Capitulo 11. Quiero que me mires a los ojos.

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Ella le había llamado angel y no sabía lo cerca que estaba de ello. Ikal se había quedado estático en su sitio y respiro hondo mirando a la puerta, cogió sus maletas y las de la chica y salió sin decir nada más.

Ella borracha, se moría porque la tocara, ¿y ahora? Solo quería tenerlo lejos. O eso al menos pensaba él porque era incapaz de sentir como el corazón de Uxia se aceleraba cada vez que estaba a su lado. Como la había defendido de Azazel y como la había salvado de si misma.

Uxia salió tras él y corrió para coger alguna de sus maletas a lo que Ikal se negó por completo. Y al final se la acabó dando a Zad, quien les esperaba cerca del ascensor. El chico de ojos verdes la sonrió levemente y entró en el ascensor el primero, seguido de Uri e Ikal, ella simplemente entró tras ellos y pulsó el botón del hall del hotel.

— Bueno, Uxia... cuéntanos. ¿Cómo hiciste para que el hombre aceptara de esa forma tan fácil? –Preguntó Uri con una sonrisa de sorna en los labios.

— Pues muy fácil, fui simpática, amable, sincera y además estaba preciosa y si, eso ayudó a que dijera. SI. –Se encogió de hombros.

— ¿Porque eres huma...? –La pregunta se quedó en el aire porque Ikal le dio un codazo haciendo que no dijera la palabra.

¿Como narices se atrevía a preguntar algo así? Pues claro que ella era humana, una humana especial y que no conocía su mundo. Y no estaba dispuesto a que ella descubriera sus identidades. Ikal, hijo De Dios. Un arcángel y ellos, Uriel y Zadkiel ángeles del cielo, amigos y protectores de Ikal. Uno tan diferente del otro que Uxia no pensaría que al final, todos habían sido creaciones del Señor.

La chica lo miró con una ceja levantada y le sacó el dedo del medio.

— No hace falta ser grosera... –Dijo Ikal con una voz gruesa.

— Bueno, pues solo espero que tu amiguito no vuelva a dirigirse a mí, tengo mis atributos y lo sé pero sinceramente no sé cómo lo hice... lo toque y solo dijo. Si... ya está –Dijo la chica cansada de no saber qué narices le pasaba.

Ella no había sido una chica sensual, ni mucho menos una atrevida pero ahora, era todo lo que jamás pensó ser, una mujer fuerte, atrevida, sensual y atractiva y además, lo iba a usar todo a su favor.

Salieron del hotel sin mediar palabra, la chica estaba pensativa y los chicos solo hablaban entre ellos pero no a ella directamente. Uxia solo pensaba en lo que la separaría el futuro, de lo que iba a hacer con el dinero que Ikal la iba a dar, iba a terminar su carrera, iba a buscar un buen trabajo e iba a ayudar a la gente.

Uxia simplemente quería hacer borrón y cuenta nueva. Quería olvidar los últimos 7 meses de su vida y seguir como si nada hubiera pasado, como si nadie la hubiera arrebatado a su familia de aquella manera tan cruel. Por unos momentos, pensó en como había sucedido todo aquello, en como el coche donde iban sus padres y su hermana había sido arrollado por una camión cuyo conductor iba borracho. Como aquella fatídica noche se quedó sin nada, sola en este mundo. Aún recuerda como tuvo que ir a reconocer los cadaveres, como tuvo que firmar las defunciones, como estuvo sola en el funeral y como se dio cuenta que Aza solamente la había hecho separarse de todo el mundo, la había aislado para que así él pudiera maltratarla a su manera. Y por eso le dejó, por eso se alejó de todo lo que había tenido y todo lo que había sido y por eso, después de esos meses de angustia y dolor había decidido quitarse la vida pero, no lo consiguió.

La chica estuvo pensando todo el camino entre el hotel y el aeropuerto y se subió de nuevo al avión sin mediar palabra con ninguno de los chicos. Aza, por suerte no les acompañaba y ahora era cuando ella entendía porque viajaba tanto, porque pasaba tantas noches fuera y porque solo lo veía los fines de semana y no todos.

Polvo de ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora