capítulo 12

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Cuando Dak-ho se tranquilizó volvimos con su madre y hermana, con la chima olvidada entre sus brazos. Eun Yeong también se había tranquilizado, seguramente mientras Dak-ho y yo hablábamos en el pasillo, ya que se había retocado el maquillaje y parecía más serena y tranquila pese a la rojez de sus ojos e hinchazón de su cara.

Entramos y Dak-ho le tendió la chima a su hermana mientras su madre nos observaba detenidamente con un atisbo de sonrisa en los labios. La habitación estaba sumida en un silencio interrumpido de vez en cuando por el canto de los pájaros. En el aire se arremolinaban preguntas y conversaciones que no querían ser formuladas para no quebrar la estabilidad que se había formado.

- Mañana iremos las mujeres al mercado. - Aquello nos tomó a todos por sorpresa debido a lo repentino que sonaba y más viniendo de Mi suk, aunque no es de extrañar que quiera un ambiente agradable entre su hija y nuera.

Un coro de ̈ síes ¨ en diferentes tonos y con diferentes significados respondió a esa sugerencia que animo a Mi suk y se fue a hacer la comida, al parecer no podía dejar que su nuera se ocupará de todo y después de mucho insistir me dejó ayudarla en la cocina. Entre las dos preparamos un banquete del cual sobró la mitad de la comida, pero que según Mi suk servía como acompañamiento para la comida de mañana.

Por la tarde como una rutina nos pusimos a coser juntas, mientras Dak-ho iba a su estudio, lo diferente es que Eun Yeong se nos unió, en un rincón de la sala, prestando atención a nuestros movimientos y nuestra conversación. Por nuestra parte todo era trivial y sin sentido una conversación normal.

Eun yeong se decantó por intentar arreglar la chima con algún bordado floral sobre la mancha desteñida, Mi suk se puso a confeccionar un jokki que había empezado la tarde anterior y que solo le quedaba decorar para terminarla, estoy impresionado con las dotes de Mi suk para confeccionar. Por mi parte decidí hacer un bordado de Dalryok en un pañuelo para regalárselo a Dak-ho y que siempre lo llevase encima.

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- ¿Seguro que estás bien? - Me susurro por tercera vez Dak-ho mientras me acariciaba el pelo, mirándome a los ojos en la penumbra.

- Completamente, no te preocupes. - Conteste también entre susurros mientras me acercaba más a su cuerpo por el frío del ambiente. Vi la duda en sus ojos y antes de que dijera nada suspire para llamar su atención, lo que hizo que dejara la mano quieta a la altura de mi oreja. - Escúchame atentamente. - Hago una pausa en la que aprovechó para coger su cara entre mis manos para mantener nuestras miradas fijas la una en la otra. - No he salido herido y estoy perfectamente bien, tú mismo lo has visto y comprobado, Dak-ho. - Pausa, el momento de cambiarnos llega a mi mente y su preocupación al intentar comprobar a fondo si no estaba herido, sacudo la cabeza para eliminar ese recuerdo y me vuelvo a centrar en sus ojos. - Y no me vengas tampoco con que me gritaste sin motivo. Todo está en el pasado, ¿vale?

Asiente con la cabeza y yo retiró lentamente mis manos de su cara, él sonríe de lado y mueve su mano a mi cuello para acercarme todavía más a él (si es posible), contengo el aliento y el corazón me empieza a latir con fuerza y tengo miedo de que en este silencio pueda escucharlo. Dak-ho se incorpora un poco y posa un suave y largo beso en mi frente, ante este acto y durante lo que dura el beso cierro los ojos.

Se separa de mí y nos acomodamos y acurrucamos para dormir, en esa pose tan cómoda y en la que encajamos demasiado bien. Yo con mi cabeza en su pecho, escuchando sus latidos y con mis brazos alrededor de su cintura, él con un brazo en mi cintura y el otro por debajo de mi cabeza tocándome la espalda.

Por la mañana temprano, muy temprano, Mi suk entró en la habitación con el grito de ¨ espero que estéis presentables ¨ antes de abrir la puerta, lo que nos dio unos segundos para que Dak-ho pasara por encima de mí como un escudo y yo me cubriera bien para que no me viera sin maquillaje.

- Cuanto antes salgamos mejor, prepárate Gyu jin. Me iré a preparar el desayuno. - Se fue igual que como entró, a la velocidad del rayo, riéndose por lo bajo y con una muy adormilada Eun yeong a sus espaldas, que no duda en mandarnos una mirada de confusión antes de seguir a su madre. Nosotros nos miramos para después romper a carcajadas tras el ataque de nervios.

Tras el despertar tan movido que habíamos tenido y del delicioso desayuno preparado por Mi suk nos pusimos ropa de abrigo para ir al mercado, nos despedimos de Dak-ho y nos pusimos en marcha. En nuestro camino pudimos ver que no había mucha niebla y que entre los árboles se podían distinguir los rayos del sol intentando colarse para llegar a nosotras.

Al llegar a la calle del mercado ya había bastante gente por la zona, a la mayoría la conocía por haber coincidido con ellos estando acompañado de Dak-ho e intercambiamos rápidos saludos antes de continuar por nuestros caminos. Mi suk entablaba conversación con cualquiera al parecer es muy sociable y cae bien a todo el mundo, la gente no se sorprende al vernos juntas y los comentarios del tipo ¨ cuidaros bien entre vosotras ¨, ¨ qué nuera más guapa tienes ¨ u ¨ os veis muy bien juntas, parecéis madre e hija ¨ no faltan y algunas hacen enfadar a Eun yeong que no duda en mostrar su molestia resoplando o rodado los ojos mientras nos sigue un par de pasos por detrás con los brazos cruzados.

Cuando decidimos volver a casa el sol ha subido bastante y la niebla todavía no se ha disipado. Eun Yeong va un paso por detrás de nosotras, todavía enfadada por lo sucedido en el mercado, parándose de vez en cuando para admirar las flores en la linde del bosque y corriendo para alcanzarnos cuando nos hemos alejado bastante o su madre le llama la atención.

Continuamos nuestro camino sin darle importancia a la actitud de Eun yeong, pero al estar a escasos metros de casa y al no escucharla por un largo rato Mi suk se preocupa por la falta de su hija, al darnos la vuelta descubrimos que Eun yeong no está.

Omonim, tranquila, seguro que se ha quedado rezagada por culpa de las flores, estamos cerca de casa. No puede estar muy lejos, tú ve a avisar a Dak-ho y yo bajaré para ver si la encuentro por el camino. - Digo esto sujetándola por los hombros y transmitiendo toda la tranquilidad posible pese a que estoy igual de nervioso.

- Está bien, pero ten cuidado, no sabemos lo que puede pasar ni los peligros que acechan. - Dice acariciándome suavemente la mejilla antes de ir a casa. Y eso es lo que más me preocupa, los peligros de los que me advirtió Dak-ho si andas solo por la zona del bosque.

No tardó mucho en encontrar a Eun Yeong y la escena me preocupa, está siendo acosada por dos hombres con no muy buenas intenciones. Con lágrimas en los ojos y unas flores moradas en las manos va retrocediendo poco a poco, internándose más en el bosque y negando una y otra vez. Mientras ambos la siguen entre risas y relamiéndose los labios.

DalryokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora