El lunes siguiente volví a la tienda después de unos días sin ir. Decidí ignorar lo que me había dicho Lisa sobre Bastián, ya que solo quería centrarme en el trabajo.
—Buenos días, jefa. Qué alegría verte por aquí —dijo Bastián con una amplia sonrisa.
—Buenos días. Prepárate porque me vas a tener unos días por aquí —respondí.
—Pues yo encantado —dijo él.
Abrimos la tienda y pronto llegaron los clientes. Me puse en la caja con Bastián para ayudarle.
—¿Tú estás en el concurso de Luxton, ¿no? —preguntó una clienta mientras le cobraba.
—Sí —respondí.
—Me encantaron tus diseños, fueron mis favoritos, sobre todo el que llevaste tú —dijo ella.
—Muchas gracias, de verdad —dije agradecida.
—¿Cuándo van a estar en la tienda los vestidos? —preguntó.
—Pronto, cuando tenga más tiempo para coserlos, los traeré —respondí.
—Genial —dijo ella.
Le cobré y se fue feliz con su compra. La gente empezaba a reconocerme y eso me hacía muy feliz. Sin embargo, aún quedaba un largo camino por recorrer.
—Jefa, eres famosa —dijo Bastián.
—Jajajaja, tampoco es para tanto —respondí.
—Sí, ya te reconocen y todo. Por cierto, voy a por café, ¿quieres uno? —preguntó él.
—Sí, un capuchino, por favor —respondí.
Cuando Bastián se fue a por el café, aproveché para cerrar la tienda un rato y descansar. Decidí llamar a mi abuela.
—Hola, abuela —dije.
—Hola, cariño. ¿Cómo estás? —respondió ella.
—Bien, aquí trabajando en la tienda —dije.
—¿Y el concurso? —preguntó.
—Conseguí pasar el primer reto —respondí.
—Sí, te vimos por la tele y estabas guapísima —dijo ella.
—Gracias, abuela.
En ese momento, llamaron a la puerta. Era Bastián con el café.
—Un momento, abuela, voy a abrir a Bastián.
—No te preocupes, hablamos en otro momento, cariño —dijo ella antes de colgar.
Fui a abrirle a Bastián y recibí mi café con una sonrisa.
—¿Por qué has cerrado? —preguntó Bastián.
—Necesitaba descansar un poco —respondí.
—Bueno, aquí tienes tu café —dijo él, ofreciéndome el vaso.
—Gracias —dije, aceptándolo con una sonrisa.
Mientras tomábamos el café, Bastián me hizo una propuesta inesperada.
—Oye jefa, ¿te gustaría ir a ver el live action de La Sirenita? —preguntó.
—Claro, es mi película favorita —respondí con entusiasmo.
—Genial, ¿vamos al estreno entonces? —preguntó él.
—Sí, me encantaría —respondí.
Después de disfrutar de nuestro café, reabrimos la tienda. Por la tarde, el flujo de clientes aumentó y estuvimos mucho más ocupados. Fue un día agotador, pero gratificante.

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Runway
RomanceChloé una joven de 25 años consigue cumplir su sueño de abrir una boutique en París tras mucho esfuerzo. Sin embargo, se encuentra la gran oportunidad de participar en un concurso que le podría dar la fama necesaria para convertirse en una gran dis...