Kono Subarashii Sekai ni Shukufuku wo! Volumen Final: El Proposito de este Mundo

Capítulo 11: En los Dominios del Rey Demonio - Parte 7.

En la capital de Bersek, el ejército imperial se encontraba reunido, una legión de soldados y caballos preparados para marchar hacia la frontera en el territorio demoníaco. Los estandartes ondeaban al viento, y el sonido de las armaduras resonaba mientras los soldados ajustaban sus equipos y afilaban sus espadas.

Los oficiales daban órdenes y revisaban viejos mapas, asegurándose de que todos estuvieran listos para la campaña de reconquista que estaba a punto de comenzar. La campaña no solo era un intento de recuperar las tierras perdidas, sino también de mostrar al mundo la fortaleza y determinación de la humanidad por prevalecer.

Los aventureros de primera clase se encontraban esperando dentro de las murallas, siendo pacientes hasta que comience la marcha del ejército.

Dentro del palacio, Claire se encontraba escoltando al Rey y al Príncipe Jatice a la sala de guerra. Ambos ya se encontraban preparados para la guerra. Belserk no era el único reino en participar en la campaña, todos los reinos menores aportarían su ayuda por el bien de la humanidad. Además, los territorios reconquistados pasarían a ser parte del reino. Este era la oportunidad perfecta, con el avance constante del ejercito del Rey Demonio en estado de pausa, la humanidad puede contraatacar.

Con ellos, caminaba un noble que a ella le desagradaba. Lord Alaric se encontraba hablando con el Rey, diciendo que los aventureros no eran necesarios en esta campaña. Que al final de cuentas eran plebeyos de sangre suez. Claire no podía negar que también sentía desprecio por los plebeyos. Pero respetaba a los aventureros fuertes, como el héroe de la espada, Mitsurugui. Además, su compañera Rain también era una plebeya que se convirtió en archi-maga por su gran potencial y su esfuerzo.

El Rey se dio la vuelta cuando ya no soportó las quejas del insistente noble—. Lord Alaric, ya he tomado mi decisión. Necesitamos la ayuda de los aventureros para la batalla. No podemos prescindir de ellos. Especialmente del héroe de la espada maldita. —En ese momento, el Rey recordó la ausencia de Mitsurugui en la capital. Así que se volteó a la otra noble de cabello rubio—. Claire, ¿sabes en donde se encuentra Mitsurugui?

Ella reclinó la cabeza por un momento, tratando de recordar, y finalmente dio su respuesta: — Lo último que sabemos del Señor Mitsurugui, es que intentaba cruzar la frontera antes de que el reino prohibiera cruzar. Él y su equipo no se le han visto desde entonces.

Alaric frunció el ceño tras oír eso y se le acercó al Rey.

— Señor. No podemos garantizar que él no haya encontrado lo que hay en el otro lado. Ya no podemos confiar en Mitsurugui. Deberíamos acabar con él como a los otros.

— Tienes un punto, pero no sabemos nada de él. Además, no sería sencillo matarlo.

— Eso ya no importa. ¡Claire! —Alaric se fijó en ella y habló con autoridad—. ¡Quiero que des la orden de capturar o eliminar a Mitsurugui y a su equipo, bajo cargos de traición!

— Pero...

— No discutas una orden mía. Cúmplela.

Claire se atragantó antes de responder. — Así será, Lord Alaric.

El Rey observó la escena con preocupación. Sabía que la ausencia de Mitsurugui podría complicar sus planes, pero tampoco podía ignorar las sugerencias de Alaric, especialmente en un momento tan crucial. Nadie podía enterarse de lo que había en el otro lado.

— Claire —dijo el Rey con voz firme—, hazlo con discreción. No quiero que esto cause pánico entre los soldados o los aventureros. Mitsurugui sigue siendo un héroe para muchos, y no podemos permitirnos una desmoralización en nuestras filas.