oh, Cloé, qué maravilloso! Sabía que lo lograrías. Estoy tan orgullosa de ti —dijo ella, su voz llena de alegría y orgullo.
—Gracias, abuela. No podía esperar para contártelo —respondí, sintiendo que una parte de mi nerviosismo se desvanecía al compartir la noticia con ella.
—Vamos a celebrarlo cuando vuelvas a casa. Estoy segura de que todo saldrá bien. Eres muy talentosa, Cloé —me dijo con cariño.
—Gracias, abuela. No podría haberlo hecho sin tu apoyo —respondí, conmovida por sus palabras.
—Ahora ve y disfruta de tu momento. Te lo mereces —dijo ella.
Nos despedimos y colgué el teléfono, sintiéndome más segura y motivada que nunca. Me despedí de Lisa y fui a la boutique a contárselo corriendo a Bastián.
—¡Bastián, me han cogido! —exclamé al entrar en la boutique, sin poder contener mi emoción. Todas las clientas me miraron por el grito, pero no me importaba. Estaba demasiado feliz.
—¡Lo sabía! —gritó Bastián, levantando los brazos en señal de victoria—. ¿¡Os habéis enterado!? ¡Mi jefa va al concurso de Luxton!
—Ay, Bastián, qué vergüenza —dije, riendo.
—¡Que lo sepan todos! Eres la mejor y pronto serás una diseñadora de élite —dijo él con entusiasmo.
Nos reímos juntos, y la sonrisa en mi cara era imposible de ocultar. No podía creerlo, iba a participar en el concurso de Luxton. Era un sueño hecho realidad.
En los días siguientes, trabajé con más ganas e ilusión que nunca. La emoción de participar en el concurso me daba un impulso adicional, y el tiempo pasó volando. Rápidamente llegó el 2 de mayo.

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Runway
RomantiekChloé una joven de 25 años consigue cumplir su sueño de abrir una boutique en París tras mucho esfuerzo. Sin embargo, se encuentra la gran oportunidad de participar en un concurso que le podría dar la fama necesaria para convertirse en una gran dis...