Capítulo 8: En los Dominios del Rey Demonio - Parte 4.

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Los primeros rayos del sol comenzaban a iluminar el paisaje cuando los guardias del Rey Demonio llegaron a la carpa donde se llevaba a cabo la fiesta del día anterior. Con movimientos ágiles y precisos, comenzaron a cargar a los aventureros dormidos en las carretas, incluyendo a Kazuma y Ayumi.

Entre sueños, Ayumi sintió el movimiento de la carreta y lentamente empezó a despertar. Al abrir los ojos, se encontró con la mano de Kazuma acariciando la suya suavemente mientras él seguía dormido. Un rubor intenso tiñó sus mejillas al darse cuenta de la situación.

— ¿Q-Qué estás haciendo...? —murmuró ella, sintiéndose avergonzada por la cercanía repentina.

Pero en lugar de una respuesta, solo recibió el suave sonido de la respiración tranquila de Kazuma mientras continuaba durmiendo plácidamente. Ayumi se mordió el labio inferior, sintiéndose incómoda por la situación. ¿Por qué estaba su mano tan cerca de la de él? ¿Y por qué se sentía tan cálida y reconfortante? Ella se sintió averguonzada, luego se espantón cuando cierta idea cruzó por su cabeza.

Desde la distancia, los espectadores atónitos observaron cómo los puños de Ayumi se cubrían de maná. Antes de que alguien pudiera comprender lo que estaba sucediendo, la carreta en la que se encontraban ella y Kazuma explotó en una violenta explosión, levantando una nube de polvo que se elevó hasta las nubes, obscureciendo momentáneamente el cielo.

Cuando la polvareda se disipó lentamente, reveló una escena caótica. Kazuma yacía en el suelo, con un profundo moretón en la frente, mientras Ayumi se erguía furiosa sobre él, su mirada fulminante brillando con una intensidad que rivalizaba con el sol.

— ¡Tú, pervertido! —exclamó, señalando a Kazuma con un dedo acusador—. ¿Qué crees que estás haciendo, intentando tocarme mientras dormía? ¡¿Qué tipo de cosas perversas tienes en mente?!

Kazuma parpadeó confundido, levantándose con cuidado mientras se frotaba la cabeza adolorida.

— ¿Qué... qué estás diciendo? —balbuceó, desconcertado—. No tengo ni idea de lo que estás hablando. ¡No he hecho nada malo!

Ayumi lo miró con incredulidad, sus ojos chispeando con una mezcla de enojo y desconfianza.

— ¡Mientes! ¿Acaso crees que no te vi tocándome mientras dormía? —Ella desvió la mirada hacia un lado—. Los Demonios Carmesi. La Orden de Axis. ¿Y ahora él? ¿Acaso este mundo está lleno de pevertidos? 

— ¡¡AHHHH!! ¿Por qué no puedes ver las cosas desde mi perspectiva?

— No sería muy dificil verlo, Bazuma.

El joven aventurero se artó. Una vez más fue llamado por ese detestable nombre.

— Bien, siquieres pelea, pelea tendrás. No me contendré como en el baño. 

— ¿Acaso crees que una pelea va solucionar tus fechorias?

— ¿Por qué no? Si te gano, admitiras que me acusas falsamente de pevertido...

— sí eso eres...

— ... Y me agradecerás por ser generoso contigo —terminó de dar su reto. 

Ayumi suspiró de cansansió: — Ahhh....¡Bien, si eso quieres! Pero si gano, prometo que te haré la cosa más pertubadora que jamas habrías imaginado. 

Kazuma se asustó cuando vió la mirada aterradora en el rostro de la chica. No sintió tanto miedo hacia una general desde que fue capturado por Silvia hace tiempo. Ya se estaba arrepintiendo de sus descisiones. 

Más tarde, en la habitación de Ayumi, los dos se encontraban sentados frente a una consola de videojuegos conectada a un televisor. La atmósfera era tensa pero concentrada, con ambos completamente absortos en el juego que tenían ante ellos. 

Kono Subarashii Sekai ni Shukufuku wo! Volumen Final: El Proposito de este MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora