—¿Tienes algo con Gabriel Luxton? —me preguntó mi abuela mientras la ayudaba a hacer la maleta.
—¡Por Dios, abuela! ¿Por qué piensas eso? —En realidad, no sabía si teníamos algo. Nos habíamos besado.
—Porque nos invitó al restaurante. No tengo nada en contra, pero me parece muy raro.
—No, abuela, no. Solo nos llevamos bien. —Sí, nos llevamos bien y también nos besamos.
Decidí dejar el tema aparte porque ya llegábamos tarde al aeropuerto y debíamos aligerarnos. Llamamos a mis padres para ver si estaban listos y llamamos un taxi para ir al aeropuerto.
Me daba pena que se fueran ya; el tiempo había pasado muy rápido y no sabía cuándo volvería a verlos. Me despedí de ellos entre lágrimas y tomé un taxi para ir a la tienda a la que hacía mucho tiempo que no iba.
—¡Hola, jefa! —dijo Bastián al verme aparecer por la puerta.
—Buenas, ¿cómo va todo?
—Bien. ¿Y tú con tu familia?
—Perfecto, aunque ya se fueron.
—Lo siento. Bueno, ¿y qué hiciste ayer? No me contaste nada. —Genial, ¿le contaba lo que había hecho o se enfadaría?
—Nada en especial. Me volví temprano porque mi familia tenía que irse por la mañana. —Preferí mentirle para que no se enfadara.
—Normal. ¿Te apetece luego del trabajo ir a tomarnos unas copas?
—Estoy muy cansada, otro día mejor.
—Lo entiendo, pues ya será otro día.
Le sonreí y nos pusimos a trabajar, ya que había muchas clientas hoy.
Estaba ayudando a una clienta a elegir un conjunto para una entrevista de trabajo cuando Bastián me llamó porque estaba sonando mi teléfono.
En la pantalla aparecía el nombre de Gabriel Luxton. ¿Qué quería? Seguro que era sobre la noche anterior. ¿Diría que había sido un error? Para salir de dudas, descolgué la llamada.
—¿Estás ocupada? —dijo con su voz grave.
—No, no, ¿qué pasa?
—Noa y su equipo van a pasarse por tu tienda para la entrevista.
—Ah, vale, perfecto. —No decía nada sobre el beso. Seguramente iba a hacer como si nada hubiera pasado.
—Pues en quince minutos nos vemos.
—¿Nos vemos?
—Sí, voy con ella.
—¿Por qué?
—Supuestamente porque a la Agencia Luxton le interesa también la entrevista. Verdaderamente, porque quiero verte a ti. —Genial, ya estaba temblando de los nervios.
—Vale.
—Bueno, te dejo. Vamos a salir.
¿Qué iba a hacer? Me daba mucha vergüenza verle después del beso. Avisé a Bastián de que venían a la tienda a hacerme una entrevista y le pedí que se ocupara de las clientas mientras tanto.
—Buenas tardes —dijo Noa al entrar, luciendo super glamurosa, con Gabriel a su lado y el equipo detrás de ellos.
—Buenas tardes —respondí, mientras Gabriel me sonreía. —Pasad. ¿Dónde queréis hacer la entrevista?
—Donde usted quiera, señorita Roussel —dijo Noa con una sonrisa.
Nos sentamos en una parte de la tienda, mientras Gabriel y el equipo permanecían de pie alrededor.
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Runway
RomansChloé una joven de 25 años consigue cumplir su sueño de abrir una boutique en París tras mucho esfuerzo. Sin embargo, se encuentra la gran oportunidad de participar en un concurso que le podría dar la fama necesaria para convertirse en una gran dis...