Caos

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Los espartanos seguían enfadados, su orgullo herido profundamente. Ver a Apolo tratar a Leónidas con lo que parecía ser piedad no hacía más que avivar su furia. Un dios mostrando compasión a un guerrero espartano... Para ellos, esto era peor que la derrota misma.

Mientras tanto, Buda continuaba siguiendo a Odín por los pasillos del coliseo. A pesar de su aspecto relajado y despreocupado, Buda no dejaba de observar cada uno de los movimientos de Odín, consciente de que cualquier descuido podría ser peligroso.

Odín se movía con un propósito claro, su aura oscura y densa envolviendo todo a su alrededor. Finalmente, se detuvo al llegar a donde Brunilda y su hermana Göll se encontraban.

Ambas valquirias estaban absortas en la batalla, observando con atención cada movimiento de Apolo y Leónidas.Göll, con su carácter más sensible, se estremeció al ver la crueldad del combate, mientras Brunilda mantenía una expresión estoica, evaluando cada paso de la pelea.

-Es mejor que espere... -murmuró Odín para sí mismo, su voz profunda resonando en los pasillos vacíos. Sus ojos se posaron en las dos hermanas, que aún no habían notado su presencia.

Buda, manteniéndose a una distancia prudente, se escondió en las sombras, su mente trabajando rápido. Sabía que la situación era delicada. Odín rara vez mostraba paciencia, y si estaba dispuesto a esperar, era porque lo que tenía que discutir con Brunilda y Göll era de suma importancia. El sonido de la batalla en la arena continuaba, un recordatorio constante del conflicto en curso. Pero en ese momento, la verdadera batalla, la que determinaría el destino de muchos, estaba a punto de comenzar entre bastidores.Finalmente, Göll fue la primera en notar la presencia de Odín. Su rostro palideció ligeramente al sentir la pesada aura del dios detrás de ellas.

Con una voz apenas contenida, susurró a su hermana-Brunilda... Odín está aquí.

Brunilda desvió la mirada de la arena y se encontró con los ojos fríos de Odín. Sus ojos se entrecerraron ligeramente, consciente de que lo que estaba por venir no sería una simple conversación.-¿Qué quieres, Odín? -preguntó Brunilda, su voz firme, sin mostrar el más mínimo rastro de miedo. Göll, aunque asustada, se mantuvo firme al lado de su hermana.

Odín esbozó una sonrisa helada, una que no alcanzó sus ojos. -Es hora de discutir el futuro, Brunilda. Tú y Göll tendrán que tomar decisiones... difíciles. Brunilda intercambió una mirada rápida con su hermana, sabiendo que lo que Odín tenía en mente podría cambiar el curso de la batalla y, posiblemente, el destino de los humanos y dioses por igual.

Brunilda y Göll mantenían sus miradas fijas en Odín, quien continuaba observándolas con esa sonrisa helada que parecía despojada de toda calidez. El silencio entre ellos se tensaba, casi tangible.

Pero antes de que Brunilda pudiera responder, un nuevo elemento irrumpió en la escena.-¡Vaya, vaya! -Buda salió de las sombras con una sonrisa despreocupada, sacudiendo las migajas de pastel de su túnica. Sus ojos, sin embargo, reflejaban una seriedad poco común. -No esperaba encontrarte aquí, Odín. ¿Qué es tan importante que hasta las valquirias están nerviosas?

Odín giró lentamente hacia Buda, su expresión pasando de sorpresa a una neutralidad cuidadosamente controlada. Aunque el dios nórdico tenía una relación afectuosa con su nieto y Lya, sabía que no podía permitirse mostrar debilidad ante los demás.-Buda, -respondió Odín con voz grave- Este no es lugar para ti. Estoy aquí para... establecer el orden entre los dioses y los humanos. Todo esto es necesario para el bien de todos.

Pero mientras hablaba, una sombra siniestra cruzó su rostro. Aunque sus palabras sonaban razonables, el tono frío de su voz y la expresión calculadora en sus ojos contaban una historia diferente.

Buda se detuvo a unos pasos de Odín, su mirada penetrante desafiando el control que el dios nórdico intentaba imponer. -¿Orden, dices? ¿Para el bien de todos? -Buda entrecerró los ojos- No me hagas reír, Odín. Conozco esa mirada tuya. Lo que realmente quieres es asegurar que todo esté bajo tu control.

Odín frunció el ceño, pero antes de que pudiera replicar, dirigió una mirada a Brunilda, una amenaza velada detrás de sus ojos.-Brunilda, sé que planeas liberar a tu esposo, -dijo Odín, su voz bajando a un tono casi inaudible.

-Puedo decírselo a todos en este mismo momento, arruinando cualquier oportunidad que tengas... a menos que me ayudes a establecer este 'orden'.

Göll, que había estado en silencio, se giró hacia su hermana con incredulidad.-¿Es cierto, Brunilda? ¿Lo harías, incluso después de todo lo que hemos perdido? ¿A qué costo?, tenían razón no podía confiar en tí.-Göll sintió una punzada de dolor al pensar en sus hermanas caídas, y su voz tembló al pronunciar las palabras.

Brunilda apretó los puños, su mente dividida entre la lealtad a sus hermanas y el amor por su esposo, así como su deseo de salvar a la humanidad. Miró a Göll con una expresión cargada de dolor.-No es solo por él, Göll. -Brunilda intentó justificar su decisión- Es por la humanidad. No podemos permitir que los dioses los destruyan.

La tensión en el aire se hizo insoportable, las palabras de Brunilda resonando en la mente de todos los presentes. Göll, con lágrimas en los ojos, retrocedió, sintiéndose traicionada.-Pero... -antes de que Göll pudiera responder, el sonido de un trueno retumbó en los pasillos, y un aura poderosa y familiar se hizo presente.

Thor, con los ojos encendidos de furia, apareció en la escena. -¡Odín! -su voz resonó como un trueno- ¡Ya basta!

Thor se colocó al lado de Buda, su mirada fija en Odín. -No permitiré que manipules a Brunilda o a nadie más para tus propios fines.

Odín mantuvo su compostura, pero la confrontación con Thor solo sirvió para profundizar la tensión en la sala. Brunilda y Göll intercambiaron miradas, conscientes de que lo que estaba por suceder podría cambiarlo todo.




Récord Of Ragnarok (POLIAMOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora