Odín

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Mientras la tensión aumentaba en los pasillos del coliseo, en el cuarto de Lya, la atmósfera también se volvía inquietante. Lya, que estaba rodeada por Evaria, su mejor amigo Lucas, su madre Samantha, Loki y Beelzebub, comenzó a sentir un mal presagio.

Su intuición, agudizada por su conexión con el universo, le decía que algo grave estaba por suceder.—Lya, ¿estás bien? —preguntó Samantha, notando que su hija estaba cada vez más inquieta.

Lya, con los ojos comenzando a brillar con un resplandor intenso, intentó calmarse, pero la sensación de peligro era demasiado fuerte. Los bebés, que estaban durmiendo plácidamente, despertaron sobresaltados por el aumento de la energía. Los llantos de los pequeños resonaban en la habitación, su sensibilidad al poder de Odín haciéndolos sentir el peligro inminente.

Evaria, que estaba cerca de Lya, notó el cambio en la energía. —Algo está mal... —dijo con una expresión preocupada, mientras intentaba calmar a los bebés.

Lucas, con una expresión grave, miró a Lya y luego a los demás. —Deberíamos averiguar qué está pasando.

Loki, al sentir la creciente presión de la energía, se acercó a Lya, poniendo una mano en su hombro. —No te preocupes, Lya. Estoy aquí contigo.

Beelzebub, con su usual tranquilidad, observó el caos con una mirada analítica, mientras la atmósfera alrededor de ellos se volvía cada vez más cargada.

De repente, el cielo en el coliseo se oscureció dramáticamente, como si una sombra gigantesca se extendiera sobre él. El combate entre Leónidas y Apolo se detuvo, con ambos combatientes mirando hacia el cielo con confusión y preocupación. La multitud también quedó en silencio, contemplando el espectáculo celestial.

Odín, con una determinación fría, comenzó a recitar un hechizo en nórdico antiguo. Las palabras resonaban con una potencia oscura que hacía vibrar el aire. Un resplandor oscuro surgió a su alrededor, tomando la forma de un vórtice celestial. La energía que emanaba era tan intensa que las paredes del coliseo parecían temblar bajo su influencia.—¡Detenlo! —gritó Thor, su voz llena de furia. —No dejaremos que traigas a ese ser aquí!

Pero Odín estaba concentrado, sus palabras de invocación llenando el aire con una energía casi palpable. A medida que el vórtice se formaba, un temblor recorrió la tierra, y un aura de poder ancestral comenzó a emerger del cielo, presagiando la llegada del Dios principal.

El conflicto en el coliseo alcanzó un nuevo nivel de intensidad. La batalla entre Leónidas y Apolo había quedado en segundo plano frente a la magnitud de lo que se estaba desatando. El cielo seguía oscureciéndose, la atmósfera cargada de una energía que prometía cambiar el curso del enfrentamiento.

Mientras el cielo del coliseo se volvía cada vez más oscuro y el vórtice celestial se formaba, la situación en el cuarto de Lya se volvía desesperada. Bellzebub, con una rapidez inesperada, levantó un campo de fuerza negro alrededor de todos los presentes, protegiéndolos de las ondas de energía que sacudían el cuarto. Su expresión reflejaba una mezcla de confusión y preocupación.—¿Qué está pasando? —preguntó Bellzebub, sus ojos fijos en el resplandor que se filtraba a través del campo de fuerza.

Loki, al sentir la presión creciente y viendo la preocupación en los rostros de los demás, respondió con un tono tenso. —Es mi padre, Odín. Está intentando invocar al Dios principal.

Evaria, observando las grietas que empezaban a aparecer en las columnas del cuarto, sintió un escalofrío recorriéndole la espalda. —¡Las columnas están agrietándose! —exclamó con desesperación mientras trataba de mantener a los bebés tranquilos. Los llantos de los pequeños se habían vuelto más agudos y desconsolados debido a la energía abrumadora.

Lya, con sus ojos brillando intensamente, luchaba por controlar el poder que brotaba de ella. Las lágrimas corrían por su rostro, su incapacidad para manejar la energía creando una atmósfera aún más caótica. Loki y Bellzebub se acercaron a ella, tratando de ayudarla a concentrarse.—Lya, respira profundo. —dijo Loki con suavidad, sus manos posadas en los hombros de Lya— Estamos aquí contigo.—Tienes que centrarte. —añadió Bellzebub, usando su habilidad para estabilizar la energía que Lya emitía. —Mientras tanto, Evaria y Lucas deben despejar el camino para que podamos salir de aquí y Samantha toma a los bebés.

Evaria y Lucas, entendiendo la gravedad de la situación, comenzaron a despejar el camino. Evaria usó su poder para reforzar las estructuras debilitadas, mientras Lucas ayudaba a guiar a los demás hacia una salida segura.

En el coliseo, la batalla había quedado en un segundo plano. Thor y Buda se encontraban frente a Odín, tratando de acercarse para detener el hechizo, pero la barrera mágica de Odín les impedía el acceso.—¡Odín! —gritó Thor, con furia en sus ojos— ¡Detén esto ahora!

Buda se mantenía al lado de Thor, su expresión grave mientras observaba cómo el poder de Odín crecía en intensidad. A pesar de sus esfuerzos, no podían atravesar la barrera creada por el dios nórdico.

En medio del caos, Zeus, el dios supremo del Olimpo, llegó al coliseo con una presencia imponente. Observó la escena con sorpresa y enojo.—¿Qué demonios está haciendo Odín? —exigió Zeus, su voz retumbando por todo el coliseo.

Odín, sin detener su invocación, giró la cabeza hacia Zeus. —Estoy poniendo fin a este mal chiste que aceptaste, Zeus. Es hora de que los dioses y los humanos entiendan su lugar en este mundo.

Las palabras de Odín resonaron con una fuerza ominosa mientras el vórtice celestial continuaba formándose en el cielo. La tensión se palpaba en el aire, y el futuro de todos los presentes parecía estar en juego.

Récord Of Ragnarok (POLIAMOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora