capítulo 26

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La nieve terminó de derretirse, lo que dio paso a la primavera, ya se podían contemplar los primeros capullos y brotes verdes y las bulliciosas calles debido al mercado del pueblo. Al bajar aquella mañana, después de ver y escuchar a los pájaros y animales, pudimos ver cómo la gente estaba feliz y animada.

Mientras compro algunas verduras y habló animadamente con la vendedora Dak-ho desaparece, pienso que está comprando materiales para escribir y no le doy más importancia. Tras un rato sin verle y habiendo terminado de comprar decido ir despacio hacia el camino que lleva a casa, para esperar ahí.

No tarda en llegar a lomos de un caballo blanco y sin la compra que cargaba. Llega a mi altura y se baja suavemente del caballo, enarco una ceja y me cruzo de brazos, aunque no puedo estar enfadado con él mucho tiempo, pero debo mantener la seriedad.

- ¿Has cambiado nuestras comprar por un caballo? - Se ríe ante la pregunta y sin decir palabra se acerca a la silla del caballo, donde abre una de las alforjas mostrando la compra en su interior.

- Antes de que digas nada, no lo he comprado. - Me quita las verduras que mete en las alforjas. - Es del dueño de la tienda donde compro los materiales para escribir. Somos muy buenos amigos y se lo he pedido prestado. - Como sigo sin decir nada me coge del brazo y me acerca al animal y no puedo evitar tocarlo al tenerlo cerca. - Te prometí que te llevaría a dar una vuelta a caballo y que mejor que en tu época favorita.

Le miro sorprendido y veo como su sonrisa se ensancha, le doy un abrazo que le provoca una risa. Nos separamos, Dak-ho no pierde tiempo y me ayuda a subir con un poco de dificultad. Al rato lo noto subir y pegar su pecho a mi espalda, para después pasar sus brazos por mis laterales para coger las riendas y hacer que el caballo se ponga en marcha.

- No estés tenso, relájate. - Reacciono automáticamente ante sus palabras y noto como poco a poco se me relaja el cuerpo. - No voy a dejar que te caigas, no te preocupes. - Dak-ho me susurra esto y se acerca más a mí.

Disfrutamos el paseo hacia casa a lomos del animal, que obedece a Dak-ho sin rechistar y que al parecer no se queja ante el peso extra. Llegamos bastante pronto a casa, pese a que el animal caminaba despacio y Dak-ho hacía que parase de vez en cuando para poder admirar el paisaje. Dak-ho bajó al pueblo a devolver al animal mientras yo guardaba las compras en la cocina.

En ese momento una carta llega y como Dak-ho todavía no ha vuelto salgo a recogerla y me encuentro con el chico que siempre reparte las cartas del pueblo. Cuando está por salir por la puerta del jardín se cruza con Dak-ho que intercambian una inclinación antes de continuar sus caminos.

Me quedo esperándolo en la puerta de entrada, al llegar a mi lado me abraza y entramos juntos. Dentro le tiendo la carta mientras nos quitamos los kkotsin, Dak-ho la abre y empieza a leerla mientras me sigue a la cocina.

- Es de Dong sun, al parecer la investigación va bastante bien y has encerrado a Jeon hyun mi mientras se lleva a cabo la investigación. - Dejó de cortar las zanahorias y me giro para mirarle, me sonríe y vuelve a prestar atención a la carta.

Noto como la felicidad invade mi cuerpo, pero la felicidad dura poco cuando me doy la vuelta y veo a Dak-ho fruncir la frente y al levantar la mirada veo preocupación y duda, sin decir nada me entrega el papel que acaba de leer.

Al investigar hemos descubierto que antes de Yongmin, la concubina Hyun mi habría dado a luz a una niña tres años antes y que debido a ciertas circunstancias no mencionadas ni encontradas pruebas relacionadas o que arrojan luz al asunto, se especula que la niña murió durante el parto. Tras esto no se han encontrado registros de la niña.

Miro a Dak-ho con muchas dudas dispuesto a soltar en cualquier momento, pero me detiene con la mano y me indica que me siente, al parecer lo que me va a contar puede ser muy largo o muy impacte.

- Si las concubinas dan a luz una niña esta es criada por las sirvientas de palacio y solo ven a la madre para tomar leche hasta que son lo suficientemente mayores como para dejar de tomar leche materna. Cuando cumplen 15 años se les da a elegir si trabajar como sirvientas en palacio o casarse con algún hijo de los funcionarios para estrechar lazos y ganar confianza.

El silencio inunda la cocina y pienso en lo cruel que es alejar a un hijo de su madre y que no la conozca nunca y piense que su madre es otra persona, lo peor es que tengan que casarse con alguien que ni siquiera conocen y que puede ser más mayor que ellas, por el bien de su supuesta madre o por orden del rey.

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Tras unos días desde la llegada de la carta, Gyu jin y Taeyang vienen a casa y les contamos lo de la carta. Llegamos a la conclusión de esperar a más noticias y no sacar el tema de la hija muerta y la crueldad hacia las hijas del rey.

Pasamos el día los cuatro juntos en el jardín trasero después de comer, hablando y con el peso de la noticia todavía reciente, aunque la compañía que nos hacemos disipa un poco la carga y nos permite olvidarnos de todo durante un rato.

Por la tarde acompañó hasta la entrada del jardín a Gyu jin y Taeyang y nos despedimos con un abrazo. Mientras volvía a casa noto como si me estuvieran vigilando, por lo que me doy la vuelta y empiezo a observar bien por si encuentro algo raro. Al no encontrar nada pensé que debía de habérmelo imaginado o que puede haber sido un animal pasando por la zona, por lo que no le di más importancia.

Esta sensación la noté durante varios días, siempre que estaba solo, aunque se lo conté a Dak-ho y siempre que podía estaba conmigo o vigilando no podía quitarme la sensación de encima aun estando acompañado. Por lo que poco a poco empecé a salir menos de casa y siempre intentaba estar cerca de Dak-ho, el cual también se estaba contagiando por mi nerviosismo y miedo aunque intentaba esconderlo cuando estaba cerca.

Al final acabamos escribiendo a Dong sun y a Gyu jin para ponerles en contexto de lo que nos estaba pasando y que por más que buscamos por la zona o vigilamos no encontrábamos ni veíamos a nadie. Un día hablamos de la posibilidad de tener algún espíritu rondándonos, pero lo descartamos una noche al escuchar a alguien por el jardín y ver su sombra reflejada en las ventanas de la habitación.

Esto se alargó durante varios días más y nuestros amigos decidieron venir para ayudarnos y ahí nos sentimos seguros por primera vez en días, aunque estuviéramos solos. Esa mañana mientras Dak-ho estaba trabajando en su estudio llamaron a la puerta, por la hora supuse que era una carta, por eso salí para recogerla, pero al abrir no había nadie y un escalofrío me recorrió la espalda poniéndome todos los pelos de punta.

Deje de lado aquella sensación y me dispongo a volver dentro y unos pasos me detienen, antes de darme la vuelta para ver quién es el responsable un fuerte dolor en la cabeza, que poco a poco se va extendiendo, hace que me lleve una mano a la zona dolorida mientras caigo de rodillas y otro golpe un poco más arriba hace que lo vea todo negro antes de perder el conocimiento y caer al suelo.

DalryokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora