capítulo 4

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El sol todavía no había salido cuando Ae cha entró en la habitación para despertarme y empezar a prepararme. El vestido de novia es todo rojo, con mangas largas y una especie de capa. Todo decorado con adornos dorados representando algún tipo de flor. Para el pelo tenía que ponerme una especie de nido enjoyado que parece un arma de tortura para arrancarte la cabeza.

Ae cha se empezó a reír al ver mi expresión tras analizar todo lo que me tenía que poner y sin perder el tiempo empezó con las partes fáciles del vestido. La chima y el jeogori son muy parecidos al Hanbok típico de mujer, salvo por el color rojo. Encima de todo ello va el wonsam, de un tono verde pistacho y con mangas largas y pesadas.

Después del pesado traje pasamos al pelo y maquillaje. Y decidí que aquel era el momento perfecto para preguntarle todo lo que me tenía en la cabeza. Como ella sabía que no era Gyu jin, me pareció una tontería fingir una voz más femenina, pero ella se me adelantó, como leyéndome la mente.

-Fue fácil, Gyu jin ssi siempre me ha tratado como a una igual. Además, que siempre que voy a despertarla, nos tomamos un tiempo para hablar. He estado al servicio de su hermana durante bastante tiempo y ella no me ocultó el hecho de que tenía un mellizo.

Mientras decía esto, el maquillaje casi estaba completo, salvo por tres círculos rojos que me pegó en las mejillas y frente. Al mirarme en el espejo pude descubrir que lo que más llama la atención son esos círculos rojos y que el maquillaje restante es muy sutil, con un poco de color en ojos y labios.

- Acuérdate de mantener la cabeza agachada y cubrirte la mitad de la cara con las mangas, sin acercarlas al rostro. - Dijo mientras empezaba a recogerme el pelo en un moño bajo.

- ¡¿con esto?! ¿Me estás tomando el pelo? Pesa demasiado y ya ni hablar de esa cosa que me vas a poner en la cabeza. - Ella negó con la cabeza mientras una pequeña sonrisa asomaba a sus labios.

- Esta cosa se llama jokduri y es una corona tradicional ornamental y es un accesorio importante en este tipo de ceremonias. - Añadió sin dejar de reír y mientras me ajustaba el nido a la cabeza. Cuando terminó mi reflejo me devolvió la mirada y ni siquiera podía reconocerme.

Mientras esperábamos el palanquín Ae cha me explico los procedimientos y todo lo que debía seguir o hacer correctamente para mantener mi disfraz y que nadie sospechara. También me explicó lo que mi madre me comentó el día de antes y me ayudó con el plan que tenía en mente.

Consistía en hacer que mi prometido (Para que referirme a él como el de mi hermana) bebiera demasiado y se desmayó. El problema es que esa noche teníamos que dormir juntos y dejar constancia de que había dejado de ser puro, para ello lo ideal era manchar el futón con un poco de sangre. Y seguir con la farsa hasta que mi hermana volviese, si es que lo hacía algún día, eso o que me pillaran fingiendo ser mujer, lo que antes sucediera.

Aunque si me descubren saldrían muchas cosas a la luz y se liaría demasiado, además acabaría muerto, de nuevo, por hacerme pasar por mujer y maquillarme. Algo que está muy mal visto en ambos casos, tanto si es una mujer pasando por hombre o un hombre pasando por mujer, el desenlace es muy claro, muerte.

Mis padres no tardaron en despertar y prepararse, mientras el palanquín ya había llegado. El viaje fue tranquilo, aunque mis nervios me traicionaban haciéndome imaginar diferentes escenarios en los que cualquier cosa me delataba o cualquier suceso podría salir mal. Al llegar al templo, que estaba en una de las laderas que había por la zona, mi prometido y sus familiares ya estaban preparados y esperando.

El templo es pequeño, de una planta y rodeado por árboles, situado en una zona elevada y con escaleras de piedra para poder acceder a él. Cuenta con un muro de piedras alrededor de las escaleras de acceso y el propio templo está un poco elevado del suelo.

El templo es de color verde y rojo, con diferentes dibujos y adorno, junto a un cartel que indica que es un templo. En sí parece muy simple, pero si se mira desde lejos se puede ver misterio y belleza en la imagen que proyecta.

Baje del palanquín con la ayuda de Ae cha y me dirigí al lado de mi prometido para poder ascender hasta el templo. Siempre cubriéndome media cara con las pesadas mangas y caminando con cuidado de no caer. Lo bueno de estas mangas es que opacan el sonido y me es más fácil fingir ser mi hermana. Nuestras familias venían detrás.

Dentro nos esperaba un monje para dirigir y oficiar la ceremonia. Actúe tranquilamente y siguiendo los consejos de Ae cha. Lo primero fue el intercambio de votos, en los cuales descubrí el nombre del que sería mi esposo, eun ji dak-ho. Después tocaba compartir una copa de vino, de la cual tuve que beber cubriéndome, mientras intercambiamos patas de ganso, según me comentó Ae cha servía para simbolizar la fertilidad y la armonía en el matrimonio.

Tras la boda nos reunimos ambas familias en casa de Dak-ho para la comida tradicional (conocida como Kook soo sang) para mostrar aprobación ante el enlace y entregar regalos y sobres de dinero, a la noche sería el momento íntimo de la pareja para terminar de unir lazos. Esto último es lo que me tenía más aterrado.

La primera impresión de Dak-ho fue que es más mayor que yo y que parece tener un puesto cercano al palacio y a la familia real. De ojos negros y penetrantes, mirada dura y expresión seria, mandíbula cuadrada, un poco musculoso y bastante alto.

Lo que me sorprendió de su casa es que es bastante pequeña para un funcionario público cercano a la familia real, ya que trabaja como tutor privado del futuro rey heredero y que esté tan lejos del palacio, según él, es por trabajo. Tampoco tiene sirvientes y de familia solo tiene a su hermana pequeña y su madre.

No hemos tenido mucha interacción con la familia del otro, los que más conversación tienen son nuestros padres, pese a que nosotros somos el centro de atención. Entre nosotros tampoco hemos tenido mucha interacción, ni siquiera un intercambio de palabras. Lo que sí he notado, ha sido la mirada fija de su hermana pequeña (no sé cómo se llama, tendré que preguntárselo en otro momento), pero cuando la miraba rápidamente apartaba la mirada.

El día pasó relativamente rápido y cuando me quise dar cuenta nuestros familiares ya se habían marchado, dejando comida y soju para la noche. Nosotros todo este tiempo hemos estado llevando los trajes de boda, yo ya me sentía demasiado incómodo por llevar esta ropa tan pesada durante todo el día y, aunque estamos en otoño, el calor que desprende es insoportable.

Llego el momento más temido, después de cenar con el sonido que emitían las criaturas de la noche y que mantenía un ambiente clamado y relajado, nos dirigimos a la habitación principal, donde le empiezo a servir soju en un pequeño vasito de cerámica de color azul pastel, mientras compartíamos la delicada y escasa cena.

DalryokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora