capítulo 11

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Acabamos toda la tarde haciendo un norigae de color morado y con varios nudos de colores oscuros y cuentas semitransparentes y de diferentes tamaños, pero dentro del color morado, para que no pierda la esencia principal del color. Mi suk es una experta y me ha ayudado bastante. Obviamente, el mío a su lado parece hecho por un niño de tres años jugando mientras que su madre trabaja.

Mi suk ha quedado encantada con nuestra tarde compartida, pese a que la he interrumpido bastante debido a mi inexperiencia y torpeza. Mientras Dak-ho ha seguido en su estudio y no ha salido hasta hace poco, su hermana se ha quedado en la habitación toda la tarde alegando que estaba cansada por el viaje. Antes de retirarme a preparar la cena le he enseñado el bordado de conejos que he confeccionado como regalo para Eun yeong y Mi suk me ha felicitado diciendo que le encantara, tengo pensado dárselo después de cenar.

Al tener visita he pensado en preparar más cantidad y variedad, como no el arroz y el kimchi no pueden faltar como acompañamiento, después pajeon y jjimdak de postres un té caliente para pasar la noche y Baesuk para acompañar el té y aportar más calor al cuerpo y poder pasar la noche, ya que las bajas temperaturas se empiezan a notar.

La hora de la cena pasó sin problemas, con tranquilidad y pocos comentarios, Mi suk comentó que se quería quedar con el norigae que había elaborado yo y pese a todas mis negativas y las consiguientes risas de Dak-ho y la tozudez de su madre decidí aceptar (más para que esta discusión sin sentido terminara) y tras la cena nos los intercambiamos.

Mientras Eun Yeong se había pasado toda la cena en silencio, al lado de su madre y lanzándome de vez en cuando alguna mirada de desprecio, que al pillarla desviaba la mirada. Tras el intercambio con Mi suk me acerqué rápidamente a ella para darle el bordado.

Komawo. - Dijo sin siquiera mirar el bordado y cogiéndolo con desgana mientras se retiraba de nuevo a su habitación, bajo la estricta mirada de su madre y hermano ante esas palabras y sin darles tiempo a decir nada.

Ambos se apresuraron en disculparse en su nombre tras haberse dirigido de manera tan informal sin haberlo hablado antes entre nosotras y que es una falta de respeto a sus mayores, no solo a mí, que intentan corregir lo antes posible. Le quité importancia al asunto diciendo que debía ser porque estaba cansada del viaje y que no pasaba nada, ya que solo era dos años más pequeña que yo. Aunque no sabía que eso solo era el inicio de lo que vendría más adelante y de que me arrepentiría por negarme a que recibiera su castigo a su debido tiempo.

Debería de estar acostumbrado a dormir en la misma habitación que Dak-ho y hace poco a compartir futón, pero ahora todo eso me inunda y más fuerte después de saber lo que siento hacia él, y se que me va a tocar aguantar todo lo posible por no incomodar ni ponerme nervioso ante su presencia a escasos metros de mí. Me costó dormirme debido a los nervios que sentía, pero al escuchar la respiración acompañada de Dak-ho logré dormirme escuchándolo.

Por la mañana desperté abrazado a Dak-ho, el cual también me estaba abrazando, al parecer por la noche hizo bastante frío y ambos nos buscamos mutuamente por algo de calor. Al tenerle tan cerca podía aspirar ese característico aroma a lavanda y a centrarme en aquel lunar que últimamente no paraba de buscar con la mirada. Y ahí me quedé durante un rato observando en silencio.

Lo que estuviera sucediendo al otro lado de estas cuatro paredes no me importaba lo más mínimo, simplemente quería quedarme así para siempre, entre sus brazos y sin ninguna sentencia de muerte por lo indecente del momento. Pero como todo momento de paz y felicidad tiene que terminar en algún momento.

Al notar a Dak-ho moviéndose para desperezarse intenté salir de entre sus brazos, pero él me abrazó más fuerte sin querer soltarme y cuando le mire a los ojos descubrí que también me estaba mirando, medio adormilado y el aire poco a poco abandonó mis pulmones sin saber qué hacer.

- Deberíamos quedarnos así un rato más, es muy pronto y hace frío. - El calor empezó a subirme por la espalda al escuchar su voz ronca y a subir todavía más cuando depositó un beso en mi cabeza antes de abrazarme de nuevo, haciendo que me tense, y acurrucar su cabeza contra mi pelo para después aspirar hondo y acurrucarse todavía más. Dejándome atrapado sin poderme mover y con la cabeza pegada a su pecho, escuchando los latidos de su corazón, los cuales hicieron que volviera a dormirme pese a lo tenso que me encontraba en esos momentos.

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Cuando por fin nos despertamos la incomodidad paso y al salir Mi suk había preparado un pequeño desayuno y sonreía bastante más de lo normal, según me comentó entre susurros Dak-ho. Eun yeong simplemente bufo al verme aparecer detrás de su hermano y se dio la vuelta para continuar entretenida con un trozo de tela.

La mañana pasó tranquila sin problemas ni interrupciones, al prepararme para lavar la ropa Eun yeong se ofreció para ayudarme, ya que ellas traían ropa sucia del viaje. De momento todo estaba marchando bien y tranquilo, la catástrofe llego cuando me dispuse lavar una chima de color azul que pertenece a Eun yeong, la cual hay que lavar con agua caliente por la delicadeza de la tela. Eun yeong sabía esto y decidió jugármela y después incriminarme.

- Gyu jin, aquí traigo un poco de agua fría para aclarar el jabón. - Eun Yeong caminaba con el balde de agua por delante, tapando parte de la visión pero con el suficiente margen para ver y maniobrar a tiempo.

Decidí ayudarla porque normalmente es Dak-ho quien lo transporta porque suele ser pesado y más lleno de agua. Agradeció mi ayuda y terminamos de acercar el balde al borde de la piedra, cuando me disponía a dejarlo en el suelo porque tenía que terminar de lavar la chima ella simplemente le di un pequeño golpe, lo suficiente para derramar toda el agua encima de la falda, haciendo que empiece a desteñirse y estropearse por el contraste de la temperatura del agua y el frío del ambiente.

Ella me miró con un extraño brillo en los ojos y una semi sonrisa para después salir corriendo entre llantos falsos llamando a su hermano. Tras aquellos extraños minutos decidí apresurarme e intentar salvarla la chima sin mucho éxito, así que la aparté y terminé de lavar y tender la ropa.

Al volver con la chima estropeada entre los brazos y los dedos doloridos por el frío me encontré a Eun yeong llorando en brazos de su madre y soltando entre sollozos que había sido mi culpa y que lo había hecho aposta, Mi suk le acariciaba el pelo y la tranquilizaba diciendo que no pasaba nada. No les dio tiempo de percatarse de mi presencia porque Dak-ho me cogió del brazo y me llevó a un sitio aparte para hablar.

- ¿Qué ha pasado exactamente Hwa ahn? - Las palabras que me dirige son duras, igual que la mirada y la pose de brazos cruzados que la acompaña. En una especie de reprimenda y enfado que intenta contener sin éxito.

- No se lo que te habrá contado Eun Yeong, pero ha sido un accidente por ambas partes. - Digo enseñándole la prenda, antes de añadir nada su voz me interrumpe, nunca lo había escuchado tan enfadado y no se si es por mi culpa, por lo que intentó encogerme todo lo que puedo.

- Hwa ahn. - Suspira y cuando le miro el enfado pasa a preocupación. Aparta la prenda de mis brazos, dejándola caer al suelo y me toma de las manos, a lo cual suelto un quejido bajo por el dolor provocado por el frío. Vuelve a suspirar antes de hablar. - Deberías tener más cuidado. ¿No estás herido? - Su comportamiento me confunde demasiado y no se si enfadarme y alejarme de él o dejarle hacer lo que quiera con mis manos para que entren en calor. Me decido por lo segundo porque empiezo a notar poco a poco los dedos otra vez y el calor me reconforta.

Jwesonghandeyo.

No te disculpes, lo principal es que estés bien. - Dice acercando mis manos a su boca para expulsar sobre ellas aire caliente y seguir frotando.

- ¿y tu hermana? - Preguntó con cautela después de unos minutos en silencio y con mis latidos inundándome los oídos.

- No te preocupes por ella. No es la primera vez que hace esto. - Silencio. - Perdóname por mi comportamiento de antes, estaba demasiado enfadado con Eun Yeong y la he tomado contigo. - No me dio tiempo a reaccionar o contestar porque Dak-ho me abrazó y no paraba de repetir en voz baja y con un poco de pena lo siento una y otra vez. Simplemente, le acaricié el pelo susurrando que no pasa nada.

DalryokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora