capítulo 18

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Los tres días pasaron volando, no nos dio tiempo a hacer muchas cosas o a hablar del futuro que nos espera, lo que tenemos claro es que tenemos que mantener nuestra relación en secreto. Por otro lado, también le estuvimos dando vueltas a la carta de Gyu jin y al plan de Dak-ho de intentar conseguir más información.

Me sorprende que no me odie por haberle mentido y por saber ese secreto tan oscuro y todo lo que conlleva, también me sorprende que me haya creído sin intentar convencerle. Todavía no lo creo y ya ni hablar del beso que nos dimos en la cocina, nada más recordarlo el calor me sube por el cuello y me tapo la boca en la cual ya se empieza a dibujar una sonrisa.

Dak-ho me sorprende abrazándome por la espalda y dándome un beso en el cuello, nos hemos vuelto más pegajosos y dulces entre nosotros, siempre que podemos estamos abrazados y dándonos besos por la cara y cortos en los labios, también buscando el contacto siempre que podemos, ya sea rozándonos una mano o la cabeza.

- Hwa ahn, no quiero irme. No ahora que hace frío y estar contigo se siente bien. - Me río y todavía abrazado le tocó la cara como puedo, girando entre sus brazos para quedar cara a cara.

- ¿La causa de que te quieras quedar es por el frío o porque me vas a dejar aquí solo? - Froto nuestras narices tiernamente y Dak-ho ríe.

- ¿Realmente quieres que conteste a eso? - Me da un beso en la frente y después junta ambas. Le contestó riendo y negando con la cabeza.

En verdad no quiero que se vaya, no ahora que nuestra relación va tan bien y no tenemos ningún problema a la vista ni nadie que nos moleste. He llegado a pensar que no me interesa descubrir al verdadero asesino, así estaríamos tranquilos y Gyu jin podría volver y quedarse en casa de nuestros padres, la tendría cerca y podríamos vivir en paz.

Un beso en mi frente me saca de mis pensamientos y me encuentro a Dak-ho recogiendo sus cosas para ir al pueblo, donde su amigo Dong sun le espera con un caballo para dirigirse a su destino. Le sigo por la casa mientras comprueba que lleva todo, mientras me guiña un ojo o me sonríe cada vez que se da la vuelta y me ve con los brazos cruzados observándole.

- No te preocupes, una semana se pasa enseguida, ya lo verás. - Me coge por la cintura con una mano y me atrae hacia él para darme otro beso en la frente e ir juntos hacia la puerta que da a la calle.

Antes de que termine de ponerse los kkotsin me voy a nuestra habitación a coger el pañuelo bordado y su gat, no puede salir sin él, es la norma para los de altas esferas. Cuando vuelvo Dak-ho me está esperando con la bolsa al hombro, le tiendo el gat y le observó mientras se lo coloca y ata bajo la barbilla. Se acerca y me deposita un suave beso en los labios, el cual disfruto, como todos los que intercambiamos.

Antes de que se dé la vuelta le detengo sujetándolo por la manga azul de su jeogori, me mira enarcando una ceja y después de pensármelo un rato corto le tiendo el pañuelo. La zona visible tiene de un lado varias Dalryok bordadas, en color naranja. Al abrirlo también hay, pero menos cantidad y están repartidas por todo el pañuelo, en diferentes tonos de amarillo y naranja. Dak-ho pasa de la sorpresa a la felicidad en menos de un segundo y me da un largo beso en los labios cuando nos separamos susurra contra los míos un Gamsahabnida para después volver a sellar nuestros labios con esa palabra entre medias. La felicidad me inunda y por un momento pienso que esta semana se pasará enseguida mientras le despido.

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Los primeros días los pase tranquilo, hacía las cosas que normalmente hacía, incluso puede lavar algo de ropa que se había acumulado, ya que pese a estar nublado no llovía, aún así estaba atento por si acaso llovía de improviso. Por la noche la metía en casa para que no se congelara con las heladas nocturnas, avivaba el fuego y picaba el hielo del estanque del pez.

El cuarto día, mientras tomaba un té tranquilamente en la cocina alguien llamó a la puerta. Ninguno de los dos esperaba visita, tampoco era hora de entregar el correo. Extrañado me dirigí a la puerta para ver quién llamaba, puede que algún ciudadano se hubiese perdido, aunque lo dudo teniendo en cuenta que con estas temperaturas no suelen abandonar el pueblo.

Al abrir me encontré a una chica, con un pañuelo en la cabeza que le cubría también parte de la cara, no tengo ni idea de quién es, tampoco la reconozco, pero al parecer ella a mí sí, porque tras entrar y cerrar la puerta se lanza a mis brazos haciéndome perder el equilibrio y teniendo que dar un paso atrás para no caernos. Mientras ella me abraza fuertemente, sin llegar a hacer daño.

No me da tiempo a reaccionar porque se aparta enseguida y se quita el pañuelo de la cabeza, revelando a la joven oculta debajo y dejándome sorprendido, muy sorprendido al encontrarme con la persona que menos me esperaba, mi gemela Gyu jin.

Oppa, cuanto tiempo. - Me vuelve a abrazar y le respondo, aún sorprendido. Nos separamos y me observa detalladamente. - Vaya, sí que te pareces a mí, en cierto sentido. Echo de menos tus lunares, que te los tengas que tapar con maquillaje me molesta, pero todo por el disfraz perfecto ¿no? - Me río y la tomó de las manos.

- Aunque he tenido problemas con la voz y Dak-ho se enteró enseguida de la farsa. - Ella me mira sorprendida y le hago una señal con la cabeza para que me siga dentro.

- ¿Cómo se lo ha tomado? ¿Cómo te trata? Espero que se porte bien, si no se las verá conmigo. - Esto último lo dice alzando el puño, a lo que rio negando con la cabeza.

Después de servirle té y acomodarnos en la habitación donde tengo todo lo de bordar deja un papel encima de la mesa y me mira seriamente.

- Estos son los nombres de los principales sospechosos que hemos podido encontrar. Míralo cuando estés solo o con Dak-ho, cuanta menos gente sepa esto mejor. Yo sé lo que hay dentro, pero para mayor seguridad no quiero que me preguntes. - Asiento con la cabeza y me guardo el papel doblado en el pecho, entre los pliegues.

- Cambiando de tema, no puedo contarte mucho de mí, por tu seguridad. Pero quiero que me cuentes que tal te ha ido todo y como es ese tal Dak-ho. - Vuelvo a reír y noto la felicidad llenando cada parte de mí, sé que esta reunión va a durar poco, pero quiero disfrutarla todo lo que pueda por eso le empiezo a contar todo.

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La visita de Gyu jin hace dos días todavía se reproduce en mi mente y pese a que solo pudimos estar unas horas juntos, esa visita me ha dado más motivos para seguir adelante y poder volver a encontrarnos.

Mientras paseaba bajo los pocos rayos de luz que se colaban entre las nubes, algo llamó mi atención, una figura abrigada subía la cuesta al lado de casa, al estar por el jardín delantero la podía ver claramente. Me acerqué lentamente a la entrada de casa y el cielo se empezó a volver más y más oscuro. El sospechoso seguía caminando, ignorando mi presencia, más bien, no se había dado cuenta de mi presencia.

Cuando llegue a la entrada el sospechoso todavía no había llegado a la entrada del jardín, algo blanco que paso delante de mis ojos me hizo levantar la mirada y poco a poco más cosas blancas caían del cielo, comprendí que estaba nevando y estire la mano para tocar aquella cosa blanca que al entrar en contacto con mis manos se deshacía.

Al volver la vista a la entrada la figura se había transformado en Dak-ho que estaba parado a unos metros, con una sonrisa y los brazos cruzados, observando como me maravillaba por esa fantasía. Acortó distancias y me abrazó fuertemente mientras susurraba que me había echado de menos y yo le contestaba exactamente lo mismo.

Nos separamos y cada vez nevaba más fuerte, el suelo a nuestro alrededor ya se empezaba a poner blanco y lo mismo pasaba con su gat y mi pelo, pero no teníamos frío alguno porque la felicidad que sentíamos al estar de vuelta juntos parecía más fuerte. Me coge por la cintura como siempre hace y me acerca a su cuerpo, mis manos automáticamente se apoyan en sus hombros y nos besamos, tierna y muy lentamente, subo mis manos a su cuello para entrelazarlas y juntarnos más.

Mientras nuestro alrededor se vuelve blanco y la nieve cae sobre nosotros y nos arropa en ese largo beso. Nos separamos y Dak-ho me cargó en brazos, tomándome por sorpresa y provocándome una risa, para después darme un beso en la punta de la nariz y caminar de vuelta a casa. 

DalryokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora