Dak-ho: Se complican las cosas

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Tras la confesión de anoche, Hwa ahn ha intentado mantener la distancias y le he dado el espacio necesario, aunque se ha vuelto un poco patoso y en varias ocasiones he tenido que ayudarle o salvarle de una caída asegurada, lo que ha hecho que nuestro espacio se vea reducido y la tensión incrementada.

La llegada de mi madre y hermana llego antes de lo que me hubiese gustado, el panorama de aquello fue cuanto menos raro, menos mal que no tenemos muchos vecinos alrededor y los que tenemos están un poco alejados de casa.

Hwa ahn estaba fuera barriendo las hojas secas que dan inicio al otoño, mientras que yo estaba ordenando mi estudio, todo parecía tranquilo y silencioso, en calma, hasta que unos gritos provenientes del exterior lo rompen y me obligan a salir, aunque por la voz se exactamente quien es.

¡Oraboni! ¡Oraboni! - Los gritos de mi hermana inundan el patio y mientras salgo puedo escuchar a mi madre echándole la bronca y a Hwa ahn suspirando por lo bajo y alejándose un poco de la ruidosa de mi hermana.

Cuando termino de salir no me da tiempo a decir nada por qué mi hermana se abalanza sobre mí para cogerme del brazo y empezar a mirarme con una gran sonrisa en la cara. Simplemente, ruedo los ojos y contengo un suspiro de frustración mientras me la intento quitar de encima. Todo esto bajo la atenta mirada de mi madre y de Hwa ahn que se acercan con una mirada molesta y confusa, respectivamente, en la cara.

Omonim, he traído su equipaje, voy a dejarlo en su habitación si no es molestia. - Le escucho decir a Hwa ahn de la manera más educada que conoce y agudizando bastante la voz, aunque los tés de jengibre sí que han ayudado bastante.

- Muchas gracias jeon. Eun yeong vete con Gyu jin a guardar tu equipaje y no protestes, que te conozco. - Mi madre aprovecha la oportunidad para quitarme a Eun Yeong de encima y darnos espacio para hablar. Mi hermana resopla ante la idea, pero no rechista y sigue a Hwa ahn, aunque un poco enfadada.

Cuando los veo entrar en el pasillo que da a las habitaciones me doy la vuelta y abrazo a mi madre, que me corresponde con una amplia sonrisa, para después ponernos al día y hablar de trivialidades. Mientras nos adentramos en una de las habitaciones para recibir invitados y en la cual hay un bol de mandarinas, que mi madre no duda en coger una y empezar a pelarla mientras hablamos.

Al rato se nos une Eun Yeong se sienta a mi lado, de manera pegajosa, casi obsesiva y no hace caso cuando nuestra madre la reprende, al final le quito importancia al asunto y me enfrasco en la charla de mi madre.

Hwa ahn no tarda en llegar con una bandeja y no dudo en ayudarlo, noto que quiere sentarse a mi lado, al ver a Eun Yeong se resigna y decide ocupar el espacio vacío entre mi madre y hermana, un poco incómodo. Me decido en decirle a mi hermana que deje ese sitio a mi prometido, pero mi madre es más rápida y se adelanta.

Tras una pequeña discusión entre madre e hija, la cual acaba ganando mi madre, Hwa ahn logra sentarse a mi lado. La tranquilidad dura poco porque mi madre empieza a hablar deprisa, una costumbre muy suya, a la cual Hwa ahn no está acostumbrado, pero intenta seguir sin mucho éxito, algo que me parece demasiado tierno.

Después de que mi madre se controlara y pillara la voz forzada de Hwa ahn, la cual salve de milagro, mi hermana se fue malhumorada a su habitación y Hwa ahn y mi madre se dirigieron a una habitación continua a hablar y hacer adornos, yo me quede a limpiar y recoger, dejándoles su espacio para conocerse, y así poder vigilar de lejos a Eun Yeong.

El resto de la tarde paso sin novedades, cada uno enfrascado en sus cosas. La noche también fue tranquila, pese a algunos momentos incómodos por culpa de mi hermana, cosa que no se puede evitar y a la que ya estoy acostumbrado, aunque despierte algo en mí por qué todo eso va dirigido a Hwa ahn.

DalryokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora